Las empresas que antes tenían recelo de las 'startups' son las que más dinero han invertido últimamente para adquirirlas.

(CNNMoney) – Los grandes negocios por fin dejaron de preocuparse y ahora aman comprar compañías tecnológicas emergentes conocidas como start-up.

Microsoft, Apple, Intel y Salesforce comparten el gusto de Walmart y Unilever por pagar cientos o miles de millones de dólares para comprar a empresas tecnológicas en meses recientes, con lo que se suman a algo que solo puede ser descrito como una nueva moda.

La lista de empresas compradas por estos gigantes ya incluye a LinkedIn, Yahoo, Dollar Shave Club, Jet.com. Se rumora que otros, como Twitter, Pandora y Lyft también podrían ser objeto de compra.

Esta racha llega en momentos donde las empresas públicas como LinkedIn y Twitter enfrentan problemas por no cumplir las demandas de crecimiento de Wall Street y las compañías emergentes viven un momento de volatilidad debido a la presión de los inversionistas por volverse más rentables.

De pronto, algunas empresas tecnológicas públicas y privadas están más interesadas en dejar Wall Street para irse con una empresa más grande. Y los gigantes, una vez recelosos de las estratosféricas valuaciones de estas compañías, están más que felices de adquirirlas.

“2016 será el año de la falta de Oferta Pública Inicial (OPI) de tecnológicas y de un mercado con actividad de fusiones y adquisiciones increíblemente robusta”, dijo Daniel O’Keefe, socio general en Technology Crossover Ventures—inversionista de Dollar Shave Club—que fue vendido a Unilever por casi 1.000 millones de dólares.

Ni una sola compañía tecnológica se hizo pública en el primer trimestre de 2016 y solo nueve han realizado una OPI este año, de acuerdo con datos de Renaissance Capital.

Las fusiones y adquisiciones, por otra parte, están al alza. Los tratos para comprar a tecnológicas privadas han alcanzado un total de 318.000 millones de dólares este año, una cifra que supera por mucho los 250.000 millones de dólares que se invirtieron en fusiones y adquisiciones en tecnología durante los primeros tres trimestres de 2015, de acuerdo con PitchBook.

Y, según O’Keefe, “no ha terminado”.

Los inversionistas y analistas apuntan a una combinación de factores que dan pie a más adquisiciones: las valuaciones a la baja en varias empresas públicas y privadas, las bajas tasas de interés hacen que sea más sencillo financiar estos proyectos y que las corporaciones tengan mucho efectivo a la mano.

“Hay mucho de las grandes tecnológicas que se ha hecho bien. Tienen micro efectivo y mucha presión de los accionistas para utilizarlo”, dijo James Gellert, CEO de Rapid Ratings, una firma de investigación independiente.

Al mismo tiempo, el pool de compradores potenciales cada vez incluye a más compañías de tecnología y no tecnológicas que quieren entrar en el área de comercio en línea o vehículos autónomos.

Algunas de las más grandes adquisiciones de start-up este año ocurrió fuera del nicho tradicional de este sector: General Motors compró a Cruise Automation por 1.000 millones de dólares, según reportes; Unilever gastó una cantidad similar por Dollar Shave Club y Walmart convino la compra de Jet.com en 3.300 millones de dólares.

“Hubo que sobrevivir en un ambiente donde nadie estaba comprando. Ahora tanto las tecnológicas como las industriales están compitiendo por activos”, dijo Harry Weller, socio en New Enterprise Associates, firma que es una de las inversionistas más grandes en Jet.

Eso, dijo Weller, debería continuar en tanto más compañías se interesen por tecnologías como la inteligencia artificial, la nube y la robótica.

Hace dos años, algunas de estas compañías pudieron haberse negado a vender, o simplemente haber sido muy caras, gracias al flujo de capital privado en las empresas tecnológicas que tienen altas valoraciones de fondos de capital de riesgo y de inversión.

“Creo que podemos decir con seguridad que era un ambiente de precios robustos”, dijo O’Keefe. “Sentí a los corporativos saliendo un poco de ese ambiente”.

En dos años, las start-up comenzarán a bajar sus expectativas sobre su valor.

Como dijo Jeff Epstein, socio en Besseme Venture Partners, uno de los primeros inversionistas de LinkedIn: “A veces toma dos o tres años para que las personas se ajusten psicológicamente a los nuevos precios”.