(CNNMoney) – China está haciendo un acto de equilibrismo con el yuan.
La moneda se desplomó frente al dólar a comienzos de este año, alimentando la agitación en los mercados de todo el mundo. Pero recientemente ha recuperado gran parte de esas pérdidas, dejando a los inversionistas adivinando hacia dónde se dirigirá ahora.
A pesar de algunas reformas recientes, Pekín todavía conserva un control significativo sobre el comercio del yuan. Sin embargo, su tarea se ha vuelto mucho más complicada en medio de una desaceleración del crecimiento económico y de los esfuerzos por lograr la aceptación mundial de su moneda. Enormes sumas de capital han salido de China, y el banco central del país ha tenido que rascar más en sus reservas en moneda extranjera para apuntalar el yuan.
El gran temor es una fuerte devaluación del yuan que “podría desencadenar una significativa volatilidad del mercado financiero, generando ondas de choque que afectarían a la economía mundial en general”, dijo Andrew Colquhoun, director senior de Asia para la agencia de calificación Fitch.
Los funcionarios chinos dicen que no tienen intención de dejar que eso ocurra. Estas son algunas de las opciones que tienen a su disposición para tratar de evitar una crisis de ese tipo, aunque ninguna de ellas es la panacea:
1) Medidas drásticas: controles de capital incluso más estrictos
Los analistas han estimado que cientos de miles de millones de dólares —quizás hasta 1 billón de dólares— salieron de China el año pasado. Cuando el dinero sale del país, significa que los inversionistas están cambiando sus yuanes por dólares, euros y otras monedas, ejerciendo presión sobre el yuan.
China ha tratado de compensar eso mediante el uso de su vasto arsenal de divisas extranjeras para comprar yuanes. Es una estrategia que usan muchos países, pero puede cobrar un precio en las reservas de los bancos centrales.
Algunos expertos han sugerido que Pekín podría tratar de frenar la cantidad de fondos que están fluyendo a través de sus fronteras, fortaleciendo los controles.
En este momento, los individuos solo pueden mover un máximo de 50.000 dólares fuera del país cada año. Sin embargo, este límite no ha sido suficiente como para detener los flujos de salida, ya que la gente ha encontrado maneras de eludir las normas.
“Los controles más estrictos de capital lucen como la línea de menor resistencia para las autoridades chinas”, dijo Colquhoun. Pero solo serán una “solución temporal”, advirtió, ya que “la experiencia sugiere que los hogares y las empresas son ingeniosas para idear formas de burlar los controles”.
Tal medida también iría en contra de las reformas orientadas al mercado que Pekín ha perseguido en los últimos años. El gobernador del banco central del país, Zhou Xiaochuan, dijo en una rara entrevista con una revista de negocios china el fin de semana que no tenía intención de seguir ese camino.
Aun así, Colquhoun, dijo que ya existe “evidencia anecdótica de que los reguladores ya han adoptado un enfoque más estricto para hacer cumplir los controles existentes”.
2) Mantener el rumbo: seguir interviniendo
La opinión está dividida sobre si el enfoque actual de China de consumir sus reservas de divisas para manejar el yuan es sostenible.
Quemó un récord de 108.000 millones de dólares en diciembre y otros 99.500 millones de dólares el mes pasado, llevando su provisión restante a 3,23 billones de dólares, su nivel más bajo desde 2012.
Eso aún representa “un botín sustancial”, dijo Rajiv Biswas, economista en jefe para Asia y el Pacífico de IHS Global Insight. Sin embargo, advirtió que “la matemática alrededor de este rápido ritmo de agotamiento de las reservas de divisas en los últimos meses es simplemente insostenible durante cualquier extensión de tiempo”.
Sin embargo, algunos expertos creen que la presión sobre el yuan se desvanecerá.
“Creemos que lo más probable es que las salidas se reducirán durante los próximos meses cuando el colapso económico que muchos están esperando no suceda, a medida que las expectativas de una mayor depreciación se desvanezcan, y a medida que las empresas terminen reduciendo su nivel de deuda en moneda extranjera”, dijo Mark Williams, economista en jefe para China de Capital Economics.
“En estas circunstancias, es lógico que el PBOC actúe e intervenga para limitar la volatilidad del tipo de cambio”, dijo Williams, usando la abreviatura en inglés del nombre oficial del banco central, el Banco Popular de China.
3) Hacer más: intensificar las reformas
El gobierno de China ha discutido durante mucho tiempo la posibilidad de limpiar sus empresas estatales, gigantes corporativos que van desde bancos hasta empresas mineras que a menudo son criticadas por su ineficiencia y despilfarro.
Muchos analistas han defendido la idea de reformar el sector estatal como un paso positivo para la economía en el largo plazo, pero en gran medida han sido solo palabras y no acciones por parte de Pekín.
Derek Scissors, economista de la firma de análisis de datos China Beige Book, dice que abordar la cuestión ahora podría ayudar a resolver lo que él llama una “crisis de confianza” en la capacidad del gobierno para manejar los cambios que experimenta la economía en desaceleración de China.
“Si el gobierno dijera: ‘Dejaremos de forzar capital en sectores pésimos, en los que solo va a morir’, creo que obtendríamos menos salidas y un uso más productivo de capital”, dijo Scissors. “Y se iniciaría un círculo virtuoso, en lugar de un círculo vicioso”.
Pero sería un paso doloroso, sin un marco de tiempo confiable en el que China empezaría a ver resultados mesurables.
Modernizar las poderosas empresas de propiedad estatal, que emplean a millones de personas, es también un campo minado en lo político, dijo Scissors. El éxito dependerá de la cantidad de capital político que Xi Jinping estaría dispuesto a quemar al presionar por este tipo de reformas difíciles.
4) Incrementar: elevar las tasas de interés
Una herramienta tradicional de política monetaria para tratar de disuadir las salidas de capital es elevar las tasas de interés para hacer más atractiva la inversión en un país.
Pero tal movimiento es casi seguro que profundizaría la desaceleración económica de China y acumularía más presión sobre las empresas fuertemente endeudadas y los gobiernos locales. Es más, el opaco sistema financiero de China dificulta determinar exactamente quién sería el más afectado por las tasas más altas.
Muchos analistas esperan que Pekín flexibilice aún más la política monetaria el próximo año en lugar de ajustarla. El banco central ya ha recortado las tasas seis veces desde finales de 2014 en un esfuerzo por estimular la economía.
Pero más recortes de las tasas crearían un dolor de cabeza distinto para China, ya que podrían aumentar la presión sobre el yuan para que se deprecie.