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Nota del editor: Eric Liu es el fundador de Citizen University y el autor de varios libros, entre ellos ‘A Chinaman’s Chance’ y ‘The Gardens of Democracy’. Liu también fue escritor de discursos en la Casa Blanca y asesor político del presidente Bill Clinton.. Síguelo en Twitter: @ericpliu. Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las del autor.

(CNN) – ¿Es este un país libre del racismo? No del todo. Y quizás eso está bien.

En una encuesta de CNN/Kaiser Family Foundation, el número de estadounidenses que dicen que el racismo es un gran problema se ha elevado significativamente desde el 2011. Desde protestas en los campus hasta las campañas electorales, existen casos de tensiones raciales en todo el país.

Y debajo de todos ellos se encuentra un profundo cambio tectónico: por fin está ocurriendo una separación entre el hecho de ser blanco y ser estadounidense. Esto será doloroso a corto plazo, especialmente para los blancos. Lo que ocurra a largo plazo depende de cómo todos nosotros respondamos al dolor.

Eric Liu

¿Qué significa que el hecho de ser blanco y el ser estadounidenses se separen?

Desde los orígenes de nuestro país, se suponía que ser blanco era ser estadounidense, y se suponía que ser estadounidense era ser blanco. Eso aplicaba cuando escribieron la Constitución. Aplicaba durante la Guerra Civil. Aplicaba en la Segunda Guerra Mundial. Aplicaba en el movimiento por los derechos civiles.

En muchas partes de este país, sigue siendo el caso que si le pides a alguien que imagine a un estadounidense, no se imaginaría mi rostro. Ni siquiera se imaginarían el rostro de nuestro actual presidente. Ellos evocarían a alguien blanco, probablemente un hombre.

Pero ahora las cosas están cambiando, de manera rápida e inexorable. Una mayoría de los bebés que nacen en Estados Unidos ahora son de ascendencia no europea. En 25 años, Estados Unidos estará conformado en su mayoría por personas de color. Y esta revolución demográfica está ocasionando olas simultáneas de desesperanza y ansiedad… salud por el musical multicultural de hip-hop, ‘Hamilton’, junto a los llamados a la deportación de once millones de nuestros vecinos que en su mayoría son morenos.

Sobre la encuesta: Diversidad y realidad en EE.UU.: 5 conclusiones

Puedes sentir este flujo en tres hallazgos clave de la nueva encuesta: sobre el Sueño Americano, el racismo institucional y el privilegio blanco.

La mayoría de estadounidenses blancos que fueron encuestados creen que a ellos les irá peor que a sus padres. Eso tiene sentido, considerando la creciente desigualdad que existe en Estados Unidos. Pero sorprendentemente, la mayoría de estadounidenses de raza negra, especialmente los más jóvenes, ahora creen que tienen más oportunidades de lograr el sueño americano que sus padres.

La población de raza negra del grupo se vieron más afectados por la Gran Recesión que los blancos, ya que se beneficiaron menos de la recuperación e iniciaron en una línea base económica más baja. Entonces, ¿qué es lo que explica esta brecha racial de optimismo?

Quizá sea la realización, entre blancos y negros por igual, de que a medida que la sociedad se torna más diversa, el hecho de ser blanco no puede seguir siendo la norma por defecto: la sensación de oportunidad y movilidad relativa está aumentando para los negros y disminuyendo para los blancos.

Esto nos lleva a la segunda conclusión clave, sobre el racismo institucional. Los blancos, por un margen de dos a uno, creen que el racismo es un problema de individuos que son malos y no de instituciones que son influenciadas. Los negros y los hispanos están mucho más divididos en ese tema.

Los estadounidenses tienen el hábito de pensar en la responsabilidad individual en lugar de en la colectiva. En la Universidad de Missouri, por ejemplo, unos cuantos individuos malos efectivamente llevaron a cabo acciones racistas: bañar a estudiantes negros con epítetos raciales, untar una esvástica en un edificio y conducir un camión por el campus con la bandera confederada de los Estados Unidos.

Pero lo que hizo que el presidente de la Universidad de Missouri dejara su puesto no solo fue que él fuera lento para abordar estos actos individuales. Es que la lentitud e indiferencia ante las quejas daba muestras de un problema institucional más profundo: una negligencia que viene de forma natural cuando una estructura de poder de alumnos, administradores, donantes y legisladores está conformada por personas en su mayoría blancas y que no tiene el hábito de ver a través de los ojos de quienes no son blancos.

Esto no solo ocurre en la Universidad de Missouri o en Yale, donde estudiantes de raza negra han protestado y desafiado a la administración para que sea más abierta e incluyente. Estos puntos ciegos y parcialidades implícitas son comunes en los salones de juntas y en los salones de clases en todo el país.

De ahí viene el tercer hallazgo notable, acerca del significado del privilegio.

La mayoría de los blancos encuestados admitieron que ser blancos ha sido una ventaja para ellos desde el punto de vista social y económico. Sin embargo, ellos también insisten en que las personas deberían ser juzgadas por mérito y que las personas de color que se encuentran rezagadas en términos económicos son responsables de su propia situación.

Una palabra dura para describir esto es la negación. Una palabra más compasiva es la autojustificación.

Querer justificarse a sí mismo y el lugar de uno es un impulso humano universal, el de no tener que ser el tipo malo en nuestra propia historia. El autor C. Terry Warner, en su libro ‘Bonds That Make Us Free’, describe este instinto de manera sucinta: te acuso para justificarme. Si en algún nivel yo sé que tengo una ventaja injusta e inmerecida, mi reflejo es desviar la atención hacia tus propios defectos y errores.

El privilegio blanco es real. Eso no significa que todas las personas de raza blanca sean afluentes o vayan en ascenso. No significa que todas las personas de raza blanca sean culpables, y que quienes no son blancos sean inocentes. Esto significa simplemente que desde hace mucho tiempo ha sido más fácil en la vida cotidiana —vivienda, vigilancia, la banca, las compras y contrataciones— ser blanco en Estados Unidos que no serlo.

Eso debe cambiar. Está empezando a cambiar. Y la forma en la que nosotros —los estadounidenses de distintas razas— navegamos por este cambio depende de nuestra capacidad tanto para la complejidad y la compasión. ¿Podemos encontrar un lenguaje sobre la raza que no sea tan blanco y negro, de manera literal y figurada?

Los latinos ahora son la grupo racial más grande en Estados Unidos. Los estadounidenses asiáticos son el grupo de inmigrantes de más rápido crecimiento, y existen cifras de estadounidenses de raza mixta que van en aumento. (La encuesta de CNN/Keiser Family Foundation incluye las opiniones de los últimos dos grupos, pero el tamaño de la muestra no era lo suficientemente grande como para separarlos).

Y a medida que aceptamos la complejidad, ¿podemos vernos unos a otros con compasión?

Enfrentar la raza puede ser un proceso para justificarse a uno mismo, en el que actuamos y atacamos. O puede ser un proceso maduro que inicia con el hecho de que cada uno de nosotros se imagine cómo es ser otra persona, y termine con que cada uno asuma la responsabilidad… por el país que heredamos, uno que prefería a los blancos en todos los aspectos, y el país que queremos crear juntos, uno que no puede tener estas preferencias.

Esto no es “superar el asunto de la raza”. Es superar la ilusión de que la raza puede ser superada sin que se trabaje en ello. Habrá dolor. Pero como dicen en el gimnasio, el dolor no es más que la pereza que sale del cuerpo.