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(CNN) – China es una nación que se encuentra en constante avance a medida que traza su curso económico y social. Pero a medida que el país se enfoca en el futuro, los esfuerzos por proteger su pasado se están quedando rezagados.

Estos son los cálculos sombríos –pero conservadores– de lo que se ha perdido:

Desde 1990, más de 404 hectáreas de callejones históricos y casas con patio tradicionales en Beijing han sido destruidas para dar paso a los rascacielos y edificios de oficinas.

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Grandes áreas de callejones históricos y casas con patio tradicionales en Beijing han sido destruidas.

En la última década, hasta 900.000 aldeas en China han desaparecido a medida que la rápida urbanización y el desarrollo sin control se ha extendido por el país.

Y, aunque parezca increíble, alrededor de un tercio de la icónica Gran Muralla China ha desaparecido debido a la erosión natural y a los daños ocasionados por los humanos.

“Es un sitio complicado”, dice Li Guanghan, el director del programa de China de Global Heritage Fund. “Es demasiado complicado como para asegurar que la preservación de todas las partes de la Gran Muralla reciban la misma cantidad de atención”.

Y así hemos llegado a esto. A pesar de todo su poder y destreza económica, China está luchando para proteger sus tesoros culturales, entre ellos la estructura misma que construyó para fortificarse hace siglos.

China tiene 48 sitios declarados patrimonio mundial, entre ellos la Gran Muralla. Los sitios protegidos que son parte de una lista a nivel nacional se benefician del financiamiento del gobierno central. Pero cuando se llega a un nivel provincial, salvaguardar las estructuras depende de los gobiernos locales.

Las maravillas arquitectónicas de China están en peligro

Debido a la falta de rendición de cuentas y de incentivos, los funcionarios chinos la mayoría de veces no están a la altura de la tarea.

“Por lo general, la protección de los sitios declarados patrimonio cultural no sería incluida en la clasificación política de evaluación de un funcionario local. Si se limpia el medio ambiente, podría obtener puntos adicionales por eso, pero no por la protección de un sitio histórico”, señala Li.

Afortunadamente, individuos como el empresario belga Juan van Wassenhove han intervenido para poner en marcha iniciativas audaces a fin de ayudar a salvar partes del pasado de China.

La transformación de un templo de la dinastía Qing en un hotel

Van Wassenhove es el fundador del Temple Hotel en Beijing. Lo que una vez fue un templo de la dinastía Qing fue convertido en una fábrica por el Partido Comunista antes de quedar en mal estado como un centro de clasificación de basura abandonado.

El antiguo templo de la dinastía Qing es ahora un hotel en funcionamiento

Junto con sus socios Chinos hace una década, van Wassenhove se dispuso a reconstruir y restaurar el histórico complejo de templos.

“Tan solo para limpiar el sitio se necesitaron 400 camiones de escombros, grandes camiones que tienes que trasladar por un pequeño callejón”, recuerda van Wassenhove.

“Pero la mayor batalla es que el estilo que adoptamos se llama ‘xiu jiu ru jiu’: preservar el material para no borrarlo todo y hacer algo nuevo. Las personas tuvieron un tipo de batalla, especialmente los funcionarios, para entender qué era lo que tratábamos de hacer”.

Su equipo trabajó por reutilizar la madera original y las baldosas mientras consultaba con la administración municipal de Beijing de patrimonio cultural a fin de asegurar la autenticidad del templo.

“Mi visión era que en esta época de crecimiento económico muy rápido, los chinos ricos estarían muy interesados en su propio patrimonio. Es solo cuestión de tiempo y esto es más o menos lo que pasó”.

Debido a que tienen más ingresos disponibles para gastar, un creciente número de chinos están viajando más. En el primer semestre de 2015, los turistas chinos tomaron más de 2.000 millones de vuelos nacionales. Ellos hicieron 3.600 millones de viajes el año anterior.

Como resultado, algunos de los destinos culturales más espectaculares de China se están desmoronando bajo la presión de este aumento en el turismo.

Los sitios declarados Patrimonio Mundial en China se ven amenazados por millones de turistas

La antigua ciudad de Lijiang ahora recibe a unos 8 millones de visitantes al año. A pesar de ser un sitio declarado patrimonio mundial por la UNESCO, se ha visto abrumado por bares de karaoke y tiendas de recuerdos.

La minoría étnica local naxi también se ha visto desplazada; muchos de ellos han alquilado sus hogares en el antiguo centro de Lijiang al comercio de turismo.

“Son más ricos, pero ¿son completamente felices?”, pregunta Mei Zhang, fundador de la compañía de viajes sostenibles WildChina. “No, porque el estilo de vida y las relaciones que construyeron con sus vecinos han cambiado”.

“Este, por desgracia, es el precio que están pagando”.

Limitar el número de visitantes para proteger las cuevas budistas

Una solución radical para salvaguardar los sitios culturales como Lijiang es limitar el número de visitantes, un enfoque que ha ayudado a preservar las grutas de Mogao en Dunhuang, un espectacular sitio de cuevas budistas famosas por sus estatuas y sus murales que datan de miles de años atrás.

Las grutas de Mogao en Dunhuang albergan algunas de las mejores colecciones de arte budista; los frescos rupestres fueron creados hace 1.650 años como eternos tributos a Buda, pero hoy en día están desapareciendo debido a la edad, las presiones turísticas y el cambio climático.

Para proteger sus tesoros, se adoptó un sistema de lista de espera para limitar el número de visitantes a 3.000 al día.

Expertos chinos en la Academia Dunhuang también se asociaron con el Instituto de Conservación Getty para abrir un centro de visitantes multimillonario a fin de mejorar la comprensión de las grutas, mientras se reduce el tráfico a pie en el sitio real.

“Dunhuang es un caso muy especial”, dice Li. “China lo hizo bien, porque en realidad es administrado por un instituto de investigación profesional, por lo que su interés principal está en el manejo de la conservación del sitio”.

Pero la conservación del patrimonio no gira únicamente en torno a proteger el pasado. También se trata del presente y el futuro, la creación de espacios para vivir que son relevantes para los chinos de hoy.

Nuevas formas de encarar el futuro

De vuelta en el Hotel Temple en Beijing, años de restauración han transformado el antiguo templo en un hotel de ocho habitaciones y una galería donde se llevan a cabo conciertos y exposiciones regulares, entre ellas la única instalación de James Turrell, Skyspace, en China.

El templo transformado encarna las ideas fundamentales de la conservación del patrimonio, al reunir a las personas para inculcar una sensación de historia compartida, pertenencia y confianza cultural.

“La identidad cultural gira en torno a la confianza, y cuando se tiene confianza, entonces puedes ser muy creativo”, dice van Wassenhove. “China va a ser muy innovadora, y creo que debe provenir de la conservación del patrimonio”.

Gracias a esa labor de conservación, un templo casi en ruinas en Beijing tiene una nueva vida y una nueva relevancia en la China de hoy. Es un desarrollo positivo en un país que a menudo destruye su pasado.