(CNN) – Para las generaciones que crecieron con sus comedias, no existía un actor que encarnara más a un alegre, juguetón y romántico galán que Rock Hudson.
Junto con la burbujeante Doris Day en Pillow Talk, Lover Come Back y otras comedias románticas de corte limpio, él era la viva imagen de la masculinidad heterosexual.
Todo el tiempo, el típico actor estadounidense escondía un secreto que podía terminar con su carrera: era homosexual. Hudson parecía preparado para llevar el secreto de su orientación sexual hasta la tumba, junto con el conocimiento de que había contraído VIH, el virus que causa el SIDA.
El origen de la relación del público con las celebridades y el VIH/SIDA puede ser rastreado hasta Hudson.
Treinta años después, con la llegada de los medicamentos sofisticados, las personas infectadas con VIH pueden tener una vida larga y plena. Eso ya no significa el final de la vida pública de una celebridad, una lección de atletas como Magic Johnson y Greg Louganis.
Eso es un buen presagio para el actor superestrella y chico malo, Charlie Sheen, quien el martes por la mañana le confirmó a Matt Lauer en el programa “Today” que ha sido diagnosticado con HIV.
“Mucho ha cambiado desde el tiempo Rock Hudson”, dijo Robert J. Thompson, un profesor de estudios de medios de comunicación de la Universidad de Siracusa.
“En cuanto al VIH, el largo tiempo que Magic Johnson ha vivido con el VIH y los muchos tratamientos que han surgido le han dado un nuevo contexto a la condición. No solo es el VIH; muchas estrellas ahora están confesando y haciendo conciencia sobre todo tipo de condiciones médicas: cáncer, enfermedad de Parkinson y otras”.
Ese no siempre fue el caso.
Celebridades que fueron obligadas a confesarlo
En la década de 1980 y a principios de la década de 1990, el SIDA era una sentencia de muerte, y el confirmar en público que uno era VIH positivo podía ser la sentencia de muerte para la carrera de una celebridad.
Sin embargo, muchos se vieron obligados a hacer pública su condición del VIH/SIDA. La elección de ocultar su condición fue arrancada de las manos de Hudson después de que hizo una aparición pública con Day en una conferencia de prensa en 1985. Su aspecto demacrado, el cual sorprendió a su coestrella, dejó claro que algo estaba mal con su salud.
La especulación de los medios de comunicación respecto a que Hudson tenía SIDA se intensificó después de que la estrella colapsó mientras buscaba tratamiento en Francia. Su portavoz confirmó su enfermedad el 25 de julio de 1985 y él murió unos cuantos meses después, el 2 de octubre de 1985.
La tan publicitada batalla de Hudson con el SIDA lo hizo convertirse en la primera de una larga lista de celebridades que luchaban con el estigma del virus y la tortuosa decisión de revelar o no el estado personal de cada una.
A medida que más personas mueren cada día por complicaciones de SIDA, las muertes del grandioso tenista Arthur Ashe, el artista Keith Haring y el virtuoso del piano Liberace, presionaron la enfermedad a la conciencia pública.
Pero eso no sofocó el supuesto de que solo los hombres homosexuales y las personas que se habían sometido a transfusiones de sangre estaban en riesgo de contraer la enfermedad.
Ashe se vio obligado a revelar su condición en 1992, después de enterarse de que un periódico planificaba publicar una historia acerca de su batalla contra el SIDA, enfermedad que dijo fue resultado de una transfusión de sangre durante una cirugía de bypass.
El líder de Queen, Freddie Mercury, inicialmente se negó a responder a las especulaciones de que tenía SIDA y confirmó su enfermedad tan solo un día antes de su muerte en 1991.
Eso es ahora una historia conocida: celebridades obligadas a revelar las condiciones médicas privadas debido al acoso de los medios. Incluso las acciones de Sheen fueron motivadas por las amenazas de historias sensacionalistas.
Un secreto muy bien guardado
Las figuras públicas como Robert Reed, Rudolf Nureyev y Anthony Perkins fueron capaces de mantener sus diagnósticos en privado hasta su muerte.
