Jennifer Lawrence interpreta a Mystique en la nueva entrega de los 'X-Men'.

Nota del editor: El siguiente texto contiene ideas sobre la trama de la nueva película de la saga.

(CNNMoney) – En el año 2000, el director Bryan Singer fijó el modelo de la cinta de superhéroes modernos con X-Men. A ello le siguió una segunda parte aún mejor. Sin embargo, el peso de todo lo que ha ocurrido entre las películas daña a ‘X-Men: Apocalipsis’, cinta que tiene algunos momentos buenos pero que hace malabares con demasiados personajes y remisiones a las cintas anteriores.

No es que Singer haya pasado de largo el desfile de superhéroes de Marvel. Más bien, el director y guionista Simon Kinberg (quien escribió su tercera cinta de X-Men) sacrificó parte del ingenio y la diversión relacionada con la serie al imitar torpemente la grandiosidad de Los Vengadores. Además, la trama se desvía tanto que incluso los aficionados apasionados necesitarán tomar nota para no perderse.

El villano Apocalipsis, protagonizado por Oscar Isaac, también carece de inspiración. Al alzarse con la intención de conquistar al mundo tras yacer latente en una tumba durante miles de años, parece una nueva versión de las muchas amenazas que se han cernido sobre el mundo en otras cintas, aderezada con un gran desdén por la vida humana y abundantes daños materiales.

En X-Men: Días del futuro pasado’, se tocan los acontecimientos de 1973 y en Apocalipsis saltan una década hacia adelante. Así, mientras el profesor Xavier y Magneto, protagonizados una vez más por James McAvoy y Michael Fassbender respectivamente (y lucen desconcertantemente jóvenes a pesar del paso del tiempo), los personajes como Jean Grey (protagonizada por Sophie Turner, de Game of Thrones) y Cíclope (Tye Sheridan) están en la preparatoria, se conocen y lidian con sus poderes incipientes.

Desde la época de los cómics, los X-Men siempre han sobresalido por su capacidad de reflejar la sensación de ser jóvenes marginados. Esa sensación de ser diferente y buscar la aceptación ha cobrado una relevancia mayor como metáfora de los derechos de los gays.

A pesar de todo, esta entrega tarda demasiado en definir el enfrentamiento, ya que Apocalipsis recluta a varios mutantes para su causa. Mientras tanto, Xavier se resiste a convertir a sus jóvenes protegidos en guerreros, lo que resulta en un prólogo demasiado extenso para la batalla inevitable.

Esa lucha se desarrolla tanto en un plano físico como psíquico. Aunque hay algunas escenas emocionantes en las que varios personajes se enfrentan, no son tan inteligentes como las de Captain America: Civil War y se estanca en efectos de destrucción que hacen que el clímax sangriento de El Hombre de Acero luzca definitivamente reprimido.

Es un hecho que los buenos actores pueblan estas cintas. Sin embargo, la vastedad del elenco provoca que parezca un desperdicio de actores como Jennifer Lawrence u Olivia Munn, quien blande una espada resplandeciente supergenial y diálogos escasos pero preciosos.

Una vez más, Evan Peters aporta una dosis de alivio cómico en el personaje del veloz Quicksilver, aunque su participación es una repetición de Días del Futuro Pasado.

Así, lo que queda son montones de referencias a cintas anteriores: el destino sombrío de Jean Grey y un cameo que no merece ser revelado. Pero eso en todo caso es un triunfo de la logística y casi una distracción para quienes quieren saber si todo coincide con la cronología de X-Men.

Quienes han visto las cintas anteriores de los X-Men probablemente se sentirán motivados a mantenerse al día y, a lo largo de dos horas con 23 minutos, recibirán el valor de lo que pagaron. Pero nadie se perderá de mucho si espera a ver esta cinta en la televisión por cable u otra plataforma secundaria en vez de correr al cine a ver Apocalipsis.