(CNN) – A Jeb Bush le tomará más que volar en Southwest Airlines y llevar su propio equipaje para convertirse en el inolvidable chico republicano.
Superado por los forasteros Donald Trump y Ben Carson, el que una vez fue el candidato favorito del Partido Republicano ha recortado el personal y los costos de su campaña y ha reclutado a sus familiares que fueron presidentes para tranquilizar a los preocupados donantes respecto a sus esperanzas para llegar a la Casa Blanca. Comenzando con el debate del miércoles por la noche, su campaña promete un candidato más hábil y agresivo, y está buscando en la historia a fin de encontrar estímulo.
No mucho tiempo antes de que él comenzara a despojar la estructura de su campaña, Bush habló acerca del resurgimiento que experimentó John McCain desde las cenizas, como un fénix, en 2007, cuando el senador de Arizona viajó en Southwest Airlines para ahorrar dinero y cargó su propio equipaje.
McCain regresó para ganar las primarias de Nuevo Hampshire y, finalmente, apoderarse de la nominación republicana, un trayecto que puso de relieve el hecho de que pocos favoritos del establishment logran alcanzar la nominación sin superar la crisis y el destacó el potencial del estado del granito a favor de los favoritos heridos del establishment para rescatar sus campañas.
“Cada nominado ganador y cada candidato presidencial ganador camina muchas millas solitarias a través del valle de la sombra de la muerte política… y la resiliencia es la principal virtud necesaria para la victoria”, dijo Steve Schmidt, un antiguo asesor de McCain, quien ayudó a diseñar su regreso. “John McCain entendió eso, al igual que lo hizo Barack Obama –mientras pasaba por la debacle del Reverendo (Jeremiah) Wright–, al igual que lo hizo George W. Bush, después de perder frente a John McCain en Nuevo Hampshire en el 2000, y así hay muchos otros ejemplos”.
Bush estrenará su relanzamiento en el debate presidencial del Partido Republicano en Colorado y en un desplazamiento posterior a través de Nuevo Hampshire.
Sin embargo, incluso durante los días más oscuros de sus candidaturas presidenciales, los últimos tres candidatos republicanos – McCain, Mitt Romney y George W. Bush– no enfrentaron el tipo de obstáculos que se ciernen sobre Bush.
Cada uno enfrentó un campo más débil de oponentes que en nada se aproximaban a los recursos de un Carson o un Trump u otros candidatos notables, como Marco Rubio y Ted Cruz.
El argumento de la certeza de Bush, el cual fue construido en torno a los 100 millones de dólares que su súper PAC recaudó en el primer semestre de este año, se ha evaporado. Ahora se ve encasillado en la imagen de un favorito afectado quien, con un bombardeo de recaudación de shock y pavor, fracasó en su tarea de sacar de la campaña a sus rivales.
Y los dos activos que él trajo a su campaña –experiencia y linaje político– ya no cuentan como fortalezas. El apellido de Bush, la herencia familiar y la imagen del establishment dificilmente ayudarán en una contienda secuestrada por extraños que se han subido a una ola provocada por el profundo disgusto de los votantes frente al status quo de Washington.
“Él está intentando tener un debate pragmático, muy práctico. Este no está siendo muy bien recibido”, dijo Ray Tweedie, un funcionario prominente del Partido Republicano en Nuevo Hampshire, quien señaló que las altas expectativas tempranas a favor de Bush ahora le duelen. “Si él no está en primer lugar por una gran diferencia, todos piensan que está acabado. Eso es difícil cuando estás luchando contra la narrativa”.
El relanzamiento
En lo alto de la lista de desafíos de Bush se presenta un déficit de carisma en el curso de la campaña y el hecho de que él simplemente no ha sido capaz de conectarse con los votantes de las bases, quienes no creen en su visión de un conservador que puede arreglar Washington y hacer que funcione.
El martes, Tim Miller, el director de comunicaciones de Bush, le dijo a Wolf Blitzer de CNN que Bush comenzaría a debatir con el argumento de que él es el único candidato en la plataforma del Partido Republicano que en realidad posee la experiencia y las capacidades para ser presidente.
“Lo que Jeb va a hacer es enmarcar esta contienda, ya que… él es el hombre que puede resolver los problemas que enfrenta Washington, D.C. Washington, D.C. está arruinado, es incompetente, está corrompido. Necesitamos a alguien con un historial conservador demostrado en quien los votantes puedan confiar”, dijo Miller.
