Los votantes de Iowa darán el banderazo inicial para la carrera a la Casa Blanca en el que se elegirá al sucesor de Barack Obama a partir de 2017.

(CNN) – Nadie dijo que la democracia sería fácil.

Los votantes de Iowa por fin emitirán sus veredictos el lunes en los campos presidenciales demócratas y republicanos en las intrincadas y peculiares asambleas partidistas del estado, lanzando oficialmente la contienda hacia la Casa Blanca del 2016.

Sin embargo, junto con los privilegios que tiene Iowa de ser unos de los primeros de la nación viene la responsabilidad. Después de todo, los exigentes activistas políticos del estado pueden hacer o destrozar campañas que han sido minuciosamente reconstruidas durante años en una sola noche.

Así que es lógico que las asambleas partidistas impongan algunas cargas inusuales en los votantes. En las asambleas partidistas de Iowa, a diferencia de las primarias en todo el país, no puedes librarte con solo jalar una palanca en una cabina de votación con cortinas en cualquier momento del día que sea conveniente.

En cambio, los fuertes residentes de Iowa deben asistir a reuniones públicas en gimnasios escolares, centros de arte, iglesias, bibliotecas, restaurantes e incluso estaciones de bomberos en 1.681 recintos para votar por un candidato. El proceso es mucho más largo —puede durar varias horas— y mucho más complicado que una votación primaria. Así que, hemos ofrecido una guía para entender cómo funciona el ritual de votación de Iowa.

¿Cuándo inicia todo?

Las reuniones de las asambleas partidistas para los demócratas y republicanos de Iowa inician a las 7:00 p.m., horario central, o a las 8:00 p.m. para la costa este. Cualquier persona que se presente a tiempo puede participar. Pero no llegues tarde. Una vez que las puertas se cierran, no pueden entrar los rezagados.

¿Acaso los demócratas y republicanos llevan a cabo su asamblea partidista de la misma forma?

No.

Así que, ¿cómo funcionan las asambleas electorales del Partido Republicano?

El proceso del Partido Republicano es el más simple.

Las reuniones de las asambleas partidistas comienzan con el Juramento a la Bandera y luego los activistas se van directo al evento principal… eligen a sus candidatos presidenciales en una votación vinculante.

Cada campaña tiene la oportunidad de que un representante ofrezca un discurso final por si hay algún votante indeciso antes de una votación secreta. Algunos sitios de las asambleas partidistas podrían usar una papeleta impresa. Otros simplemente escriben el nombre de un candidato en un trozo de papel.

Los totales sin procesar de los votos son contados por funcionarios locales del partido y se envían a la sede del Partido Republicano de Iowa, donde se lleva una cuenta.

¿Y los demócratas?

El sistema de asambleas partidistas de los demócratas es un poco más intrincado.

Tan pronto como inician las reuniones, los asistentes deben declarar una preferencia por un candidato.

Por lo general, los partidarios de cada aspirante a la presidencia buscan dónde posicionarse físicamente alrededor de la habitación. Las personas que aún no logran decidirse se unen a un grupo conocido como “no comprometido”.

Allí es donde se complican las cosas. Con el fin de ser considerados “viables”, un grupo debe despejar un cierto umbral… por lo general alrededor del 15% de todos los votantes de las asambleas partidistas en cada distrito electoral.

Una vez que los votos de la primera ronda son contados, ninguna persona que ha quedado atascado en un grupo que no es “viable” tiene la oportunidad de alinearse con un candidato que ha pasado el umbral.

Este año lo más probable es que los partidarios de Martin O ‘Malley, que aduras penas han logrado un solo dígito en las encuestas, tendrán que luchar en muchas reuniones de las asambleas partidistas para formar una coalición “viable”.

El exgobernador de Maryland opina diferente, ya que dijo en un ayuntamiento de CNN el lunes por la noche: “mi mensaje a los simpatizantes de O’Malley en todo este estado es el siguiente: manténganse firmes en la asamblea partidista”.

Pero es una de las realidades crueles de las asambleas partidistas que si el grupo de O’Malley es demasiado pequeño, toda la determinación del mundo no será suficiente, y sus seguidores tendrán que decidir si se unen a los partidarios de la exsecretaria de Estado Hillary Clinton o del senador de Vermont, Bernie Sanders, durante un segundo recuento… conocido como un “período de realineación”.

¿Es esa la única diferencia?

No. Un aspecto controvertido de la asamblea partidista de los demócratas es que no hay voto secreto.

Eso significa que la gente tendrá que vivir con el voto que emitieron frente a sus amigos y vecinos durante los próximos cuatro años. Y los débiles de corazón podrían ser susceptible a la presión de contemporáneos más vehementes.

Por lo tanto, un candidato que gana la primera ronda de una asamblea partidista no está en casa a salvo. Aun así, pueden llegar a perder si sus seguidores no pueden ganarse a los partidarios de los candidatos eliminados por no pasar el umbral y en cambio ven que ese apoyo es dado a alguien más… una de las razones por la que la organización y capacitación de los jefes de distrito es tan crucial para las campañas.

