(CNN) - China ha cerrado el Tíbet para los viajeros extranjeros desde el jueves pasado y hasta finales de marzo, le dijeron tres agentes de viajes a CNN. Pero con o sin extranjeros, el turismo a la aislada región montañosa está en auge.
El cierre ha sido un suceso anual desde 2008 cuando la capital tibetana de Lhasa fue sacudida por causa de disturbios que se relacionaban con el aniversario de un levantamiento contra el gobierno de Beijing.
Las autoridades también han dejado de emitir permisos de viajes para extranjeros con poco tiempo de anticipación durante este periodo.
Sin embargo, los operadores de tours y los hoteles dicen que esto no afecta mucho en sus negocios, ya que los turistas nacionales chinos están deseosos por ver las praderas llenas de yak y los picos cubiertos de nieve de la región.
Y las autoridades están igualmente dispuestas a atraer a los viajeros que son menos propensos a difundir informes de protestas o violencia.
Chen Jianliang, un estudiante de Shenzhen, en el sur de China, viajó 28 días en bicicleta a Lhasa desde la provincia vecina de Yunnan en 2012 y le encantó.
“La mayoría de las personas están cansadas del paisaje urbano; ellos van al Tíbet por su serenidad”, dijo.
Otros viajan por razones espirituales.
Robert Zhao, de Beijing, dijo que él empezó a practicar el budismo después de hacer un viaje al Tíbet.
De acuerdo con el Comité de Desarrollo del Turismo de la Región Autónoma del Tíbet, unos 17,5 millones de turistas visitaron el Tíbet en los primeros nueve meses de 2015, un 36% más que el mismo período del año pasado.
No desglosó el número de turistas extranjeros y nacionales.
‘Santo grial’
Todos los turistas extranjeros necesitan permisos específicos para entrar al Tíbet, dijo Chloe Xin, una empleada de Tibet Vista, una empresa que normalmente programa viajes para 160 clientes extranjeros al mes.
Ella confirmó el cierre de cinco semanas, pero dijo que no estaba claro por qué había sido impuesto.
Mencionó el clima frío y el año nuevo tibetano, el cual se celebra en febrero y es cuando muchos conductores y guías turísticos se toman tiempo libre.
Otro empleado de una agencia de viajes de la ciudad de Chengdu que no quiso dar su nombre dijo que era por “razones políticas”.
Mei Zhang, la fundadora de la agencia de viajes Wild China, dijo que las prohibiciones al principio eran perjudiciales, pero su compañía ahora rutinariamente se rehúsa a aceptar reservaciones para los viajes al Tíbet en marzo.
La mayoría de sus clientes son del extranjero, pero dice que el Tíbet se ha convertido en un “santo grial” para los jóvenes viajeros chinos.
“Es la espiritualidad, la cultura exótica y también el paisaje impactante”.
¿Quién se beneficia?
Robbie Barnett, un estudioso del Tíbet en la Universidad de Columbia, dice que China ha invertido grandes sumas de dinero para hacer que la región de gran altitud sea accesible para el turismo masivo.
“Muchos de los turistas viajan en grupos de tours altamente organizados, los cuales son de varios cientos de personas y no tienen contacto con ninguna persona local”, dice.
“Sin embargo, otros, usualmente de orígenes adinerados, están interesados en el budismo tibetano, y lo ven como una forma de llenar un vacío espiritual en sus vidas”.
Pero él agrega que los tibetanos tienden a beneficiarse más de los turistas extranjeros “debido a que ellos quieren ser guiados por tibetanos, quieren que su dinero vaya a los tibetanos, y tienden a preferir formas de turismo sostenibles y de bajo impacto”.
“Los negocios chinos parecen beneficiarse más del turismo masivo, el cual involucra principalmente al turismo chino”, dice.
Esta semana, China anunció sus planes para construir un centro de esquí en el Tíbet.
Tendencia más amplia
La situación de viajes en el Tíbet encapsula una tendencia más amplia, aunque por razones distintas.
Desde las playas tailandesas hasta la región antártica, los viajeros chinos están descubriendo el mundo en sus decenas de millones.
Los viajes al exterior se dispararon el año pasado; los chinos hicieron 120 millones de viajes al extranjero el año pasado, 13 millones o 12% más que en 2014.
Pero las llegadas de turistas extranjeros a China han estado estables o en disminución durante varios años.
Unos 8,2 millones de turistas extranjeros visitaron China en el 2015, 680.000 o el 7,6% menos que en 2014, según cifras del gobierno.
Los viajeros se desaniman por varias razones, dice Zhang, entre ellas el esmog, los costos que van en aumento y la reputación de China en el extranjero.
“China ya no es un destino económico, y las personas todo el tiempo me preguntan por la calidad del aire”, dice Zhang.
“Los clientes mayores de setenta y tantos años podrían abandonar por completo su sueño de hacer un viaje a China”.
Sin embargo, el esmog no es un problema en Tíbet, una región de escasa población, otra razón por la que se ha vuelto tan popular con los turistas nacionales de las ciudades contaminadas de China.
Chen disfrutó de los cielos azules y del aire puro durante su recorrido.
“El viaje en bicicleta me hizo darme cuenta de cuánto podía resistir, tanto física como mentalmente”, dice.
“La experiencia ha mantenido mi mente abierta desde entonces”.
Shen Lu en Beijing y Maggie Wong en Hong Kong de CNN contribuyeron con este reporte