(CNN) – Hace 5 años, el 11 de marzo de 2011, la tierra tembló en Japón durante casi seis minutos.
Fue un terremoto de magnitud 9, el peor registrado en el país. El terremoto generó un tsunami, con olas de hasta 40 metros de alto.
El sismo fue tan fuerte que provocó el desplazamiento de la isla principal de Japón, Honshu, más de dos metros hacia el este.
Más de 20.000 personas murieron o desaparecieron en el terremoto y posterior tsunami, mientras que cientos de miles más perdieron sus hogares, y muchos aún tratan de recuperarse de las secuelas.
Pero el terremoto y el tsunami fueron solo el principio. Las olas golpearon la planta nuclear de Fukushima, provocando el mayor desastre nuclear después de Chernobyl, en 1986.
Más de 300.000 personas que vivían en las inmediaciones fueron evacuadas, según la Cruz Roja. Cinco años después de la catástrofe, decenas de miles aún viven en viviendas temporales, diseñadas para permanecer durante 24 meses. La mayoría de los que quedan son de edad avanzada, con pocas opciones de alejarse.
Fukushima sacudió también el largo compromiso de Japón con la energía nuclear. Antes del desastre, algunos de los 50 reactores del país proporcionaban más del 30% de su energía, según la Asociación Nuclear Mundial (WNA, por sus siglas en inglés).
Esto terminó el 5 de mayo de 2012, cuando el última reactor en funcionamiento del país, en Hokkaido, fue cerrado, dejando a Japón sin energía nuclear por primera vez en más de 45 años.
La medida obligó a Japón a importar alrededor del 80% de su combustible, de acuerdo con la WNA. Las tarifas eléctricas domésticas aumentaron un 19% entre 2011 y 2015, y las emisiones de dióxido de carbono se dispararon.
La suspensión se prolongó hasta agosto de 2015 de agosto, cuando se reinició un reactor en Sendai, provocando protestas fuera de la planta y la de residencia del primer ministro, Shinzo Abe, en Tokio.
Antes de la catástrofe, alrededor del 70% de la gente apoyaba la energía nuclear, según una encuesta oficial. Ese nivel se redujo a menos del 36% después de la crisis de Fukushima.
Mientras tanto, 800.000 toneladas de agua altamente radiactiva -lo suficiente como para llenar 315 piscinas olímpicas- se almacena en tanques, y el gobierno ha gastado unos 1.500 millones de dólares en recoger suelo radiactivo.
Más o menos de 300 a 400 toneladas de agua contaminada se generan todos los días a medida que el agua subterránea fluye hacia la planta saturada con desechos radiactivos.
TECPO, el operador de Fukushima, estima que la limpieza del lugar puede llevar hasta 40 años. Por eso, muchos saben que no pueden volver.
“Mi familia se separó, todos vivimos en diferentes lugares ahora”, dijo Eiko Hasegawa, de 90 años.
“Espero volver a casa mientras esté vivo, pero sé que no puedo”.