(CNNMoney) – La economía estadounidense tiene un problema: los trabajadores no están produciendo tanto como antes.
Algunos culpan a las redes sociales. Los empleados pueden sentir que trabajan demasiado en la oficina, pero si tuitean y envían mensajes a sus amigos de Facebook, no están ayudando a la economía.
“¿Qué producimos? Solo estamos por ahí enviando mensajes de texto”, dijo a CNN Carl Icahn, un administrador de fondos que apoya a Donald Trump.
Cualquiera que sea la razón, los estadounidenses no están trabajando duro y eso detiene la economía de Estados Unidos.
La producción por cada trabajador en el país —conocido como productividad laboral— está en su nivel más bajo desde la década de 1970, según datos del gobierno.
Durante la década de 1990, la productividad de los trabajadores se disparó en un 2,2% cada año, en promedio. A principios de la década del 2000, subió 2,6% anual. Desde la Gran Recesión, ha estado elevándose poco más de 1% al año, en promedio.
Ahora, está empeorando. La última lectura reveló un retroceso de 0.5%, correspondiente al segundo trimestre del año. O sea, los trabajadores estadounidenses son menos productivos de lo que fueron en el mismo periodo del año pasado.
Los economistas están de acuerdo: Estados Unidos tiene un bache de productividad alarmante y no se sabe todavía cómo solucionarlo.
Las dos soluciones más populares son: Hacer que los negocios inviertan en mejor equipo o revisar la estadística de productividad para considerar los beneficios a la economía de los smartphones.
Los negocios no están invirtiendo
“El asunto más importante es la falta de inversión”, dijo David Kelly, jefe de estrategia global de JPMorgan.
Las compañías registran niveles casi récord de efectivo. En una economía saludable, los negocios invertirían en nuevas fábricas, herramientas e investigación. Eso no está pasando. Los negocios están manteniendo su dinero en cuentas bancarias o usándolo para comprar acciones de respaldo. Esas actividades ayudan poco a la economía.
“Tienes que dar más herramientas a los trabajadores” para que sean productivos, dijo Kelly. La productividad se disparó en las décadas de 1990 y 2000 porque los negocios estaban invirtiendo en tecnología para mejorar las fábricas y los procesos. Un mismo trabajador pudo tener control sobre más cosas para satisfacer las necesidades de más personas.
Hoy en día hay muchas razones por las que los negocios están absteniéndose de gastar. Algunos culpan a la próxima elección presidencial. 62% de los encuestados por la Asociación Nacional para Economía de Negocios este verano dijo que “la incertidumbre sobre la elección nacional” hace que se detenga el desarrollo, principalmente porque las empresas dudan si invertir en el futuro.
¿Culpa de las regulaciones y de la Reserva Federal?
Otros expertos consideran que es cuestión de regulaciones.
“Parte de la razón es seguramente el alto costo regulatorio”, dijo el economista Bill Watkins, de la Universidad Luterana de Carolina. “La mayor carga regulatoria se transforma en más horas (trabajadas) sin impacto positivo en el producto”.
Y está la Reserva Federal (Fed). El banco central de Estados Unidos ha mantenido las tasas de interés extremadamente bajas —apenas por encima de 0%— desde la crisis de 2008. En teoría, esto debería hacer que más negocios quieran tomar prestado dinero para invertir en nuevos proyectos. Pero ha sido contraproducente. Acciones y bonos han surgido desde que la Fed bajó sus tasas a niveles históricos. Los economistas creen que las compañías prefieren poner más dinero en los mercados que en fábricas.
“El dinero se ha modificado desde el tipo de inversión que solía asegurar la productividad”, dijo Kelly de JPMorgan.
Los datos de productividad pueden estar viciados
La teoría final es que, quizás, los trabajadores estadounidenses sí están trabajando más, pero que las estadísticas del gobierno presentan vicios.
Es fácil calcular qué tan productivo es un trabajador en una fábrica cada hora. Es más difícil juzgar el producto por trabajador por hora para alguien que trabaja en redes sociales.
Como notó la firma de inversión AllianceBerstein en un reporte reciente, la mayoría de los nuevos trabajos en Estados Unidos están en el sector de servicios, no en el manufacturero. Es más difícil medir los empleos de este rubro.
Llámenlo el Dilema del iPhone. El primer teléfono de Apple debutó en 2007, el mismo año en que la productividad de Estados Unidos comenzó a caer.
“Puedo hacer cosas con mi smartphone que la generación de mis padres ni siquiera soñaba”, dijo Kelly. “Pero las ventajas de los teléfonos difícilmente se han mostrado en términos de productividad”.