Hive ha emprendido esfuerzos no convencionales para hacer que las personas piensen de manera diferente acerca de esta crisis social.

(CNNMoney) – Ante la escalada de la crisis mundial de refugiados, una start-up quiere demostrar que hay muchos estadounidenses dispuestos a ayudar. Hive, una firma neoyorquina creada en 2014, está financiada por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y tiene como misión principal implicar a más estadounidenses en el drama de esta población.

“Estados Unidos es el mayor donante de ayuda para los refugiados. Y acoge más que cualquier otro país”, afirma Brian Reich, director de Hive. Pero en términos de la sensibilización del público y la recaudación de fondos, no está en la delantera, reconoce.

“No es que no ayuden a los refugiados. Es que no es un tema que los estadounidenses en general piensen a conciencia, discutan o actúen al respecto”, agrega. Hive quiere que eso cambie.

En Estados Unidos, 10 millones de personas donan anualmente a organizaciones benéficas que atienden causas globales. Pero sólo un millón da apoyo filantrópico a iniciativas vinculadas con refugiados, según un análisis de Hive.

Por esta razón Hive emplea una doble estrategia para mejorar esos números: Usa el modelado predictivo de datos para identificar los “puntos calientes” en todo el país, en donde los ciudadanos participan, y están involucrados en problemas sociales como el cambio climático, los derechos de los homosexuales y los refugiados.

“Estamos trabajando con el mismo equipo de análisis de datos que estaba detrás de la campaña del presidente Obama en 2008”, detalla Reich.

En un primer momento Hive analizó los datos públicos de 280 millones de estadounidenses para localizar ciudades donde hay un apoyo inexplotado a los refugiados.

“Nos fijamos en cosas como las personas que tienen pasaporte, porque quienes viajan más tienen una comprensión diferente del mundo y de los desafíos que enfrentan los refugiados”, refiere el directivo.

El apoyo a los refugiados proviene tradicionalmente del noreste, Washington D.C. y el sur de California. Pero la start-up ha encontrado nuevas zonas sin explotar: Boston, Raleigh, Denver, El Paso, Miami y Houston.

El segundo paso consiste en diseñar campañas que animen a la gente a actuar. “La narrativa que usa la ONU para contar a los estadounidenses la historia de los refugiados no parece estar resonando suficiente”, destaca Reich.

Así que Hive ha emprendido esfuerzos no convencionales para hacer que piensen de manera diferente sobre la crisis social. Durante los ‘playoffs’ de las grandes ligas de béisbol de este año, la empresa eligió como público objetivo a los aficionados del béisbol en Chicago, Houston, Saint Louis y Nueva York. Emitió anuncios en las redes sociales que relacionaban un hecho clave sobre la crisis de refugiados con las estadísticas de ese deporte.

Por ejemplo, en Nueva York, un anuncio decía: “Diariamente 42.000 nuevas personas se ven obligadas a huir de sus hogares. El equivalente al aforo del estadio Citi Field, hogar de los Mets de Nueva York”.

Hive también imprimió 1.500 calcomanías con la frase “Jesus was a Refugee” (Jesús era un refugiado) que se distribuyeron cuando el Papa Francisco visitó Estados Unidos en septiembre.

Y para sensibilizar a los millennials, lanzó la campaña ‘Friendsgiving’, un guiño al hecho de que muchos jóvenes estadounidenses celebran Acción de Gracias con amigos en lugar de la familia. La web incluye recetas, así como tarjetas imprimibles que animan a las personas a discutir la temática de los refugiados con sus amigos y familiares.

“Los estadounidenses tienen buen corazón. La mayoría quiere hacer el bien, pero sólo necesitan un pequeño empujón”, afirma Reich.