HANGZHOU, China (CNN) – La extraña colección de voces atraviesa el aire frío de Beijing y los sonidos emanan de un pequeño y ordinario cuarto trasero.
Dentro, se encuentran alrededor de 20 personas, la mayoría en sus sesentas y más. Ellos están cantando canciones sombrías de la Revolución china, con mucho dolor y encantadoramente desafinada.
Ellos se llaman a sí mismos un coro, pero en realidad, no están ahí para cantar. Están allí para ayudarse unos a otros en su dolor.
Cada persona en el coro es padre de un hijo único y el hijo único de cada persona ha muerto.
“Nunca superaré el dolor”, dice Yang Chunhai. Su hijo murió de leucemia el año pasado de tan solo 31 años de edad.
“Mi hijo me dijo que mientras estuviera vivo que siguiera viviendo mi vida, así que eso es lo que estoy haciendo aquí en este grupo”.
Él habla con una dolorosa resignación que muchos en el grupo comparten, al saber que con la muerte de su hijo, la oportunidad de continuar con el nombre de la familia se ha desvanecido.
‘Dinero del vientre’
Yang es una de los cientos de millones de parejas chinas afectadas por la política del hijo único del país.
La ley declaraba que la mayoría de parejas chinas solamente podían tener un hijo cada una. El 1 de enero, la ley cambió para permitir que las parejas tengan hasta dos hijos.
Sin embargo, la política del hijo único estuvo vigente durante tres décadas, a veces de maneras brutales. Los grupos de derechos han dicho durante mucho tiempo que los abortos forzados y esterilizaciones eran algo común.
A las parejas que podían darse el lujo se les permitía pagar multas a cambio de tener más de un hijo.
“Las tarifas de apoyo social en realidad son un método para que las autoridades locales amasen dinero”, dice el abogado Wu Yoshui.
Wu es un abogado que dice que los gobiernos locales dependen en gran medida de las multas de planificación familiar para ayudar a financiar sus operaciones.
Su interés en este tema surgió hace algunos años, cuando uno de sus clientes le dijo que ellos habían pagado una multa de solo algunos cientos de yuanes a un oficial local para poder tener un segundo hijo.
Wu dijo que la multa era mucho más baja, ya que había oído que otros habían pagado multas que ascendían a cientos de miles de yuanes. Sospechaba que las multas se redujeron para animar a que la gente pagara, en lugar de disuadirlas de tener más hijos.
Una investigación que realizó confirmó esto.
Wu envió cartas a cada una de las 31 provincias de China pidiendo información sobre la cantidad de dinero generado de las multas de política de un solo hijo en el 2012.
Veinticuatro provincias respondieron, y en conjunto reportaron que generaron 20.000 millones de yuanes o 3.200 millones de dólares.
“Los civiles lo llaman ‘dinero del vientre’ porque todo es generado de los vientres de las mujeres”, dijo Wu.
Medio millón de encargados de hacer cumplir la ley
Hacer cumplir la política y recolectar esas multas conlleva una increíble mano de obra. El gobierno dice que casi medio millón de personas trabajan para la comisión de planificación familiar.
Forman una burocracia profundamente arraigada que ha ayudado a crear toda una generación de hijos únicos.
“No soy optimista sobre la nueva política, porque creo que los abortos forzados simplemente continuarán para las parejas que tienen más de dos hijos”, dijo Wu.
También considera que los gobiernos locales seguirán siendo muy agresivos en la imposición de multas a las familias, ya que aún tendrán que depender de las multas para los ingresos.
Para gente como Yang, las interrogantes sobre el futuro son irrelevantes. Él y otros en el coro se lamentan por el pasado.
Él dice que su hijo era muy amable y se queda sin poder emitir palabra cuando habla de ello.
Si las cosas cambian para otros en el futuro, dice, ya no le preocupa.