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Nota del editor: Doug Perrine es considerado uno de los principales fotógrafos de vida marina. Sus fotografías han sido reproducidas en virtualmente todas las principales publicaciones de vida natural en el mundo.

(CNN) – “No dejes que el paracaídas te asuste, ¡es aterrador!”, advierte Sarah Matye, una bronceada bióloga marina, al preparar a un grupo para una de las inmersiones de buceo más inusuales del mundo.

“Es realmente sorprendente cuando has estado buscando cosas del tamaño de una uña, y miras hacia arriba para de pronto ver lo que parece ser una medusa de nueve metros”.

Ella explica por qué se necesita un paracaídas para una inmersión de buceo, y no tiene nada que ver con que el suelo marino estará a 5.000 pies (1.524 metros) debajo de nosotros.

Esta inmersión es llamada por Jack’s Diving Locker, la empresa para la que trabaja Matye, como la inmersión “Pelagic Magic” (pero es simplemente la inmersión en aguas profundas para otros operadores).

Ocurre en la oscuridad de la noche a unos 4.8 kilómetros de la costa de Kailua Kona, en isla más grande de Hawái, formada por pronunciadas montañas volcánicas que caen precipitosamente a las profundidades del océano.

Corrientes que forman remolinos

Los buceadores nocturnos están sujetos al bote por seguridad.

Las corrientes se mueven de forma distinta en altamar, llevando cualquier cosa en el agua en una dirección distinta a la que los vientos sobre la superficie empujan un bote.

El paracaídas, desplegado en el agua, ancla el bote a la corriente marina y previene que se aleje de los buceadores.

Como una protección extra, los seis buceadores estarán conectados al bote. Esto no es tanto para prevenir que sean arrastrados por la corriente, sino para evitar cualquier descenso más allá de los 15,24 metros que miden las líneas de sujeción.

La mayoría de las inmersiones de buceo son hechas en arrecifes de coral o en otro sustrato con un fondo duro que previene que los buceadores vayan a mayor profundidad de la que su fisiología puede permitir.

No es lo mismo en esta inmersión.

“Por favor no pierdan su luz o su cámara”, implora Matye. “No voy a bajar 1.500 metros para recuperarlas para ustedes”.

Total oscuridad

Esta parte del océano es el hogar de criaturas que son definitivamente extrañas.

¿Para qué pagarían los buceadores vacacionistas muchos dólares (De 150 a 200 por inmersión) para salir a la mitad de la nada en la total oscuridad de la noche y encadenarse a un bote a la deriva?

El novio de Matye, Jeff Milisen, que realiza la misma inmersión para Kona Honu Divers, dice: “Para mucha gente es el aspecto de ‘Viaje a las estrellas’. Para otros, es la fenomenal sensación del descubrimiento y la exploración”.

“Hay algo realmente especial sobre el estar allá afuera y saber que hay un mundo entero de animales debajo de ti que nadie ha visto”.

Matye y Milisen están en constante comunicación con científicos que estudian todo tipo de plancton gelatinoso, peces juveniles e invertebrados que flotan alrededor de las aguas superficiales de Kona durante la noche.

Han fotografiado y coleccionado varias especies que nunca antes habían sido vistas, y estudios científicos están en el tintero.

Peces ‘alienígenas’

“Esta es la migración más grande del mundo”, dice Matye, “y ocurre cada noche. Esos animales están viniendo de la zona mesopelágica”.

Esta parte del océano, a veces llamada zona crepuscular, cubre el rango de entre los 200 y 1.000 metros de profundidad y está habitada por criaturas que son definitivamente extrañas.

“Esta es la inmersión más singular que jamás harás”, dice Matye. “A veces podemos observar cosas que son totalmente nuevas para la ciencia. Estarás uniéndote a un club muy selecto de buceadores de aguas profundas que han hecho esto”.

La mayoría de los buceadores nunca han experimentado algo como esto antes, pero Thomas Kline, un fotógrafo de peces de Alaska, está en su décimo segunda inmersión esta noche.

Él está interesado en obtener fotos de bichos que nunca verá en los viajes de los salmones en casa.

“Logré una phronima en una inmersión”, dice. “Ese es el animal en las que están basadas criaturas como las de las películas Alien. Cuando se alimenta, las partes de la boca de hecho se disparan como lo hacía el alienígena en la película”.

Afortunadamente, el alienígena de la vida real mide menos de cinco centímetros de largo, a diferencia de los monstruos que la mayoría de los buceadores nocturnos se llegan a imaginar, acechando fuera del alcance de sus luces.

Una vez que estamos en el agua, la paranoia se acaba y la analogía de ‘Viaje a las Estrellas’ se mira particularmente apta.

La sensación es como si estuvieras viajando a través del cosmos sin límites, con lunas miniatura, galaxias y criaturas alienígenas.

Cada noche se puede observar la migración más grande del mundo.

Peces nada familiares

Medusas más grandes que mi propio cuerpo de pronto se contraen a la longitud de unos cuantos centímetros y se lanzan como un dardo en la oscuridad.

Cosas que se ven como medusas con tentáculos resultan ser peces larvarios que crecen como elaborados filamentos para hacer creer a depredadores que son solo efectivamente medusas.

La variedad de vida parece impresionante.

Cuando salgo a la superficie y Matye pregunta qué vi, no puedo nombrar un solo organismo. Todos eran muy poco familiares.

“He hecho más de 150 de esas inmersiones”, dice Milisen, “y he visto algo totalmente distinto cada una de las veces”.