(CNN) – He aquí un experimento para que pruebes y juegues con tus sentidos: la próxima vez que tu pareja o alguno de tus amigos esté haciendo la cena, ponte una venda en los ojos antes de que sirvan la comida. ¿Cómo se ve afectada tu experiencia en la mesa por el hecho de que no puedas ver?
Si eres como las personas que han participado en estudios que exploran la relación entre ver y comer, podrías comer menos y no disfrutarlo tanto.
En un estudio publicado en febrero, investigadores en Alemania le pidieron a cincuenta voluntarios que se vendaran los ojos mientras comían helado, y ellos fueron comparados con otros cuarenta participantes que veían lo que comían. El grupo de los ojos vendados calificó al helado como menos agradable que aquellos que usaron todos sus sentidos. También comieron un poco menos, pero calcularon que habían comido mucho más, en función del peso, comparados con el grupo que no usó las vendas.
Otro estudio pequeño encontró un fenómeno similar en juego cuando los participantes probaron un almuerzo. Quienes tenían los ojos vendados comieron un 22% menos que el grupo control, pero informaron sentirse igual de satisfechos.
Podría ser que haya alguna verdad en esa antigua expresión que probablemente te molestaba escuchar cuando eras niño: “Tus ojos son más grandes que tu estómago”. En otras palabras, si la comida tiene buena apariencia, te podrías ver impulsado a tomar más y comer más. Si sacas a la visión de esta ecuación, podrías frenar la tendencia de comer en exceso.
Pero ¿comer en la oscuridad realmente tiene un impacto en qué tanto disfrutas tus alimentos? Y en el mundo real, ¿podría comer con los ojos vendados realmente funcionar como estrategia para controlar tu consumo y tu peso?
“El aspecto más importante de la comida es el olor y el sabor que tiene”, pero los cinco sentidos están involucrados en nuestra percepción del sabor, y eliminar cualquiera de ellos, como la vista o el sonido, también podría hacer que disfrutes menos de tu comida, dijo Paul Breslin, profesor de ciencias nutricionales en la Universidad de Rutgers.
Si empezaras a vendarte los ojos para comer —o incluso a ponerte un gancho en la nariz para que no puedas oler— podrías comer menos al principio e incluso bajar de peso.
“Mi suposición es que eso solo te ayudará a corto plazo”, dijo Breslin.
En primer lugar, tus otros sentidos podrían verse reforzados y podrías compensar el hecho de que no veas al mejorar la forma en la que disfrutas de tus alimentos de otras maneras.
Comer en la oscuridad
Cuando Abigail Hitchcock empezó a hacer Dinners in the Dark (Cenas en la oscuridad) hace 10 años en Camaje, su bistro en la sección West Village de Nueva York, el objetivo sin duda no era atenuar la experiencia culinaria. Ella y la artista Dana Salisbury en realidad pensaron que vendarle los ojos a los clientes podría mejorar su interacción con la comida.
“La inspiración de Dana ocurrió cuando ella estaba haciendo un picnic y cerró los ojos mientras pelaba una naranja, y pensó que la experiencia era mucho más intensa… y yo estoy de acuerdo en que comer sin ver puede hacer que sea más intensa”, dijo Hitchcock, quien es la chef y propietaria de Camaje.
Cuando llegan los comensales, a ellos les dan una venda para que se la pongan antes de entrar al restaurante. Desde el aperitivo hasta el postre, ellos no tienen idea de qué están comiendo hasta el final, cuando se quitan las vendas y Hitchcock describe la comida de tres platillos. Los huéspedes indican si tienen restricciones dietéticas cuando se registran en línea para llegar a cenar, lo cual es posible más o menos una vez a la semana.
En el transcurso de los años, Hitchcock dice que ha recibido muchos comentarios por parte de los clientes, pero ninguno se ha quejado de que no le gustara la comida. Casi todos los platos están limpios cuando llegan a la cocina. Ella piensa que no poder ver la comida permite que las personas la juzguen con base en el sabor y el olor, y no con base en una noción preconcebida de lo que creen que les gusta.
“Las personas se sorprenden ante lo mucho que pueden apreciar con sus otros sentidos”, como los olores de la cocina o el sonido de un auto que pasa por la calle, dijo Hitchcock. Una persona descubrió que sí le gusta la col de Bruselas después de todo. Muchos se dan cuenta de lo agradable que es que no te distraiga el teléfono mientras comes, añadió.
La experiencia de comer con los ojos vendados en restaurantes sugiere que la vista, o la falta de ella, podría afectar nuestra impresión de la comida de manera distinta en el mundo real en comparación con un experimento de laboratorio, dijo Devina Wadhera, profesora adjunta de investigación de psicología en la Universidad Estatal de Arizona, quien investiga cómo nuestros distintos sentidos afectan la ingesta de alimentos.
“Si vas a un restaurante, lo normal es que vayas a comer, y si vas a un laboratorio a comer, esa solo es una situación extraña. Muchos de los sujetos en nuestros experimentos comen menos incluso si pueden ver la comida”, dijo Wadhera.
La mayoría de estos tipos de estudios, entre ellos el estudio del helado, en el que Wadhera no estuvo involucrada, se llevan a cabo en un entorno de laboratorio. “En un estudio, le di puré de papa a los participantes y escuché comentarios como que podría haber una lagartija ahí adentro”, dijo.
