Juegos Olímpicos

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(Crédito: Harry How/Getty Images)

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Danell Leyva, el gimnasta cubano que le devolvió la esperanza olímpica a EE.UU.

Una toalla de la suerte y una celebración de oro… a la latina. Dos momentos que definieron a Danell Johan Leyva en Londres 2012. Pero su historia comenzó 16 años antes de llegar a las barras, el suelo y los anillos del North Greenwich Arena de Londres.

Aunque nació en Matanzas, Cuba, Danell representa al equipo masculino de gimnasia de Estados Unidos. Dice que no recuerda mucho de su tierra y es natural, su mamá María decidió escapar de la Cuba de Fidel Castro cuando Danell tenía apenas un año.

A través de un vuelo a Perú y Venezuela, María llegaba finalmente a Miami con sus dos hijos: Danell y Dayanis. Una vez en la Florida, María se reencontró con su compañero del equipo cubano de gimnasia, Yin.

El ahora padrastro y entrenador de Danell escapó también del régimen castrista a través de México. Aunque se encontraba en el país junto a sus compañeros gimnastas para una competencia en Ciudad de México, Yin ya tenía planeado dirigirse al norte: cruzó el Río Grande nadando y llegó a Estados Unidos, país que le otorgó el asilo.

A la tierna edad de los 4 años, Danell comenzó a demostrar interés por la disciplina.

Yin cuenta que un día Danell vio un video con rutinas de algunos de sus alumnos y de algunos juegos olímpicos. En ese entonces, Yin recuerda que ese niño “medio gordito” se levantó y les dijo que eso es lo que él quería hacer. No sabía, por supuesto, que tanto su padrastro como su mamá habían sido gimnastas en su tierra.

Inicialmente, su mamá no quería que el pequeño Danell practicara la disciplina.

En una entrevista en 2012 con Elizabeth Pérez, María cuenta que su hijo era “gordito, descordinado, no sabía saltar y no se enfocaba”, además tenía problemas de salud: era asmático.

Sin embargo Yin insistió, vio el talento puro de Danell y lo llevó a un gimnasio. El resto ha sido historia.

(Crédito: Ronald Martinez/Getty Images)

La toalla de la suerte

Tanto sus padres, como entrenadores y hasta el mismo Danell lo admite: se distrae muy rápido, pierde el enfoque. Algo necesario en una disciplina como la gimnasia.

(Crédito: Ezra Shaw/Getty Images)

En una de sus primeras competencias, su mamá le comentó a sus hermanas que un amigo de la familia le recomendó que le pusieran “algo por arriba, así como (para) aislarse” a Danell. Según, eso lo ayudaría a concentrarse.

Las tías aparecieron en la competencia con toallas idénticas: azules con estrellas blancas y una franja con un sol y una luna dorada.

Desde su niñez, la toalla se ha convertido en su amuleto de la suerte. Un amuleto que no se lava durante competencias y menos en la villa olímpica, como ocurrió en Londres 2012, su primera olimpíada.

Una toalla que solo puede tocar su padrastro y que solo puede lavar su mamá.

El amuleto dio resultado. Hace cuatro años y a pesar de un bajo puntaje en el caballo con arzones, Danell logró convertirse en el único medallista (bronce) del equipo masculino de gimnasia, un seleccionado que tenía 8 años sin ver una presea en el concurso múltiple individual.

Las victorias y las medallas siguieron llegando. Danell demostró ser un especialista en la barra fija y la paralela.

(Crédito: Dilip Vishwanat/Getty Images)

En el Campeonato Mundial de Gimnasia en 2014 (Nanning) y 2015 (Glasgow) se coronó con las medallas de plata. En Nanning 2014, también alcanzó el bronce por equipos.

Tal vez sea algo genético. Sin embargo, su talento en las barras tiene una fuerza que va más allá de la física. Según Yin, el talento más grande que tiene Danell es “la perseverancia y la confianza que tiene en él mismo, el cree mucho en él, el nunca se derrota, nunca se vence, el siempre cree que puede salir adelante”.

Y nunca se venció, ni siquiera cuando por poco vio su sueño olímpico desvanecer. Un bajo desempeño en los clasificatorios de Río 2016 no le dio, al menos inicialmente, un espacio directo en el seleccionado estadounidense.

Quedó relegado al equipo alterno y su única oportunidad de pisar el suelo de la 'cidade maravilhosa' era que uno de sus compañeros se lesionara.

Su ánimo no cayó. A través de un mensaje en Instagram, Danell agradeció al equipo de Estados Unidos la oportunidad que le dieron de pertenecer al equipo alterno, a la par que anunciaba que sí participaría en Brasil 2016.

La lesión de su compañero John Orozco –una ruptura en el ligamento cruzado anterior en su rodilla izquierda–, le dejó el camino abierto al cubano para demostrar por qué se coronó en Londres con el bronce.

Hace 4 años, Danell decía que quería trabajar para superar al japonés Kōhei Uchimura, cinco veces medallista olímpico y considerado por Leyva como uno de los mejores gimnastas en el mundo.

Ahora tendrá la oportunidad de hacerlo.

“Si hablara japonés le diría que es uno de los mejores gimnastas que jamás han existido. Seguiré trabajando para superarlo. Su técnica es hermosa. No trato de copiar su estilo, tengo mi propio estilo. Tengo que perfeccionarlo para ganarle”, dijo Leyva luego de conseguir su bronce en Londres.

Por lo pronto, queda ver si con sus 'Leyva Sets', una rutina elaborada por el mismo Danell para trabajar los dorsales, los tríceps, abdominales, piernas y pecho, logrará conseguir su sueño: el oro en Brasil 2016.

Medallas en #Río2016

Danell Leyva ganó dos medallas de plata por su actuación en las barras fijas y barras paralelas.

(Crédito: TOSHIFUMI KITAMURA/AFP/Getty Images)

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