Pero eso puede que no sea el gancho de venta que alguna vez fue. En marzo, el 57% de los votantes con tendencia republicana le dijeron al Centro de Investigaciones Pew que la experiencia y un historial comprobado eran las características más importantes en un candidato presidencial. Para septiembre, la cifra se había reducido al 29%.
Muchos de los conservadores enojados de las bases que han acudido a Carson y a Trump desean hacer estallar el sistema político en su totalidad, no quieren hacer que funcione de manera más efectiva, lo que plantea la posibilidad de que Bush sea simplemente el hombre equivocado en el momento equivocado.
El desinterés en Bush es un tema recurrente en innumerables entrevistas con votantes en estados de votación temprana. Las menciones de sus credenciales y su historial en Florida provoca un encogimiento de hombros colectivo. Los votantes usan frases como buen tipo, sustancial, competente, con experiencia –y el apodo mortal de Trump: “de baja energía”– para describirlo.
Tan a menudo como Bush se compromete a administrar “con el corazón” y ejecutar “con alegría”, algunos votantes también dicen que en las entrevistas él responde de manera impaciente, malhumorada e irritable respecto al proceso. Sus intentos por mostrar la pasión mediante sus respuestas agresivas contra Trump refiriéndose a él como una absoluta “broma”, no han producido ninguna ganancia medible.
La campaña ha luchado por recaudar pequeñas donaciones en dólares. Y la sensación persistente de que a los votantes simplemente no les gusta Bush ha mantenido a muchos recaudadores no comprometidos y a los grandes donantes de dólares decididamente al margen.
A menudo, Bush da la impresión de estar desesperado frente al giro que la campaña ha dado.
Un Trump hostigador le robó su manto como el candidato favorito y logró irritarlo. Carson lo ha superado en las encuestas a pesar de no tener historial político alguno. Y su protegido, Marco Rubio, se ha saltado la línea y está contendiendo contra su mentor… y va arriba de él en las encuestas.
¿Acaso Jeb Bush es un John McCain?
Las comparaciones entre Bush y McCain pueden no ser exactas.
Cuando McCain relanzó su campaña, él fue capaz de permitirse ser auténtico… como un inconformista incompleto que siempre busca el centro de una lucha política.
“McCain era un tipo común que podía arremangarse la camisa y sentarse a tu lado y decir: ‘cómo puedo ayudarte’”, dijo Tweedie.
Bush, quien es más tecnócrata y un operador político menos visceral, tendrá que demostrar que puede levantar una imagen de campaña similar y libre. El lunes, una fuente familiarizada con la estrategia de la campaña de Bush le dijo a Jamie Gangel de CNN que Bush ahora estaba “empoderado para decir lo que piensa”, que promete un desempeño mucho más fuerte en el curso de la campaña.
“Creo que el gobernador tiene que encontrar un camino. El consejo que le doy es que… mantenga su discurso base realmente corto y que permita que las personas hagan preguntas”, dijo Tweedie, quien describió a Bush como uno de los “mejores especialistas en diplomacia” dentro de la contienda y, por lo tanto, si logra trasladar su verdadero yo, será una buena opción para muchos republicanos que empiezan a examinar a fondo las cuestiones detalladas de las políticas.
Pero cuando McCain comenzó su largo ascenso de regreso en el bus al que llamó Straight Talk Express (el expreso que habla del manera directa) a través de Nuevo Hampshire, donde ganó más de 100 ayuntamientos, él ya había construido una reserva de buena voluntad entre los votantes de Nuevo Hampshire, quienes lo habían escogido como su candidato en una derrota sorpresiva contra George W. Bush en el 2000.
A los votantes del lugar ya les gustaba su marca de una política “Straight Talk” (plática directa) y su propia historia personal como un héroe de guerra que había sido capturado y encarcelado en Vietnam del Norte durante la Guerra de Vietnam.
Varios de los ex asesores de McCain observaron que una pieza clave de su éxito fue que reorientó la campaña y la mantuvo lejos de la narrativa acerca de sus ambiciones personales por una causa… la necesidad, tal y como él la percibió, por un aumento de las tropas en Iraq que aseguraran los intereses de la seguridad nacional del país. Se rodeó de veteranos y emprendió un recorrido “No Surrender” (No me rendiré) lo que provocó un aumento en el número de votantes en sus ayuntamientos, lo que, a lo largo del tiempo, se convirtió en una lenta reconstrucción de su campaña.
