(CNN) – El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, lanzó el jueves una advertencia a los “inmigrantes económicos”, aquellos que no son refugiados, pero están buscando por mejores condiciones de vida.
“Quiero hacer un llamado a todos los potenciales emigrantes económicos de donde quiera que vengan. No vengan a Europa. No crean a los contrabandistas”, dijo Tusk en Atenas, Grecia.
“No pongan en riesgo su vida ni su dinero”, agregó.
Tusk hizo los comentarios en un viaje que lo llevó a Grecia y a Turquía para promover una respuesta unificada sobre la crisis migratoria antes de una cumbre crucial de la Unión Europea, el próximo lunes.
La agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) dijo esta semana que Europa enfrenta una crisis humanitaria inminente debido a la constante llegada de inmigrantes y refugiados a las costas de Grecia, la principal puerta de entrada a Europa, y a las nuevas restricciones fronterizas impuestas en algunos países, que están convirtiendo a ese país en un cuello de botella.
La UE anuncia una partida de ayuda para Grecia
El miércoles, la Unión Europea anunció planes por 700 millones de euros (unos 760 millones de dólares) en ayuda de emergencia a Grecia y otros países agobiados por la crisis migratoria.
La propuesta de ayuda, que aún necesita la firma de los Estados miembro de la UE, está destinada a satisfacer las necesidades básicas, como alimentos, agua y refugio durante los próximos tres años.
Las tensiones estallaron a principios de esta semana en Idomeni, un campamento en la frontera entre Grecia y Macedonia, cuando se les negó a los inmigrantes cruzar a Macedonia.
Las autoridades macedonias dejan pasar unos pocos cientos de inmigrantes por día, pero solo sirios e iraquíes con una identificación con foto. Como resultado, se han acumulado miles de inmigrantes en el campamento fronterizo en Idomeni, según ACNUR.
Más de 131.000 inmigrantes han entrado en Europa en los dos primeros meses de 2016, un número cercano al total de la primera mitad de 2015, según cifras de la agencia de la ONU.
Más de 1 millón de inmigrantes entraron en Europa el año pasado, huyendo de la guerra en Siria, el ascenso de ISIS en Medio Oriente o las dificultades económicas y la represión política en otras partes de la región y de África.