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Opinión

La salvaje licencia: ¿se está derrumbando Europa?

Por Camilo Egaña

Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Encuentro. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.

(CNN Español) -- “No voy a repetir lo que ya han leído u oído. No voy a decir que lo que sucedió en París (…)  fue de un horror sin precedentes, porque no es verdad. No voy a decir que el mundo está junto a Francia, porque son palabras vacías. Ni voy a aplaudir la promesa de François Hollande de que va a ejercer una venganza “sin piedad”, porque no me lo creo. Lo que sí voy a decir es que así es exactamente como caen las civilizaciones”. Fin de la cita.

Son palabras del historiador británico Niall Ferguson, especializado en historia económica y financiera, que publicó el domingo el británico The Sunday Times.

Ferguson echa mano de un colega del siglo XVIII, Edward Gibbon, para trazar una inquietante similitud entre la masacre de París y los días finales del Imperio romano.

En Historia de la decadencia y la caída del Imperio Romano, Gibbon habla de “la hora de salvaje licencia, cuando toda pasión se inflamaba y toda restricción se levantaba”.

El historiador Ferguson sostiene que Europa se está derrumbando porque “a medida que aumentaba su riqueza, han disminuido su capacidad militar y su fe en sí misma” y porque “Europa ha abierto las puertas a los extranjeros que codician su riqueza sin renunciar a su fe ancestral”,  aunque admite que la mayoría llega con la esperanza de tener una vida mejor.

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“Pero también es verdad’’, sostiene Ferguson, “que casi todos tienen unas convicciones difíciles de conciliar con los principios de nuestras democracias liberales, incluidas nuestras ideas modernas sobre igualdad entre los sexos y tolerancia ante la diversidad religiosa y ante casi todas las tendencias sexuales”. Y el artículo termina con una oración lapidaria: “Pobre París. Víctima de la complacencia”.

El texto completo lo encuentran en este enlace, para que cada quien quiera lo lea con calma y se inquiete con calma. Porque el frenesí  no ayuda en nada… Por ahora.