CNNE 269645 - plasma

(CNN) – Fue justo después de las 12 a.m. una noche de otoño en 1996 cuando Yuk Ming Dennis Lo hizo un descubrimiento que sabía que cambiaría la medicina moderna.

Lo había descubierto un “tesoro” de valioso ADN flotando libremente en el torrente sanguíneo.

Su gran avance haría posible un día que las mujeres embarazadas le realizaran una prueba a sus bebés no natos en busca de condiciones genéticas, a fin de trazar un plan del genoma completo del feto y posiblemente hacer un análisis en todas las edades sobre el cáncer en sus primeras fases.

Todo con una sencilla prueba de sangre.

Los secretos en nuestra sangre

El plasma sanguíneo es el líquido amarillo que mantiene a las células sanguíneas en un estado de suspensión.

El primer descubrimiento de Lo fue que el ADN de un bebé que todavía no ha nacido flota libremente en el plasma sanguíneo de su madre: el líquido amarillo que mantiene a las células de la sangre en suspensión.

Él sabía que ese ADN era una ventana hacia la salud y el futuro de un bebé no nato.

Sin embargo, al momento de su descubrimiento, el mundo médico no estaba interesado.

“Ellos pensaron que solo podías usarlo para la selección del sexo”, dice Lo, quien ahora es el director del Li Ka Shing Institute of Health Sciences en Hong Kong. Los expertos consideraban que esto era una estrecha aplicación y que estaba lleno de problemas éticos, según Lo.

El mundo de la medicina había perdido lo que llegaría a ser uno de los más grandes avances del siglo XXI.

Pero esto no detuvo a Lo.

Sus comienzos

La búsqueda de Lo para encontrar el ADN en la sangre de la madre había comenzado en la Universidad de Oxford, donde conoció al científico pionero, el profesor John Bell.

“Lo escuché dar una conferencia acerca de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Él dijo que esta técnica cambiaría al mundo”, recuerda Lo, quien ahora tiene 52 años.

La reacción en cadena de la polimerasa es una técnica que se utiliza para ampliar una sola pieza de ADN en miles, o incluso millones, de copias.

Lo aprendió cómo usar la tecnología de vanguardia, y poco después buscó una manera de aplicarla.

¿Su meta? Desarrollar una prueba más segura y no invasiva para detectar el síndrome de Down.

Eliminar los riesgos

La prueba tradicional para muchas futuras madres era que fueran sometidas a un procedimiento llamado amniocentesis, donde el fluido se extraía del líquido amniótico que rodea al bebé en el útero. Luego, las células dentro del fluido eran examinadas en busca de problemas de salud, como el síndrome de Down.

“Una gran aguja tenía que ser introducida a través del vientre de la madre hacia el útero”, dice Lo.

El procedimiento conlleva una probabilidad aproximada de 1 en 100 de ocasionar un aborto, según el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido.

“Me preguntaba, ¿por qué los médicos hacen un procedimiento tan peligroso? ¿Qué pasaría si solo le sacáramos una prueba de sangre a la madre?”, dice Lo.

Sin embargo, la ciencia tuvo que ponerse al día con su ambición: durante esta época en la que era un estudiante en los años 80, se creía que la sangre de un bebé y su mamá eran distintas.

Lo comenzó una búsqueda de ocho años para encontrar el ADN fetal dentro de las células sanguíneas de una madre. Sin embargo, el número de células fetales que entran a esta parte de la sangre materna resultó ser muy pequeño, y la búsqueda tuvo que ser cancelada.

En 1997, era el momento de un cambio.

Escrito en las moléculas

Lo regresó a Hong Kong en lo que se convirtió en un año histórico para el hombre y la ciudad: la colonia británica fue devuelta a China y Lo tendría su epifanía.

Tres meses antes de su traslado, Lo había leído sobre los pacientes con cáncer que tenían el ADN de sus tumores flotando dentro de su plasma sanguíneo.

Científicos encontraron que los tumores pueden liberar ADN hacia el plasma sanguíneo

Los científicos se dieron cuenta de que las células de los tumores que mueren puede liberar su ADN hacia la circulación de pacientes, conocido como el ADN de la circulación del tumor. Esto abrió la idea de un diagnóstico no invasivo del cáncer.

“”Pensé que un bebé que crece dentro de una madre es como un cáncer que crece dentro de un paciente… excepto que nunca he visto un tumor de ocho libras”, dice Lo.

“Si un cáncer pequeño puede liberar suficiente ADN como para que lo veamos, quizá un bebé puede hacerlo también”.

Su objetivo requería que Lo encontrara la manera de extraer ADN del plasma sanguíneo… y encontró inspiración de una fuente poco probable.

“Cuando estaba en el Reino Unido, cocinaba fideos instantáneos: hierves la sopa y le agregas los fideos, así que pensé que la forma más sencilla de tratar el plasma sería al hervirlo”.

Y funcionó.

