Cuando recién llegó a Estados Unidos, Jesús necesitaba la ayuda de sus compañeros y   traducciones en línea para seguir el hilo de sus clases. Ahora, se expresa con fluidez en inglés y escribe en ese idioma.

Nota del editor: Este es el tercer capítulo de una serie sobre Jesús y su familia, inmigrantes guatemaltecos que viven con incertidumbre por el temor de ser deportados de Estados Unidos. Para leer el capítulo anterior, haz clic aquí.  

(CNN) - Jesús escucha el sonido del autobús escolar incluso antes que cruce en la esquina de su calle.

“Creo que ya viene”, le dice a su madre, mientras se coloca la mochila en un hombro y se dirige a la puerta sin decir adiós.

El primer día en su nueva escuela fue el peor día de su vida.

En Guatemala, sus notas eran tan buenas que él fue el representante de su departamento en la actividad del “Congreso por un día” en su país. Nada de eso parece importar en una clase a miles de kilómetros de distancia en Estados Unidos. No hablaba inglés y nada de lo que las personas decían tenía sentido para él. Esa noche, les dijo a sus padres que nunca más regresaría.

Antes de hacer amigos en EE.UU., Jesús pasaba mucho tiempo solo jugando con su computara y viendo videos en YouTube.

Ahora, él bromea con ellos con que podría esconderse debajo de la escuela para seguir estudiando ahí en lugar de regresar a Guatemala. Le sorprende la forma en la que los maestros usan la tecnología en la clase y la forma de vivir en un país donde el gobierno se interesa en sus estudiantes lo suficiente como para proporcionar buses escolares y financiar su educación.

Cuando sus maestros descubrieron que Jesús aún estaba aprendiendo inglés, cambiaron su horario y lo unieron con un estudiante cuyos padres son mexicanos. Mientras Jesús trabajaba en ampliar su vocabulario, pusieron sus lecciones en Google Translate para permitirle que llevara el hilo de las clases. Tuvo dificultades al principio, pero pronto empezó a sacar A y B.

Un día, su amiga que hablaba español se volvió hacia él, llorando. Alguien le había gritado “Regresa a México, de donde vienes”. Las palabras le dolieron, a pesar de que Jesús no estuvo ahí para escucharlas. Ella no es de México, pero sus padres sí lo son. Jesús no es de México, pero dice que eso no importa.

“Para mí, ella es más que una amiga; es como una hermana. Los guatemaltecos y los mexicanos permanecemos juntos. Todos somos hispanos. Ellos no solo la discriminaron a ella”, dice. “Me discriminaron a mí”.

Sin embargo, después de conocer a Jesús, cada vez más de sus amigos empezaron a decirle a sus maestros que querían aprender español. Ellos lo veían en el pasillo y le decían “hola” para hacerlo sentir bienvenido. Con un tono de Mississippi en su voz, les respondía “hello” o “hey”.

Pronto aprendió muchas palabras más en inglés, pero esas dos siguen siendo sus favoritas.

No por cómo suenan, dice, sino porque es muy triste decirle adiós a las personas.

Sigue esta historia aquí en el siguiente capitulo, y en las próximas entregas diarias en CNNEspanol.com.

Capítulo 1: Más allá de la frontera: la vida en el limbo para una familia inmigrante en EE.UU.

Capítulo 2: “¿Temen por sus vidas?”