Los informes iniciales mostraron que el amado padre del Brady Bunch, Reed, murió de cáncer de colon en 1992. Pero su certificado de defunción, hecho público la semana después de su muerte, también declaró que estaba infectado con el VIH y que eso contribuyó a su muerte.
Sus compañeros de reparto dijeron que sabían que era gay, pero que él nunca habló de eso con ellos.
Barry Williams, quien interpretó a su hijo mayor en el programa y se refirió a Reed como un mentor, dijo que su confesión probablemente habría causado que el programa fuera cancelado. “Creo que habría perjudicado tremendamente su carrera”, le dijo Williams a ABC News.
El mundialmente conocido bailarín de ballet y coreógrafo, Rudolf Nureyev, quien murió en 1993, todavía era un bailarín muy popular en todo el mundo cuando supo que era VIH positivo en 1984. Tenía miedo de que Estados Unidos y otros países le negaran la entrada si se conocía su condición.
Fue tan solo después de su muerte que su médico reveló que Nureyev, quien le había dado permiso para hablar libremente después de su muerte, tenía SIDA.
“Pienso en todos los pacientes anónimos que sufren al ser condenados al ostracismo. Gracias a su fuerza y su combatividad, Rudolf vivió durante 13 o 14 años con este virus. Las personas deben saber eso”, dijo el Dr. Michel Canesi, según el New York Times.
Perkins, quien ilustremente representó a Norman Bates en la película Psicosis de Alfred Hitchcock, mantuvo su condición bajo estricta reserva, le dijo su esposa al Times. “Simplemente no quería que nadie lo supiera”, dijo Berry Berenson después de su muerte en 1992. “Pensó que si alguien sabía, nunca más le darían trabajo”.
Sin embargo, el estigma se iba levantando lentamente gracias a los esfuerzos de los educadores sobre el VIH/SIDA como Pedro Zamora.
Zamora, un miembro del elenco de la tercera temporada del programa The Real World de MTV, se convirtió en el rostro juvenil de la vida con el SIDA cuando apareció en el programa en 1994. Su tierna relación con su pareja Sean Sasser fue un punto de referencia para que los jóvenes aprendieran acerca de las relaciones homosexuales, así como también acerca de cómo se transmite el VIH.
El antiguo miembro del reparto de Real World y comentarista cultural, Kevin Powell, quien atravesó sus propios dolores de crecimiento en el programa y escribió sobre el hecho de convertirse en un hombre mayor de edad en el nuevo libro The Education of Kevin Powell, dice que gracias a una amada figura del deporte el estigma empezó a levantarse tan solo unos cuantos años antes.
“Esto ciertamente comenzó con Magic Johnson, un héroe y un ícono del deporte estadounidense, cuando anunció que él era VIH positivo”, dijo Powell en una declaración a CNN.
“Este fue un dramático e histórico punto de inflexión porque otros hombres como Rock Hudson, Freddie Mercury y Arthur Ashe, mantuvieron su condición de VIH en gran parte oculta debido a las agobiantes definiciones de la masculinidad, por la homofobia en los casos de Hudson y Mercury”.
Secretos ‘que te aíslan’
“Debido al virus VIH que adquirí, voy a tener que retirarme hoy de los Lakers”, anunció el grandioso Earvin “Magic” Johnson de la NBA, sentado junto a su esposa Cookie, en una conferencia de prensa en 1991.
El reconocimiento de Johnson conmocionó al mundo del deporte, y provocó que incluso los periodistas que cubrieron la historia lloraran abiertamente.
En ese momento, el VIH todavía se igualaba a una muerte segura en la mente del público, pero la revelación de Johnson finalmente causó un cambio radical en la percepción del virus y acerca de quién podía adquirirlo.
La ciencia estaba actualizándose, estaba desarrollando medicamentos que le permitieran a aquellos que habían sido diagnosticados con VIH vivir durante décadas sin desarrollar SIDA. Johnson, cuya infección del VIH fue detectada temprano y quien fue tratado por los mejores médicos, se convirtió en un barómetro indicador del progreso en ese campo.