Hervir el plasma destruyó las proteínas en el plasma, lo cual podría digerir y destruir el ADN, pero el ADN no se veía perjudicado.

Lo probó el plasma sanguíneo de la madre en busca de ADN fetal, y su primer resultado fue sorprendente.

“No podía creer lo que veía: el ADN fetal que habíamos estado buscando en la sangre de la madre se encontraba en la parte en la que no habíamos buscado durante ocho años”.

Se había estado escondiendo ahí todo el tiempo.

Llevar el descubrimiento al mercado

Pasaron años sin que el decisivo hallazgo de Lo encontrara un verdadero público o aplicación.

“El gran premio, pensó el mundo médico, sería si pudieras usarlo para realizar pruebas para detectar el síndrome de Down”, recuerda Lo.

El síndrome de Down es ocasionado cuando un feto tiene una copia adicional del cromosoma 21. Tradicionalmente, la condición era diagnosticada al ver las células de un feto y contar los cromosomas.

Los científicos no creyeron poder hacer un diagnóstico utilizando células libres de ADN (cfADN).

Pero Lo demostró que estaban equivocados.

Luego de otra década de dedicación, en 2007, su equipo demostró que debido a la copia adicional del cromosoma 21, el número de moléculas producidas a partir de este cromosoma aumenta en el plasma sanguíneo de la madre si lleva dentro a un bebé con síndrome de Down.

“Las personas pensaban que estábamos locos porque este método significaba que tenías que hacer varias pruebas de PCR”, dice Lo.

La cantidad de ADN fetal en el plasma, dice, es baja, así que se necesitan varias amplificaciones para crear suficientes datos para analizar.

El gasto de esto significaba que no era práctico. Al menos no en ese momento.

Por suerte para Lo, la introducción de la secuenciación avanzada del ADN en 2008 significaba que millones de ADN podían ser producidos rápidamente.

Una simple prueba de sangre podría diagnosticar un rango de enfermedades, entre ellas el cáncer.

En 2011, Lo lanzó su prueba sanguínea prenatal no invasiva para detectar el síndrome de Down y hoy en día, la prueba está disponible en más de 90 países. La última vez que alguien sacó la cuenta, más de dos millones de mujeres embarazadas habían sido sometidas a la prueba.

Justo desde el inicio, Lo dice que él estaba “muy consciente de las implicaciones éticas”. Cuando sacó el permiso para su tecnología, lo hizo con una cláusula firmemente establecida que prohibía su uso para la selección de sexo.

En Hong Kong existe un polémico mercado para las pruebas prenatales de género, ya que las pruebas sanguíneas son mucho más concluyentes en las primeras fases que los ultrasonidos. Las pruebas son utilizadas en gran medida a clientes del área continental de China, donde las parejas tienen una preferencia por los hijos, y donde las pruebas prenatales de género son ilegales, pero los abortos no lo son.

Posibilidades ilimitadas

Lo pronto descubrió que los secretos que están contenidos en unas cuantas gotas de sangre son casi ilimitados.

La secuenciación prenatal de todo el genoma podría, en el futuro, analizar a un bebé no nato para detectar varios trastornos de inicio tardío, defectos de genes —entre ellos el gen del cáncer de mama, BRCA1— e incluso predecir el color del cabello y la longevidad.

Según Lo, el costo prohibitivamente alto significa que tales pruebas no están siendo realizadas ahora mismo.

“Básicamente hemos creado… una ventana no invasiva al cuerpo”.

En busca del cáncer

Hoy en día, Lo en cambio está trabajando en una prueba sanguínea para adultos que puede detectar el cáncer de hígado, nariz y garganta en etapas tan tempranas que serían invisibles para los métodos convencionales de análisis.

Apodado “biopsia líquida”, el proceso analiza el plasma sanguíneo en busca del ctADN que es liberado por las células cancerosas. Lo cree que es posible identificar qué tipo de cáncer es el que un paciente tiene, y en qué etapa se encuentra la enfermedad… todo a partir del ADN.

Una prueba de este tipo ya se ha puesto a disposición de 10.000 hombres de edad mediana en Hong Kong, y tiene el potencial de salvar cientos de miles de vidas de personas adultas alrededor del mundo.

Lo también ha utilizado la “biopsia líquida” para monitorear el rechazo al trasplante de órganos, e incluso la salud de un paciente después de un accidente de auto. Si un órgano, o tejido, empieza a fracasar, libera ADN al torrente sanguíneo, lo cual ahora puede ser detectado por medio de este método.

El próximo tesoro

El próximo enfoque de Lo es una forma incluso menos invasiva de una prueba de ADN… por medio de la orina de la madre.

“Después de que una mujer da a luz a un bebé, dos horas más tarde, el ADN fetal ha desaparecido de su torrente sanguíneo. ¿A dónde va? Pensamos que quizá estaba en la orina”.

Y estaba en la orina, proporcionando otra ventana a tanto madre como bebé… y a su salud futura.

Ese, creo, será el próximo tesoro”.