La Dr. Vanessa Van Der Linden, la neuropediatra que alertó por primera vez de la crisis por microcefalia en Brasil, mide el craneo   de un bebé afectado por el padecimiento en Recife.

RECIFE, Brasil (CNN) — Cuando Rafaela Oliveira dos Santos, de 20 años, dio a luz a su segundo hijo en octubre de 2015, no se imaginaba los desafíos a los que se enfrentaría.

Su bebé, Luiz Felipe, nació con microcefalia, un trastorno neurológico muy raro que tiene repercusiones físicas y mentales a largo plazo, y que se ha relacionado con el virus del Zika, un virus transmitido a través de un mosquito que se está propagando por toda América.

“Al principio no estaba preocupada porque el médico de donde di a luz no me dijo que algo estuviera mal”, dijo Santos mientras acunaba a su bebé. “Hasta que encendí la televisión ese día, me enteré del zika”.

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El virus del Zika se detectó por primera vez en Brasil en abril de 2015. Lo transmite el mosquito Aedes aegypti, que también propaga el dengue, el chikungunya y el virus del Nilo Occidental. Aunque los síntomas son relativamente leves (fiebre, erupciones cutáneas y dolor articular), las autoridades de salud de todo el mundo creen que el virus se relaciona con el aumento en los casos de microcefalia: los bebés nacen con la cabeza anormalmente pequeña.

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Luiz Felipe es uno de los más de 4.000 casos que se han reportado en Brasil en los meses pasados, lo que representa un aumento considerable respecto a los 147 casos que se registraron a nivel nacional en 2014.

El estado de Pernambuco sufre la pobreza y la sequía y ha sido el más afectado: allí se registró el 33% de los casos recientes. El hospital Oswaldo Cruz, en Recife, la capital del estado, se ha vuelto el principal centro de triaje para las madres confundidas de todo el estado.

“Un día llegaron dos o tres casos; luego llegaron cuatro; luego llegaron veinte”, dijo Angela Rocha, epidemióloga pediátrica que ha atendido a muchos de estos niños. “Ahora no sabemos cuándo va a parar. Es una enfermedad para la que todavía no hay vacuna y la única forma de controlarla es eliminando el vector”.

Gran parte de las madres afectadas, tales como Santos, viven en casas precarias cerca de aguas estancadas y de sistemas de drenaje en los que medra la hembra del mosquito transmisor.

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Para controlar la propagación, el ministerio brasileño de salud anunció un plan para desplegar más de 220.000 soldados en todo el país con el fin de tratar los posibles sitios de anidación de larvas, tales como barriles y macetas.

Los médicos recomiendan a las mujeres embarazadas que usen repelente de mosquitos y blusas de manga larga durante el día. Algunos, como Rocha, incluso recomiendan que pospongan sus planes de embarazarse.

“Todo el mundo tiene que estar en alerta”, dijo Rocha. “Aún no sabemos qué magnitud puede alcanzar”.

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Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), el zika ya se ha detectado en más de 25 países. Las autoridades de Río de Janeiro se comprometieron a fumigar las sedes de las Olímpicos de 2016 diariamente a partir de abril.

En cuanto a Luiz Felipe, Santos dijo que seguirá llevándolo a fisioterapia tres veces por semana mientras esté de permiso por maternidad. Debe volver a su trabajo como empleada de una tienda en marzo. Como es la única proveedora de su familia, teme a los desafíos que enfrentará para brindar atención a su hijo a largo plazo.

“Solo Dios sabe qué limitaciones tendrá. Los médicos dicen que podría perder la vista, la audición, su capacidad de caminar o que podría tener daño cerebral grave”, dijo Santos. “Lo que me da fuerzas es el amor que siento por él y el saber que no está solo”.