Él incluso regresó a la NBA.
Johnson continuó sobreviviendo e incluso prosperó físicamente mientras tenía éxito en su negocio y en proyectos filantrópicos, una señal de que el hecho de vivir con VIH ya no era una sentencia de muerte. Él ha vivido públicamente con el virus durante 24 años.
El clavadista olímpico, Greg Louganis, se convirtió en otra personificación de la vida pública con el VIH cuando le reveló su condición a Barbara Walters y a Oprah Winfrey antes del lanzamiento de su libro de memorias: Breaking the Surface, en 1995.
“Sentí que estaba viviendo en una isla con apenas un teléfono para comunicarme con el mundo exterior, porque eso es lo que los secretos hacen”, le dijo Louganis a CNN el lunes. “Ellos te aíslan”.
Sin embargo, el medallista de oro desconfiaba de la reacción frente a su revelación, la cual se produjo cuatro años después de la noticia de Johnson.
“Yo no sabía en 1995 cómo iban a recibirlo”, dijo. “Yo no soy Magic Johnson. No soy un hombre heterosexual; soy un hombre gay. Recibí mucha antipatía, recibí mucha crítica. Pero era lo que necesitaba hacer por mí”.
Su apertura ha inspirado a otras figuras del deporte y la gente común para que comparta su condición de VIH, para que hagan pública sus condición de homosexuales o para que dejen las malas relaciones. La condición es solamente un aspecto de su vida, dijo.
“El hecho de que yo sea VIH positivo no define quién soy”.
Tanto la medicina como la percepción pública de la enfermedad han recorrido un largo camino, pero en 1995, las figuras públicas seguían muriendo. La sorprendente revelación de Eazy-E en ese año respecto a que estaba enfermo de SIDA trajo la conversación sobre el VIH a la comunidad del rap.
Como miembro del grupo de rap N.W.A., fue influyente en un género que se caracterizaba por exaltar la promiscuidad. El rapero, cuyo verdadero nombre era Eric Wright, reveló su condición poco antes de su muerte.
“No estoy diciendo esto porque esté buscando hacer del lugar a donde me dirijo algo más placentero”, dijo Wright en una declaración en ese momento. “Solo siento que tengo miles y miles de jóvenes aficionados que tienen que aprender sobre lo que es real cuando se trata del SIDA”.
Vivir en el presente
Para cuando el antiguo niño estrella de la serie “¿Quién manda a quién?” descubrió que era VIH positivo en marzo de 2003, él sabía que esa no era una sentencia de muerte.
Sin embargo, incluso con los cócteles de medicamentos que salvan vidas, “esto todavía es algo con lo que tendré que lidiar el resto de mi vida”, le dijo Pintauro a Oprah Winfrey en septiembre de 2015, cuando hizo pública su condición de VIH.
Pintauro, quien se declaró públicamente homosexual en 1997 y se casó el año pasado, mantuvo su estado en secreto durante 12 años. “Esto es un asunto importante, ¿sabes?”, dijo. “No es algo de lo que las personas realmente estén hablando en este momento”.
Revelar la condición de VIH positivo sigue siendo “algo importante” para cualquier celebridad. Sheen le dijo a Lauer que ha pagado millones de dólares para callar y mantener su diagnóstico en secreto durante los últimos cuatro años.
A pesar de sus temores, Sheen en gran medida ha sido apoyado por el público en los primeros momentos desde su confesión.
Powell atribuye esa reacción al poder que poseen las redes sociales y la telerrealidad para destruir los límites.
“Hemos visto a personas en charlas de televisión nacional que hablan sobre la raza, el género y el sexo, las relaciones, las adicciones e involucrándose en todo tipo de conducta, incluyendo a Charlie Sheen previo a su anuncio de que es VIH positivo”, dijo Powell.
“Esa es la razón por la que él ha sido aclamado en las redes sociales por haber dicho la verdad. Porque así de salvaje y disfuncional como ha sido la vida de Charlie, él realmente nos representa a nosotros y nosotros a él”.