McCain cambió su fortuna, dijo Schmidt, al “dejar establecida la premisa: esto no se trata de que ‘voy a cambiar el giro de mi campaña’… sino de que ‘voy a pelear por este tema y estoy preparado para perderlo todo en el intento’. El primer requisito para tener un regreso al estilo de McCain es tener un tema al estilo McCain que te permita ir más allá del interés propio de tu ambición personal”.
Entretanto, Bush ha elaborado voluminosos documentos de políticas –incluyendo la última del martes sobre la reforma del sistema de subsidios–, pero no existe ningún tema que parezca haber tocado la fibra sensible dentro de los votantes.
Una competencia más dura
Desde el principio del ciclo de 2012, Romney se enfrentó a rivales de menor capacidad que la de Bush, y, como lo es ahora, el electorado del Partido Republicano se astilló entre una docena de candidatos del Partido Republicano.
A pesar de que los votantes coquetearon con los forasteros Newt Gingrich, Herman Cain y Michele Bachmann, los números de las encuestas de Romney nunca se deslizaron tan lejos como los de Bush lo han hecho. Ninguno de sus rivales tenía la ventaja dominante de la que ha disfrutado Trump, quien ha llegado a la cima de casi todas las encuestas nacionales desde julio. Además, el historial de negocios de Romney en momentos en que los votantes republicanos estaban inquietos por la economía –a pesar de que lo lastimó en la elección general– estaba más en sintonía con los votantes del Partido Republicano que lo que el mensaje de Bush está ahora.
Y la queja de Bush del fin de semana –que si todo el trabajo se tratara de frustrar el progreso en Washington, existen un montón de otras cosas “geniales” que podría estar haciendo en lugar de ser candidato a la presidencia– también podría dañarlo.
El comentario fue revelador porque demostró la impaciencia de Bush frente al proceso de su candidatura a la presidencia en la era de Trump y el desdén que mostró frente a los aspectos circenses de la campaña presidencial moderna. Pero también pareció insinuar un sentido del derecho de parte de un hombre que ya ha tenido un momento difícil al abordar la cuestión de la dinastía.
Los aliados de Bush insisten en que es demasiado pronto para entrar en pánico y que la contienda todavía está sin resolverse ya que muchos votantes apenas ahora empiezan a sintonizarse con la contienda. Ellos continúan prediciendo el colapso de los líderes de las encuestas, Trump y Carson… haciendo referencia a los candidatos favoritos fracasados como Bachman y Cain de los ciclos pasados.
“Lo que sucederá de ahora en adelante es que florecerá la persona verdadera que muchas personas ahora parecen estar cuestionando”, dijo el representante Carlos González, un legislador estatal de Nuevo Hampshire, quien respalda a Bush.
“Él viene con toda su fuerza, lo verás salir desde atrás y convertirse en el chico inolvidable”, dijo González.
Las cifras de las encuestas ofrecen algún estímulo para aquellos que creen que todavía no es demasiado tarde para Bush.
Después de todo, en la etapa equivalente de la contienda de 2008, McCain languideció detrás de Romney, y no lideró una sola encuesta en el estado hasta un mes antes de la votación.
Sin embargo, del lado negativo para Bush, la cifra del 18% en las encuestas para McCain era el doble que la suya, cuatro meses antes de las votaciones primarias, lo que mostraba una campaña que ya iba en camino a la recuperación… no una que todavía estaba sumida en la crisis.
Sin embargo, Neil Levesque, director ejecutivo del Instituto de Política de Saint Anselm College, también cree que Bush todavía puede ser un candidato muy eficaz si se concentra en Nuevo Hampshire y el tema de la contienda se torna hacia la elegibilidad.
“Creo que veremos cifras muy diferentes a las que vemos ahora a medida que nos acercamos al 9 de febrero”, dijo Levesque.
“Creo que el estado está hecho a la medida para él”, dijo Levesque, recomendándole a Bush que se sumerja en la interacción personalizada con los votantes en un estado que a menudo se decide hasta tarde… a pesar de que sus campañas primarias son tan largas. “Por lo que veo de las personas que acuden a sus eventos es que se van pensando ‘este es un hombre muy capaz’”.