La menor de 11 años, conocida como Happy, denunció que fue golpeada y abusada físicamente por la estrella de cricket de Bangladesh, Shahadat Hossain.

(CNN) – La conocen como “Happy” (feliz), pero cuando Mahfuza Akhter fue encontrada con contusiones y llorando por las calles de Daca, era cualquier cosa menos feliz.

La antigua empleada de 11 años –que vivía en casa de sus patrones– de uno de los héroes del cricket de Bangladesh está en el centro del que quizás es el mayor juicio contra una celebridad que el país alguna vez haya visto.

Ella afirma que fue abusada por la estrella internacional de cricket, Shahadat Hossain, y su esposa, Nritto Shahadat, mientras trabajaba en su casa.

“Solían golpearme con palos, utensilios de cocina, me daban puñetazos y me arañaban. Me abofeteaban mucho”, dijo, señalando una inconfundible cicatriz en su rostro.

Hossain y su esposa están ambos bajo custodia policial, acusados por represión infantil y por emplear a una menor de edad. El abogado de Hossain dice que él es inocente y que no estaba en casa el día que Happy se escapó.

El abogado rehusó hacer comentarios en nombre de su esposa, pero el 1 de diciembre, a Shahadat le concedieron una fianza temporal por causas humanitarias pues tiene un bebé pequeño.

Shahadat Hossain y su esposa, Nritto Shahadat, son escoltados por seguridad durante su comparecencia en el juzgado en octubre.

La historia de Happy

La joven empleada doméstica dice que fue enviada a trabajar en casa de la pareja por su abuela. No sabe dónde están sus padres, pero dijo que sus parientes necesitaban el dinero.

“Mi tío no tenía trabajo, mi abuela estaba enferma, no teníamos nada de dinero. No había otra opción mas que enviarme a la casa a trabajar”, le dijo a CNN.

Ella dice que estaba encerrada en la casa de ellos y que la obligaban a dormir en el baño. “No me daban comida formal. Por lo general me daban las sobras que ya no servían”, dijo.

Ella buscaba una oportunidad para escapar; había decidido que prefería mendigar en las calles que vivir en la casa.

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Happy dice que decidió correr el riesgo cuando la otra empleada de la casa abrió la puerta. “Cuando la empleada de la casa entró, ella abrió la puerta. Mientras la puerta estaba abierta, yo salí corriendo de la casa”.

Dice que no podía correr muy de prisa y que iba cojeando.

“Sentía mucho dolor. Mientras caminaba por la carretera, las personas me veían. Me cubrí el ojo porque tenía una contusión y me dolía. En un punto, quedé exhausta y me senté a la orilla de la carretera”.

Una imagen tomada por la policía de Bangladesh cuando encontraron a Happy.

Estaba allí un periodista local, Mojammel Hossain, quien dice que la encontró y la llevó al hospital, y la policía de Bangladesh fue alertada por sus afirmaciones.

“La niña tenía heridas considerables… varias partes de su cuerpo estaban dislocadas, tenía los ojos hinchados y tenía una cantidad considerable de contusiones”, le dijo el inspector general de la policía de Bangladesh, Nazrul Islam, a CNN.

La policía emitió un recurso para Hossain y su esposa después de que ambos huyeron de su casa de Daca. Los agentes llevaron a cabo redadas en varios lugares, incluyendo la casa en el pueblo ancestral de Hossain y en la residencia de su suegro.

Cuatro semanas más tarde, la policía arrestó a la esposa de Hossain en casa de sus padres, en Daca, y al día siguiente, Hossain se entregó. La pareja pronto compareció ante el tribunal pero les negaron la libertad bajo fianza.

Un héroe bangladesí

Las acusaciones hechas contra Hossain y su esposa han horrorizado a Bangladesh… en especial a la generación más joven, muchos de quienes lo consideran un héroe.

El rápido lanzador de 29 años de edad hizo su debut con la selección nacional en 2005, y ha continuado jugando en 36 juegos de criquet entre los equipos de las estrellas de diferentes países y en 51 eventos ‘One Day International’ para su país.

Él ha ganado más de 100 palos de cricket a través de ambas versiones del juego y es el único lanzador bangladesí que es parte del Lord’s Honour’s Board… un logro respetable para un jugador de cricket.

Desde entonces, la Junta de Cricket de Bangladesh suspendió a Hossain de todas las formas de cricket hasta nuevo aviso.

Foto de Shahadat Hossain en un entrenamiento en Old Trafford el 3 de junio de 2010 en Manchester, Inglaterra.

El trabajo infantil

Los activistas de los derechos humanos dicen que la mano de obra de niños menores de edad es un problema bastante común en Bangladesh, un país de 156 millones de habitantes y el octavo más poblado del mundo.

Bajo la ley del trabajo de Bangladesh, aprobada en 2006, es ilegal emplear niños menores de 14 años.

A partir de ese año, se creía que alrededor del 13% de los niños de Bangladesh entre 5 y 14 años desempeñaban trabajo infantil.

Alrededor de 421.000 de esos niños –niñas en su mayoría– trabajan en el trabajo doméstico.

“En nuestros libros de historia, leemos sobre los esclavos, la servidumbre por deudas, el trabajo forzoso, pero todavía sucede… muchas niñas pequeñas no tienen libertad, no tienen infancia”, dijo Salma Ali, defensora y presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Abogadas de Bangladesh.

Happy está alojada en un refugio del que se encarga la asociación, donde Ali y Happy aceptaron hablar con CNN.

Robin Abdullah Chowdhury, activista social en Daca, dijo que muchas otras chicas jóvenes que trabajan como servicio doméstico también son abusadas.

“Las ayudantes domésticas que son menores de edad no tienen idea en absoluto a lo que se comprometen. De alguna manera terminan en estas casas sin tener otra opción. En la mayor parte de las casas, la ley no es aplicada para estos niños”, dijo Chowdhury, quien está al frente de Sporshok, una organización que tiene el propósito de aumentar la conciencia de las personas más ignoradas y vulnerables en la sociedad.

Chowdhury dijo que el alto número de niños trabajadores podría remontarse a las creencias tradicionales sobre el papel de los niños para apoyar a las generaciones mayores. “La ideología cultural de que cuantos más hijos tienes, más financieramente segura es la familia, también es un factor muy importante detrás del problema del trabajo infantil en Bangladesh”.

Happy espera tener una nueva vida en el refugio en donde está conociendo nuevos amigos.

Una nueva vida

De regreso en el refugio, Happy dice que ella temía que tendría que vivir en la casa para siempre. Ella no está enojada con su abuela, quien sugirió que ella tomara el trabajo.

“Me di cuenta que mi familia necesitaba dinero y que yo no tenía un trabajo con el que pudiera apoyarlos. Así que personalmente acepté… nadie tuvo que presionarme ni siquiera para que pensara en ello”.

Al preguntarle qué quiere hacer cuando sea grande, ella dice con una sonrisa: “Quiero ir a la escuela, quiero ir a la universidad y luego convertirme en actriz”.