Nota del editor: Roberto Izurieta es analista político y profesor de la Universidad George Washington. Fue director de comunicación del presidente de Ecuador Jamil Mahuad del partido Democracia Popular entre 1998 y 2000; además fue asesor de los presidentes Alejandro Toledo en Perú, Álvaro Colom en Guatemala y Horacio Cartes en Paraguay y participó en la campaña de Enrique Peña Nieto en México. Es colaborador político de CNN en Español. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
Pedro Pablo Kuczynski en el Perú gana con el apoyo de último momento de los líderes de izquierda Veronika Mendoza y Susana Villarán. Trump y Sanders en Estados Unidos defienden el proteccionismo y son exitosos con un discurso populista. Inglaterra vota para salir de la Unión Europea cuando el Partido Laborista y el Partido Conservador hicieron campaña para mantenerse en la unión. ¿Que está sucediendo?
La variable izquierda-derecha que ha regido la política durante muchos años en varios países (sobre todo los más desarrollados) se está volviendo cada vez más irrelevante. La gente no vota por ideologías, y lastimosamente ni siquiera muchas veces por principios. La gente vota por emociones, y sobre todo por temores o rencores. El miedo es más fuerte que la esperanza. Y lo que nos divide, más fuerte que lo que nos une, sobre todo en tiempos de estrés económico, político o social.
En algunos países desarrollados se esta viviendo un efecto tardío de la crisis económica del 2008. La recuperación de la crisis fue relativamente rápida considerando la magnitud de la misma. Los votantes fueron bastante tolerantes y pacientes para sobrellevarla en términos políticos porque el temor de empeorar las cosas era más grande que la demagogia de un cambio radical y porque las perspectivas económicas comenzaban a mejorar rápidamente (empleo, mercado de valores, inversiones, ahorro, etc.).
Pero en los últimos años, EE.UU. se topa con dos realidades que terminan siendo muy determinantes. Los ingresos de la mayoría de la población no han aumentado mientras que los ingresos de los más ricos han aumentado radicalmente( sobre todo el famoso 1% más rico de la población). El resentimiento que esto produce se expresa en un discurso no muy distinto al que reinó gran parte de la discusión política de los años 80 y 90 cuando la izquierda era la voz de los que reclamaban justicia social. En los países de América latina esto se tradujo en las retórica de las izquierdas de confrontar pobres contra ricos.
La base del triunfo electoral de Donald Trump son obreros blancos de las manufacturas que sufren los ajustes de un mundo globalizado donde las manufacturas que son de alta utilización de mano de obra, se mudan a países como México (mientras EE.UU. se concentran en servicios que son más rentables). Los componentes más caros y sofisticados de una camioneta Ford fabricada/ensamblada en México como la computadora del vehículo, su estéreo, etc. son producidos todavía en EE.UU. Por eso, alrededor del 40% de las partes de los productos que México exporta a EE.UU. son productos que fueron importados de EE.UU. a Mexico y vuelven a EE.UU. como productos terminados de exportación, según The Economist. Por esta razón, si bien los empleos de las manufacturas han decaído en EE.UU., el empleo en general esta en uno de sus mejores momentos. O sea, el reacomodo del empleo (mas no la carencia de uno) es lo que ha afectado a los votantes que ahora respaldan a Trump.
El 11 de febrero escribí para CNN (La hora de los insurgentes: Trump y Sanders) que tenían en común Sanders y Trump: ambos son proteccionistas y ambos son populistas. EE.UU. y ahora Inglaterra da la bienvenida al éxito del discurso populista que todo lo ofrece gratis sin poder decir o imaginar cómo financiarlo. El populismo ha sido parte de la historia política de América Latina y ahora es parte de la esta elección en EE.UU. e Inglaterra mientras que los nacionalistas franceses, holandeses y alemanas están a la espera de su nueva cosecha política.
El segundo gran factor que afecta a esta nueva situación política es la crisis del Oriente Medio que ya no se traduce en grandes guerras entre países o en una guerra económica (a través del mercado petrolero) sino que se ha transformado en una guerra de guerrillas de una crueldad que sólo se puede ver (y es intencional) a través de la promoción de lo salvaje de ISIS en las redes sociales. Esta guerra terrorista, expresado sobre todo en Siria, ha traído un mar de inmigrantes que cruzan hacia Europa; el mismo que sumado al miedo del terrorismo, produce que el grito nacionalista y de aislamiento tenga cada día mas fuerza en Inglaterra, Europa y EUA.
Estoy convencido que EE.UU. pasará la restricción de ventas de armas porque “ISIS sin armas no es más que un blog” como dice el comediante y conductor del programa “The Daily Show” de la cadena norteamericana Comedy Central, Trevor Noah, porque el apoyo a la restricción de armas ya no se expresa con la división clásica la izquierda y la derecha (o demócratas vs republicanos) pues dependiendo de cómo hagamos la pregunta, por lo menos 55% de los ciudadanos estadounidenses (en la encuesta con el estimado más bajo) están a favor del control de la venta de armas. Cuando esto sucede, o las fuerzas políticas se acomodan a la nueva realidad, o la realidad termina por desacomodar a las fuerzas políticas.
El que la gente este cansada de la política y los políticos, explica parcialmente el problema. La verdad, es que la gente ha estado cansada de los políticos desde el inicio de la formación de los Estados Nacionales, pues mal que bien, el Estado sólo recolectaba impuestos y se llevaba a sus hijos a guerras inútiles y sangrientas en el nombre de cualquier supuesta moral (generalmente la manipulación de la fe).
Las sociedades contemporáneas son mucho más complejas. Ahora es mas fácil estar unido por cosas y temas muy específicos a través de las redes sociales. Es más fácil formar grupos que piensan y gustan de cosas muy similares. Esto produce que algunas bases policías (o segmentos de la población) se radicalicen porque tiene el respaldo de similares que refuerzan sus opiniones especificas. O sea, en la sociedad contemporánea, es fácil agruparse y aislarse del resto de la población al mismo tiempo.
Las viejas agrupaciones tradicionales: el club, la reunión del partido, las reuniones con nuestra misma clase social, aquellos que leen el mismo periódico, son cada vez más débiles porque se fortalecen otras clase de relaciones más directas y especificas a través del desarrollo de la comunicación. Vivimos aldeas virtuales (o reales) de similares (que se refuerzan unos a otros) en un mundo globalizado, más integrado y complejo.
Todo está cambiando como resultado de vivir este mundo más interconectado a través de las redes sociales. En tal sentido, las viejas uniones, son menos fuertes para dar lugar a las nuevas, más especificas y diversas. Dentro de este contexto, la variable que explicaba y dominaba la política durante años: la división entre la izquierda y la derecha son también cada vez más débiles y nuevas variables comienzan a ser relevantes: el miedo o la esperanza; el futuro o el pasado; la integración o el aislamiento.