(CNN) – Las compañías Pfizer y Allergan anunciaron su fusión por cerca de 160.000 millones de dólares, lo que representa el mayor acuerdo farmacéutico de la historia.
En uno de los tratos corporativos más grandes nunca antes vistos, Pfizer y Allergan anunciaron este lunes que se podrían fusionar para crear la farmacéutica más grande del mundo.
La fusión, que aún necesita aprobación regulatoria, podría traer las drogas más vendidas como Lyrica, Enbrel y Viagra de Pfizer, y Botox y Restasis de Allergan, bajo un mismo techo corporativo.
El trato, que cuesta aproximadamente 160.000 millones de dólares, podría ser el segundo más grande de todos los tiempos, de acuerdo con Dealogic, detrás del que llegaron dos firmas de telecomunicaciones en 1999. Las compañías dijeron que esperan que el negocio se cierre a finales de 2016.
Allergan, con oficinas en Dublin, es más conocida por ser la fabricante de Botox.
La compañía fusionada podría superar a líderes de la industria como Johnson & Johnson y Novartis en términos de ventas y valor en el mercado.
El súper acuerdo es también un ejemplo de la ola masiva de consolidación del mercado de salud y cuidado personal. Los fabricantes de drogas, aseguradoras, hospitales y farmacias han competido en los últimos años para fortalecerse en este campo, mientras que este paisaje ha sido alterado por el Obamacare y el envejecimiento de la población.
Un golpe en la economía del ‘Tío Sam’
El anuncio de Pfizer y Allergan espera ser controversial en círculos políticos.
El trato podría mover a Pfizer, compañía basada en Nueva York, a Irlanda —lo que haría que una de las grandes empresas reduzca su factura corporativa federal de impuestos.
Pfizer ha sido abiertamente crítico con la tasa de impuestos corporativos en Estados Unidos. El año pasado, cuando trató sin éxito de adquirir la compañía británica de medicamentos AstraZeneca, Pfizer no ocultó el hecho de que ahorrar en impuestos había sido una de las mayores motivaciones para buscar esta compra.
Las fusiones como las de Pfizer y Allergan son conocidas por ser inversiones fiscales. En tales negocios, grandes compañías estadounidenses compran empresas extranjeras pequeñas y luego cambian sus centros de operaciones (al menos en el papel) a la locación de la compañía más pequeña.
Burger King acaparó la atención de la prensa cuando compró la cadena de donas canadiense Tim Hortons y trasladó su domicilio a Canadá.
Estas inversiones son legales pero son criticadas, particularmente por los demócratas, como una manera de vencer al Tío Sam.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos dio a conocer nuevas normas el jueves para hacer más difícil a las compañías que hagan inversiones. Pero sin una acción del Congreso, no se espera que las reglas del Tesoro puedan parar los lazos entre Pfizer y Allergan.