Wadhera añade que, en el ambiente correcto, comer con los ojos vendados podría ser mejor, con base en su experiencia en un restaurante en Suiza llamado Blindekuh, lo que significa vaca ciega, el cual está completamente en oscuras. “En realidad no puedes ver nada, pero sé que me lo comí todo porque la comida era muy buena”, dijo. “Creo que lo habría disfrutado menos porque era muy simple, solo hongos con algo, pero debido a que no podía ver la comida, estaba enfocada en gran parte del sabor de la misma”. El restaurante permite que los comensales lean el menú, pero ellos nunca ven la comida.
La idea de servir la comida sin verla podría ser una buena manera para que los restaurantes mejoren su comida, o la experiencia de comer, dijo Wadhera. Sin embargo, ella está de acuerdo con Breslin en que probablemente no sea una buena opción para controlar el peso por varias razones, entre ellas que probablemente podrías hacer trampa y usar otros sentidos para medir cuánto has comido.
Adelante, pruébalo en casa
Ponerte una venda en los ojos o apagar las luces en casa podría darte un placer recién descubierto por tu cena, pero probablemente no sea una manera efectiva de reducir el número de calorías. La “dieta de la venda” probablemente no ocupará un lugar en los archivos de las dietas de moda.
Un estudio encontró que, aunque las personas que comieron con los ojos vendados comieron menos que las personas que no tenían venda, ellos estaban propensos al efecto del tamaño de las porciones. Al igual que las personas que veían su comida, el grupo de personas con los ojos vendados comían más si tenían una porción más grande. Esto podría ser porque el grupo de personas con los ojos vendados veía la comida antes de comer, pero no durante la experiencia real; ellos sabían lo que tenían en el plato y podrían haber ampliado su apetito consiguientemente.
Si tú te sirves tu propia comida, la cantidad que comes podría tener más que ver con cuánto te sirves y cuánto ves en tu plato, en lugar de si puedes ver o no la comida mientras te la comes. Esto también podría ser cuestión de fuerza de voluntad.
Otro estudio, el cual se llevó a cabo en Berlín y por lo tanto fue menos sujeto a la advertencia de que “comer en un laboratorio es extraño” encontró resultados que eran incluso más desalentadores. Los participantes que comieron en la parte oscura del restaurante comían aproximadamente 36% más cuando les daban una porción súper agrandada, en comparación con quienes recibían la porción regular. Y en este caso, ellos ni siquiera tuvieron una vista previa de su comida. Por el contrario, los participantes que comieron en la parte de adelante del restaurante que tenía luz solo comieron un 22% más cuando recibieron las porciones más grandes.
Además, en el estudio de Berlín, los participantes que comieron en la oscuridad en realidad comieron más en general que aquellos que podían ver su comida.
Estos estudios sugieren que comer con los ojos vendados o en la oscuridad en realidad no hace que las personas dependan más de indicadores como cuánta hambre tienen para decidir cuánto van a comer, como lo esperarías, dijo Wadhera. “Las personas sienten el plato con su tenedor, y el tacto podría ser enfatizado cuando tu visión es eliminada, y tiendes a usar estos indicadores para decidir cuánto quieres comer”, dijo.
‘El atractivo visual es la mitad de la comida’
De toda la información visual que recibimos cuando observamos un alimento, el color probablemente es el más importante, dijo Breslin, el profesor de Rutgers. La forma, el tamaño y la falta de manchas también podrían jugar un papel si lo que juzgas es una fruta o una verdura. “Si una agradable manzana de McIntosh se oscurece y se torna rojo encendido, ese es un indicio de que es algo que deseamos”, dijo Breslin, quien también es miembro del Monell Chemical Senses Center en Filadelfia.
Estos indicadores visuales pueden proporcionar la mayor parte de la información que recibimos acerca de nuestra comida antes de que nos la llevemos a la boca, especialmente si la comida no tiene un aroma fuerte, dijo Alfredo Fontanini, profesor adjunto de neurobiología y comportamiento en la Universidad de Stony Brook. Una vez la comida está en nuestra boca, los receptores de sabor y las células en la nariz detectan las moléculas en los alimentos mientras masticamos, y esas interacciones determinan el sabor de la comida, dijo.
El mayor papel que la vista juega es “regular las decisiones acerca de lo que comes, y eso también es importante para decidir cuánto comer y cuándo comer”, dijo Fontanini, quien estudia cómo los estímulos de los alimentos afectan al cerebro. La vista probablemente es más crucial para las personas y otros animales omnívoros que comen un rango de alimentos, “mientras si eres un pingüino, lo que comes más que todo son pescados”, dijo Fontanini.
¿Y qué buscamos cuando evaluamos la comida con la vista? Que su apariencia cumpla con nuestras expectativas. Podrías evitar una manzana azul porque piensas que tiene algo malo. “Por otro lado, si estás en un restaurante tres estrellas, o en un restaurante atrevido, y te informas por el contexto de que es seguro, podrías superar la neofobia innata”, o el temor a lo nuevo y desconocido, dijo Fontanini.
De la misma forma, podría ser demasiado pedirle a las personas que coman con los ojos vendados cuando están en un ambiente desconocido, dijo Fontanini.
La vista podría ser un sentido especial porque influencia la forma en la que disfrutamos la comida lo suficiente, pero no demasiado. Cortar nuestro sentido del oído, por ejemplo al ponernos tapones, probablemente no afectaría mucho, dijo Hitchcock respecto a sus cenas en la oscuridad. Por otro lado, “los ganchos en la nariz serían una tortura”, dijo. “El olfato está tan relacionado al gusto que esto haría que tu comida pareciera realmente sosa”.