La Estación Espacial Internacional cumplió 100.000 vueltas a la Tierra. (NASA).

(CNN) – La próxima vez que la NASA escoja a un astronauta para vivir en la Estación Espacial Internacional, tal vez quiera mandar a Mr. Clean. Esto se debe a que científicos que usan un tipo de prueba con un guante blanco de alta tecnología encontraron algo en el polvo espacial ahí.

Resulta que los astronautas no están solos. Ellos comparten su ajustado espacio con algunos patógenos bacteriales oportunistas, que no habían sido detectados.

No se refieren a estas bacterias como “oportunistas” por nada, dijo Kasthuri Venkateswaran, quien trabajó en la investigación en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y es coautor del artículo en la más reciente publicación de la revista Microbiome.

Esta bacteria, por su propia naturaleza, “busca una oportunidad para volverse patógena”, dijo Venkateswaran. Esto significa que estas pequeñas pestes son básicamente inofensivas en la Tierra, pero bajo el ambiente extremo del espacio, podrían comportarse de manera diferente. La prueba de ADN que usaron los investigadores para identificarlas no pudo determinar si las bacterias podían perjudicar la salud de los astronautas, ya que esta se basa en un análisis genético, pero la microgravedad puede cambiar el comportamiento bacterial, según mostraron estudios anteriores.

Actualmente, los astronautas pasan seis meses en la estación espacial, pero ahora que la NASA está evaluando realizar una misión más prolongada a Marte —un viaje que podría tomar dos años— la agencia quiere asegurarse de que sus astronautas no estarán expuestos a nada que pueda dañarlos.

A fin de ser muy cautelosos, vale la pena monitorear la situación más cuidadosamente, dijeron los investigadores. ¿Exactamente cómo terminaron en la estación espacial la bacteria Corynebacterium (una bacteria que podría causar infecciones respiratorias) y la Propionibacterium (que podría causar acné)?

“Los humanos son grandes fermentadores”, dijo Venkateswaran. En otras palabras, las bacterias tomaron un viaje para ver la galaxia dentro de los propios astronautas. No es que los astronautas no se bañen. Es que los humanos naturalmente somos anfitriones de decenas de miles de millones de bacterias, en su mayoría inofensivas.

Un estudio anterior encontró que cuando entras a una habitación, añades 37 millones de bacterias al aire por cada hora que estés ahí. Venkateswaran cree que las bacterias se convirtieron en pasajeras en la carga útil. El cargamento se limpia, pero aparentemente, no lo suficiente.

Venkateswaran dijo que estas bacterias no son un nuevo inquilino en la estación espacial. Lo que ha cambiado es el método que se utiliza para encontrarlas. “Esta es la era del ADN”, dijo Venkateswaran. Su equipo ganó la oferta para usar la tecnología de ADN más reciente a fin de “predecir lo que sucede, en lugar de hacerlo por medio de una tecnología de 100 años de edad”. En otras palabras, ellos no querían traer un arma de la era progresista a una lucha contra una bacteria de la edad espacial.

El equipo comparó las muestras de polvo recopiladas en un filtro de aire y una aspiradora de la estación espacial con ambientes estériles del Laboratorio de Propulsión a Chorro en la Tierra. Había números mucho más altos de bacterias en la estación.

Existen diferencias entre los dos ambientes aparte de su ubicación. Las habitaciones estériles circulan aire fresco. La estación espacial debe volver a circular el mismo aire. Aunque solo hay seis personas a la vez en la estación espacial, ellos no salen de ahí durante meses, en comparación con las más o menos 50 personas que normalmente usan las habitaciones estériles y entran y salen de ahí.

Utilizar la más reciente tecnología de secuencias de ADN en estas muestras le dio al equipo de Venkateswaran un conocimiento mucho más detallado de qué había allá arriba y ahora con este estudio, la NASA ha establecido una línea base para poder monitorear exactamente qué tan limpia está la estación espacial y la limpieza de otras naves espaciales en misiones futuras.

Desarrollar un mejor biosensor para el espacio algún día también podría tener una mejor aplicación terrenal. Venkateswaran dijo que esto podría llevar a desarrollar un mejor biosensor para los aviones comerciales, lo cual podría tener como resultado un aire monitoreado de mejor forma e incluso, más saludable.