Anders Breivik hizo el saludo nazi durante el primer día del juicio.

(CNN) – El terrorista de extrema derecha Anders Behring Breivik hizo un saludo nazi cuando entró en el juzgado provisional, el jueves, en el primer día de su juicio contra el Estado noruego en el que afirma que sus derechos humanos fueron violados durante su encarcelamiento.

Breivik, quien mató a 77 personas en un tiroteo y un bombardeo en julio de 2011, está demandando a Noruega al afirmar que su trato en la prisión Skien de alta seguridad, en donde está confinado en aislamiento, es una violación de la Convención Europea de Derechos Humanos.

De acuerdo con sus reclamos, los cuales presentó ante la corte, el hombre, de 37 años, afirma que el trato que ha recibido incumple el Artículo 3 de la convención, la cual prohíbe el “trato degradante e inhumano”, y el articulo 8 que garantiza el respeto por la vida privada y la correspondencia.

El equipo legal del Estado argumenta que las restricciones sobre el asesino son apropiadas y proporcionales, dada la gravedad de sus crímenes.

Breivik fue sentenciado a 21 años de prisión… la sentencia más larga bajo las leyes noruegas, pero una que puede ser extendida si se considera que él todavía representa una amenaza para la sociedad.

Debido a las consideraciones de seguridad, las audiencias del juicio se están llevando a cabo dentro del gimnasio en la prisión de Skien, la cual temporalmente ha sido convertida en una sala de tribunal.

Breivik, quien por primera vez aparece en público desde su juicio, vestido con un traje negro y una corbata dorada, parece estar más delgado que antes y lucía con su cabeza rapada. Él hizo un saludo nazi después de que le quitaron las esposas a la entrada del tribunal.

Al final de los procedimientos del día, la jueza Helen Andenaes Sekulic instruyó a Breivik para no repetir el gesto cuando regresara al tribunal a testificar el miércoles.

Quejas del asesino

El caso de Breivik se centra en la queja de que se le ha prohibido el contacto con otros reclusos, que tiene contacto limitado con los guardias de la prisión y que no había tenido prácticamente contacto alguno fuera de una capacidad profesional.

Este afirma que su única visitante en un contexto no profesional ha sido su madre, antes de su muerte en 2013, y que durante sus visitas, solo tuvieron unos cinco minutos juntos cuando se pudieron abrazar. Sus únicos visitantes aparte de esto están limitados a comunicarse con él a través de un panel de vidrio.

Su queja afirmaba que el proceso de aprobación de las visitas era tan estricto que impide eficazmente las visitas, así como las restricciones de su correo, las que le niegan la oportunidad de construir relaciones.

También se quejó de que había sido objeto de más de 800 inspecciones al desnudo, algunas de las cuales fueron realizadas por oficiales femeninas de la prisión, y en ninguna de ellas se había encontrado nada.

Estado: restricciones proporcionales

En respuesta, el equipo legal del Estado argumentó en documentos presentados a la corte que las altas restricciones de seguridad impuestas sobre Breivik eran apropiadas dada la gravedad de sus crímenes, y convenientemente dentro de los límites permitidos por el Convención Europea de Derechos Humanos.

Este argumentó que Breivik era un hombre muy peligroso… un asesino de masas que era metódico, racional y que no había mostrado ningún remordimiento por sus acciones.

Los documentos argumentaron que las restricciones, así como el tiempo que ha pasado con esposas, habían disminuido progresivamente de acuerdo con las evaluaciones de riesgos en curso.

Los documentos de la defensa afirmaban que Breivik recibía visitas regulares de un “amigo que lo visitaba” y un sacerdote, y que llevó a cabo estudios por correspondencia con la asistencia de un trabajador social.

Breivik tenía acceso a una computadora, sin acceso a internet, así como herramientas de escritura, una televisión y una consola de juegos PlayStation, según los documentos.

Ellos afirmaron que la censura de su correo no violaba la Convención Europea de Derechos Humanos, y que era apropiada dado el riesgo de que se pusiera en contacto con simpatizantes de extrema derecha y que, potencialmente, los animara a cometer actos de violencia o terrorismo.

Solo se necesita un Breivik para inspirar a otro, le dijo la abogada del Estado, Adele Mathewson Mestad, el martes a la corte.

Cartas y llamadas telefónicas a los simpatizantes

Mestad dijo que, de un total de 4.000 cartas enviadas a o por Breivik, unas 600 habían sido bloqueadas por las autoridades de la prisión. Estas eran cartas en la que trataba de establecer redes o fomentar el extremismo, tanto en Noruega como en el extranjero, en países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia y Polonia, le dijo Mestad a la corte.

La mayor categoría de correspondencia bloqueada eran cartas en masa a sus partidarios… personas a las que no conocía personalmente, pero con quien estaba tratando de construir redes debido a su ideología racista compartida.

Otra categoría de correo bloqueado era la que le enviaba a los presos, en la que trataba de establecer “hermandades” en las cárceles.

En el manifiesto político anti-islámico y anti-liberal de 1.500 páginas de Breivik, llamado “2083: A European Declaration of Independence” (2083: Una declaración europea de independencia), él escribió que las prisiones eran un lugar ideal para reclutar adeptos a su causa política… una razón más para estar legítimamente preocupados por sus esfuerzos para establecer redes, afirmó el equipo legal del estado.

Las cartas para Breivik de parte de sus simpatizantes también fueron bloqueadas, dijo Mestad.

Breivik también tenía tres “fans” activas que habían intentado visitarlo, pero a quienes las autoridades de la prisión les impidieron hacerlo, dijo.

Una de ellas había tenido contacto telefónico con Breivik por un período de tiempo, antes de que los oficiales de la prisión le pusieran un alto a las llamadas cuando se descubrió que ella compartía el contenido de sus conversaciones en un blog.

Los sobrevivientes observan

La matanza de Breivik del 22 de julio de 2011, fue el ataque más letal en Noruega desde la Segunda Guerra Mundial. Ocho personas murieron cuando una bomba que él había plantado detonó en Oslo, antes de que de manera metódica él matara a tiros a 69 jóvenes, muchos de ellos adolescentes, en un campamento juvenil del Partido Laborista en la cercana isla de Utoya.

Breivik culpaba al Partido Laborista de izquierda por el aumento del multiculturalismo en Noruega.

Uno de los supervivientes de su matanza en la isla, Eivind Rindal, le dijo a la cadena pública noruega, NRK, que él creía que existía una buena razón para aislar al asesino de masas en la cárcel, y que él temía que Breivik pudiera inspirar a otros extremistas para llevar a cabo futuros actos de violencia.

Otro superviviente de Utoya, Viljar Hanssen, tuiteó el lunes que Breivik había “conseguido exactamente lo que quería” a través de la búsqueda de la demanda, pues obtuvo más atención, lo que le ayudó a difundir el odio desde su celda.

Luego él tuiteó que se sentía orgulloso y feliz de vivir en un país con un fuerte sistema jurídico que se aplicaba a todos.

Erin Mclaughlin contribuyó con este reporte.