Décadas después, Mohan recibió una notificación por correo electrónico sobre una ruta de vuelo desde Hong Kong –en donde reside actualmente– hasta Mongolia. "Solo me fui sin planificar mucho, solo me dirigí hacia allá. Realmente no sabía cuál era la historia y por qué iba hacia allá".

(CNN) – En las montañas salvajes del oeste de Mongolia, donde en el invierno las temperaturas bajan hasta los -40°C, solo sobreviven los más fuertes.  

El fotógrafo Palani Mohan, quien nació en la India y creció en Australia, descubrió esto por las malas, cuando se embarcó en un ambicioso proyecto para documentar a los últimos cazadores con águilas kazajos de Altái.
 
“Solo hay de 50 a 60 de los que considero que son los verdaderos cazadores con águilas que todavía están vivos. Ellos están envejeciendo y cada invierno se lleva a unos cuantos más”, le dice Palani a CNN.  

Se piensa que los kazajos de Altái son únicos en su tradición de cacería.
 
En primer lugar, el cazador sube a una montaña a caballo, sosteniendo su águila real. Desde la cresta de la montaña, ellos esperan y observan. Cuando encuentran la presa –por lo general un zorro–, el cazador le apunta y el águila participa en la matanza.  

Los cazadores kazajos de Altái utilizan águilas para cazar presas.

Palani Mohan tenía 17 años y vivía en Sídney cuando por primera vez vio en un periódico a uno de estos cazadores con águilas que llevaba puesto un abrigo de piel de zorro. La imagen permaneció con él.  

Décadas después cuando estaba viviendo en Hong Kong, recibió una oferta de un vuelo con descuento hacia Mongolia.  

“Solo me fui y no planifiqué mucho”, dice. “Poco después de que llegué ahí, me di cuenta de que allí había una historia más grande, una que necesitaba ser contada”.  

En un proyecto de cinco años de duración, Mohan realizó cuatro visitas, y se quedó allí durante más de un mes en cada ocasión, donde a menudo vivió con los mismos cazadores.  

“En muchas ocasiones la única razón por la que regresaba era porque estaba muy enfermo”, comenta. “Mis manos estaban congeladas, mis pies estaban hechos un desastre. Tuve serias dificultades para lograr mantener calientes las baterías de mi cámara. Esto ha sido lo más difícil que haya tenido que hacer alguna vez”.  

A menudo Mohan se vio forzado a regresar a casa a causa de enfermedades provocadas por las severas condiciones.

Además de luchar contra las condiciones extremas, Mohan también tuvo que lidiar con la imprevisibilidad de las águilas.  

“Las águilas no se sientan para que las fotografíes, son pájaros salvajes”, dijo. “Siempre perdía las imágenes. No existe nada más frustrante que ver una imagen que deseas capturar y que luego desaparezca como el agua en un plato de mármol caliente”.  

Las águilas a menudo están en movimiento, lo que hace que obtener el momento para la imagen perfecta sea una tarea difícil.

A pesar de las dificultades, Mohan realizó un ensayo fotográfico que comprende 90 imponentes imágenes, plasmadas en un nuevo libro. Estas cuentan la historia de un bello pero crudo paisaje, una raza fuerte y resistente de cazadores y el extraordinario vínculo que desarrollan con sus águilas.  

Mohan dice que, de manera deliberada, él le dio a las fotografías una sensación de profundidad y misterio mediante un espectacular efecto bitonal.  

“La peculiar sofisticación en estas imágenes significaba que merecían ser fotografiadas en blanco y negro”, dijo. “Además, no había mucho color. El paisaje era marrón, el águila era de color gris oscuro, la ropa de los cazadores era oscura y sus rostros se veían avejentados, lo cual funciona realmente bien en blanco y negro”.  

Ya que únicamente quedan entre 50 y 60 auténticos cazadores con águila, el deseo de Mohan es registrar su cultura.

Además de producir una obra de arte, el objetivo de Mohan también era darles vida a los sujetos y registrar su cultura antes de que sea demasiado tarde.  

“Espero que las personas comprendan que esta gente sigue viviendo de este modo y no es algo que venga de un museo”, dice. “Pero esto está cambiando y evolucionando, y la generación más joven en realidad no quiere convertirse en cazadores con águilas”.  
Mohan tiene la esperanza de regresar pronto a las montañas para enseñarles a sus nuevos amigos el legado visual que pronto dejarán tras ellos.  

“A su parecer yo era increíblemente extravagante, no entendían por qué seguía regresando al frío y dejaba a mi familia en Hong Kong”, agrega. “Pero tengo la esperanza de que cuando regrese con una copia del libro, que haré traducir al kazajo, quizás ellos puedan lograr comprenderlo”.