(CNN) - Fue un clásico “momento Putin”.
Su conferencia de noticias formal “de fin de año” del 17 de diciembre, en una enorme sala llena con casi un millar de periodistas y transmitida en vivo por todas las principales cadenas de televisión y sitios web rusos.
Una pregunta acerca de Turquía y la razón por la que derribó un avión de combate ruso en noviembre.
El presidente Putin todavía estaba furioso. Con un aire despectivo y un resoplido, descargó una lluvia de insultos.
“Si alguien en el liderazgo turco decidiera lamer a los estadounidenses en cierto lugar –no sé si ellos actuaron correctamente o no– no sé si los estadounidenses necesiten eso”.
Risas, e incluso aplausos de algunos de los reporteros rusos. Los periodistas extranjeros se veían atónitos.
Lo que Putin omitió fue el verdadero final de esa expresión rusa: “lamerle a alguien el tras**o”. Pero todos los rusos en la sala sabían lo que él quiso decir.
Vladimir Putin tiene una boca presidencial que utiliza para crear un gran impacto.
El público lo escuchó por primera vez en septiembre de 1999, cuando Putin era un primer ministro desconocido. Rusia fue golpeada con varios atentados terroristas mortales en edificios de apartamentos. Al jurar venganza, Putin no se contuvo: “Vamos a perseguir a los terroristas en cualquier lugar”, dijo. “Eso significa, si me disculpan, que los agarraremos en los baños y que, finalmente, los exterminaremos hasta en las letrinas”.
Esa sucia manera de hablar escandalizó a muchos rusos. Ellos nunca antes habían escuchado algo semejante a eso proveniente de un líder. Pero eso también levantó su espíritu, un líder de mano dura y vigoroso cuidaba de ellos y pelearía a fin de protegerlos.
Unos cuantos meses después, el enfermo presidente, Boris Yeltsin, renunció y Vladímir Putin tomó las riendas como el presidente de Rusia.
Pero él no cambió su manera de hablar.
En 2002, en una reunión de una cumbre, un periodista extranjero le preguntó al presidente si Rusia estaba reprimiendo los derechos humanos en la república separatista de Chechenia, donde la mayoría de las personas son musulmanas.
“Si realmente estás listo para convertirte en un radical islámico y estás listo para circuncidarte, te invito a Moscú”, le contestó. “Tenemos un país con pluralismo religioso y tenemos expertos en eso. Te recomiendo hacerte la operación para que nada te vuelva a crecer”.
La circuncisión masculina es practicada más por los musulmanes que por cualquier otro grupo religioso.
El primer traductor se quedó sin palabras y farfulló un intento por explicar lo que Putin tenía en mente. “Eh… eh… eh, eh… ven a Moscú…” Otro traductor entró en su ayuda: “Si te quieres hacer una circuncisión… eres bienvenido… y todos son tolerados en Moscú”. No se proporcionó traducción con respecto a cualquier cosa que no vuelva a crecer.
El sentido del humor de Putin a menudo muestra un giro irónico en sí mismo. “Si una abuela tuviera ciertos indicadores sexuales, ella sería un abuelo”, dijo en junio de 2006, al responder a una pregunta sobre las sanciones contra Irán.
Michele Berdy, quien escribe una columna acerca del idioma ruso para el periódico The Moscow Times, ha seguido durante años el estilo retórico de Putin. Ella piensa que “es una forma de ser como el chico de la casa de al lado”.
“Siempre pensé que era una forma controlada de llegar al: ‘Hey, todos somos tan solo como uno de los chicos, sentados alrededor de la mesa, que toman cervezas rápidamente y que hablan sobre la vida de la manera en que realmente es’”, añade.
El presidente ruso ocasionalmente se desvía y entra en las expresiones campesinas, las cuales, ocasionalmente presentan un desafío en su traducción.
“Uno de los primeros fue la referencia a una cabra cuando Tony Blair se encontraba de visita”, recuerda Michele Berdy.
“Por encima de nosotros está Alá, por debajo de nosotros hay cabras”, es lo que el intérprete de Putin tradujo de lo que él le estaba diciendo al antiguo primer ministro británico. Pero un artículo del Moscow Times explicó que la palabra rusa para cabra tiene una segunda traducción –bastardo o algo aún más ofensivo– e insinuó que el intérprete sufría de excesiva modestia.
“Implicaba cabras, prisiones y alusiones que creo que los traductores entendieron pero con lo que no tenían idea de lo que debían hacer”, añade Berdy.
Pero no tenían idea de lo que quiso decir cuando menospreció una pregunta sobre su supuesta riqueza en el 2008, con esta ocurrencia: “¡Semejante basura! ¡Ellos la sacaron de sus narices y la embadurnaron en sus papeles!”
Los putinismos se han hecho famosos en Rusia y no hay problema con el hecho de que a menudo hacen alusión al sexo.
“Me han preguntado cuándo empecé a tener relaciones sexuales”, dijo Putin en julio de 2006, en una conferencia por Internet. “No recuerdo… lo que recuerdo exactamente es cuando lo hice la última vez. Eso sí puedo explicarlo con puntos y comas”.
Muchas de las ocurrencias son lanzadas con aparente ira, lo cual ayuda a consolidar la imagen machista de Putin.
“También es esta especie de lenguaje sucio ‘entre hombres’, en donde siempre habla mal de alguien, donde se burla de alguien”, dice Berdy. “Al igual que los turcos lamiendo a los estadounidenses. Es un insulto y es para evidenciar su menosprecio por los turcos y por los estadounidenses en el proceso”.
En diciembre de 2011, jóvenes vestidos con cintas blancas en sus abrigos se reunieron en las heladas calles de Moscú para protestar contra lo que dijeron que habían sido unas elecciones parlamentarias ‘arregladas’.
Con una sonrisa ridiculizó el símbolo de su movimiento de protesta. “Hablando con franqueza”, dijo, “cuando vi esas pequeñas cintas, pensé que era algún tipo de acción contra el SIDA. Me da vergüenza decir que me pareció que llevaban condones puestos”.
Ese comentario enfureció a la oposición y las expresiones ordinarias de Vladímir Putin no han sido bien recibidas por muchas personas que pertenecen a la clase educada de Rusia, los intelectualistas. Para ellos, el hecho de hablar el idioma ruso adecuado y literario es altamente valorado. Pero, de hecho, cuando Putin no está haciendo chistes subidos de tono, habla un excelente ruso.
“Esa es la razón por la que siempre he pensado que caer en esto es sumamente estratégico”, observa Michele Berdy. “Él decide cuando quiere dejar a un lado el ruso literario de calidad y entrar en el ruso que no es clásico”.
Los putinismos decididamente no son políticamente correctos (PC), pero el lenguaje PC ahora es una mala palabra en Rusia. Algunos rusos se burlan de Occidente por rajarse al hacer un pobre intento para no insultar a nadie.
Para la mayoría de los políticos estadounidenses o europeos sería imposible hacer comentarios como los de Putin.
Sin embargo, en Rusia, estos parecen ser parte de la atracción política de Putin. Después de todo, ¿quién puede dejar de entender esta abreviada explicación que lanzó acerca de cómo debe funcionar la ley:
“Todos tienen que entender, de una vez por todas, que tienes que obedecer la ley todo el tiempo, y no solo cuando te agarraron ‘en un determinado lugar”.