También es la razón por la que la segunda opción de los votantes para un candidato presidencial es tan importante en la asamblea partidista demócrata.

Una vez completado el recuento final, los funcionarios locales resuelven cuántos delegados de un recinto logra enviar cada candidato a la convención del condado local, el siguiente paso en un proceso que terminará en la Convención Nacional Demócrata en Filadelfia en julio.

¿Quiénes llegan a votar?

Para algunos votantes, es todo un problema.

Así que el electorado real en las asambleas partidistas solo es una fracción de los recuentos de los demócratas registrados y republicanos que votarán en el otoño. Esa es una razón por la que a menudo se oyen quejas de que las asambleas partidistas difícilmente son el proceso más democrático… especialmente tomando en cuenta la influencia desproporcionada del estado en la contienda presidencial.

En general, la participación en la asamblea partidista ha sido de alrededor del 20% de los votantes registrados en cada partido en los ciclos electorales recientes.

En el 2004, por ejemplo, había medio millón de demócratas registrados en Iowa, pero solo alrededor de 124.000 se presentaron la noche de la asamblea partidista, de acuerdo con el Caucus Project de Iowa en la Universidad de Drake.

En el 2012, había 614.000 republicanos registrados del estado “ojo de halcón”, pero solo 121.000 asistieron la noche de la asamblea partidista.

La excepción a la norma ocurrió en el 2008 durante la contienda electrizante entre Clinton y el entonces senador por Illinois Barack Obama… que cumplió la promesa de llegar a nuevos votantes.

La impresionantes cifra de 239.872 demócratas acudieron a participar… una cifra equivalente a casi el 40% de los votantes registrados del partido.

Tanto el republicano y promotor inmobiliario Donald Trump como Sanders sueñan con tal participación el lunes por la noche.

El senador de Vermont, sin embargo, advirtió el martes que probablemente no alcanzarían el aumento repentino que alcanzó Obama.

“Francamente, no creo que podamos. Lo que Obama logró en el 2008 es extraordinario”, dijo Sanders.

¿Pueden participar los independientes?

Otro aspecto que enoja a los críticos es la manera en que los independientes son excluidos: solo demócratas o republicanos registrados pueden participar.

En teoría, las personas que no se hayan registrado previamente para votar pueden llegar a un sitio de la asamblea partidista y hacerlo. Y es posible cambiar de afiliación de partido en la noche. Sin embargo, el sistema aún es criticado por mantener alejados a los votantes más moderados y a menudo conduce a una percepción de que solo los votantes radicales, más comprometidos participan.

Hubo frecuentes rumores encubiertos de la campaña de Clinton en el 2008 de que el sistema injustamente ayudó a Obama, quien contendió a la izquierda de la exsenadora por Nueva York.

Clinton aún estaba enojada en el 2012, cuando le dijo a su amigo Sidney Blumenthal en un correo electrónico, publicado recientemente, que las asambleas partidistas eran “criaturas de los extremos de los partidos”.

¿Cuándo sabremos quién ganó?

Los resultados finales tabulados serán declarados por los partidos demócrata y republicano. Todo podría estar listo entre alrededor de las 11:00 p.m., hora del este, y la medianoche. Pero poco después que las puertas de la asamblea partidista cierren, CNN debería poder informar en relación hacía donde se dirige la contienda y comenzar el proceso de proyectar un ganador y estimar el conteo de delegados.

Los funcionarios de Iowa esperan que no se repita el debacle en el 2012. En esa noche, Mitt Romney fue declarado ganador por solo ocho votos sobre el exsenador de Pensilvania, Rick Santorum, quien nuevamente está contendiendo este año. Pero un recuento certificado emitido unas semanas más tarde determinó que Santorum ganó por 34 votos.

Para entonces ya era demasiado tarde: Santorum había sido privado del ímpetu que representa una victoria en la asamblea partidista de Iowa. Romney estaba en buena racha y había ganado en Nuevo Hampshire, cuando se dirigía a la nominación del Partido Republicano.

¿Habrá alguna señal de un ganador antes que eso?

El elevado nivel de compromiso que se les exige a los participantes de la asamblea partidista es una razón por la que es tan difícil predecir la votación… nadie puede decir exactamente quien participará.

Esta vez, por ejemplo, Sanders y Trump tienen su esperanza en sus operaciones políticas neófitas que motiven la participación de miles de nuevos votantes que nunca han asistido a las reuniones de la asamblea partidista en el pasado.

El enigma del número de votantes podría servir de indicador sobre quién sucederá el lunes por la noche.

Si hay informes iniciales de que los residentes de Iowa acuden a los sitios de la asamblea partidista en números inusualmente altos, hay una buena probabilidad de que sea una agradable noche para Sanders y Trump. Si no es así, debes esperar que Clinton y el senador de Texas, Ted Cruz, estén entusiasmados celebrando la victoria.