Albuquerque, Nuevo México (CNNEspañol) – Uno puede argumentar que Nuevo México es el hogar de los hispanos originales de este país. Sus raíces se remontan a Isleta Boulevard, como se conoce en Albuquerque un tramo de lo que hace más de 500 años fue el Camino Real, que unía la Ciudad de México con Santa Fe, cuando España controlaba este territorio.
“Y nos une a las raíces originales de los españoles en el Nuevo Mundo”, dice Art de la Cruz, un comisionado del condado de Bernalillo.
Hoy, Nuevo México tiene el mayor porcentaje de hispanos en EE.UU. De acuerdo con un estudio de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, encargado por CNN en Español, el 45 % de los más de 2 millones de habitantes se identifica como hispanos que se inscribe para votar y vota en una tasa más alta que el promedio nacional para este grupo.
“Hay una sensación profunda de pertenecer a dos partes, no solo a la histórica de España, pero también hay una conexión con los pobladores originales de esta tierra”, dice de la Cruz.
Sin embargo, no todos los hispanos son iguales en Nuevo México. El estudio de CUNY halló que el 30 % del electorado hispano no se identifica como descendiente de ningún país de América Latina.
“No se sienten como que hayan venido de algún lugar en términos generales, se identifican con España”, explica De la Cruz. “Por lo tanto, incluso cuando México se convirtió en México, cuando fueron capaces de expulsar a los españoles, la gente de aquí todavía se identifica como española, no se identificaron con ser mexicanos”.
De la Cruz apunta que cuando Nuevo México se unió a Estados Unidos en 1912, “ellos no cruzaron la frontera, la frontera los cruzó a ellos”.
Esas diferencias también pueden crear tensiones entre los habitantes de Nuevo México y los inmigrantes.
De la Cruz reconoce que a algunos de sus electores hispanos no les gustan los recién llegados. Cuenta que incluso sus parientes del lado de su madre, cuyo legado data de la época colonial, tenían dificultades para aceptar a su padre, quien migró de México. “Para ellos no era más que un chico del sur”, dice.
Pero cuando se trata de emitir su voto, los hispanos de Nuevo México parecen favorecer a aquellos con apellidos similares a los de ellos. De la Cruz señala a la gobernadora actual como un ejemplo.
“Susana Martínez es republicana. Sin embargo, ganó este distrito, fuertemente demócrata, porque era latina, ella era una mujer y con eso, se creó un vínculo al que le gente quiso aferrarse”, recuerda.
Ese sentimiento es compartido por Joe Monahan, un analista político local, que afirma que en las encuestas de opinión un candidato hispano desconocido recibe gran apoyo nada más por su apellido. Pero añade que en una contienda presidencial, los republicanos no deben pensar que con solo inscribir a un hispano en la boleta convertirá a un estado que ha votado sólidamente demócrata en los últimos tres ciclos presidenciales “.
Monahan ve en Nuevo México una guía que los políticos de todo el país pueden seguir, mientras los hispanos se consolidan como el grupo minoritario más grande del pais.
“Porque la población hispana ha tenido aquí una mejor oportunidad de sembrar raíces y de ser parte de un estado de mayoría minoritaria. Creo que este es un lugar que hay que observar en el futuro, cuando la composición étnica del país sea más como la de Nuevo México”, dice Monahan.