CNNE 261684 - stressed out workers

La vida es estrés. Así de claro lo explica el doctor Enrique Aubá, codirector del Departamento de Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra. Según el especialista, las dos únicas situaciones en las que no estamos estresados son en la cama o en una isla desierta. A menos que nos encontremos en alguna de esas situaciones, tendremos estrés.

El estrés produce cuadros de ansiedad y de depresión, manifestaciones psicosomáticas… es decir, una serie de amenazas a nuestro equilibrio interno, por lo que hay que prestar especial atención a algunas funciones básicas como el sueño o el apetito.

Además de malestar general y negatividad, el estrés aumenta la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y la fuerza de contracción del corazón. Así, si existen placas de grasa, arteriosclerosis en las arterias coronarias o alteraciones en el músculo del corazón (como por ejemplo, que esté muy dilatado o tenga la pared muy gruesa) puede ser el desencadenante de un infarto del corazón o de muerte súbita, al causar una arritmia maligna.

El doctor José Calabuig, cardiólogo de la Clínica Universidad de Navarra, afirma que aproximadamente el 12% de los problemas cardiovasculares están causados única y exclusivamente por el estrés. “El ser humano es como una olla a presión, vamos acumulando estrés a lo largo de los días y, si al final de la jornada o en vacaciones no retiramos la válvula, la olla puede explotar y nuestro organismo puede sufrir serios daños”, añade.

Cada persona tiene que descubrir las situaciones que le ayudan a liberar ese estrés; para algunos es pintar, bailar, hacer ejercicio, jardinería, yoga… Pero si no es capaz de relajarse, es bueno acudir a un psicólogo para que le enseñe actitudes y comportamientos para defenderse mejor de esa agresión.

Calabuig asegura que, en última instancia, si el psicólogo no nos puede ayudar más, se puede recurrir a un psiquiatra, que entre otras medidas, nos puede recomendar un tratamiento farmacológico. Pero lo primero y más importante es aprender a gestionar el estrés por uno mismo y no abusar de las pastillas (sin embargo, España es el país europeo que consume más fármacos ansiolíticos y antidepresivos).

El problema es que se ha incrementado el número de personas que sufren problemas coronarios y cardiacos,  producidos por el estrés, porque como explica el doctor Calabuig, una persona estresada no tiene ganas de hacer ejercicio ni de cuidar su alimentación. Además, la ansiedad le lleva a comer en exceso y, por tanto, a engordar, hecho que también le repercutirá a nivel digestivo.

El doctor Angós, especialista en Digestivo en la Clínica Universidad de Navarra, ve clara la conexión entre los problemas de la mente (estrés/ansiedad) y sus consecuencias en el sistema digestivo, “por eso éste se considera como un segundo cerebro”, asegura. Así, el estrés conlleva la aparición de ira, ansiedad o depresión, que pueden ocasionar síntomas digestivos en forma de náuseas, vómitos, diarrea, dolores, flatulencia…

Aconseja comer pequeñas cantidades frecuentemente (en cinco comidas diarias) evitando alimentos como las alcachofas, brócoli, lentejas o las especias. Además, son recomendables las comidas que contengan hidratos de carbono y proteínas, como las frutas y verduras, para mejorar la calidad de la digestión.