(CNN) - Un hombre fue detenido por su presunta responsabilidad en la muerte a puñaladas de dos monjas cuyos cuerpos fueron encontrados en una casa, en una zona rural de Mississippi, informaron las autoridades.
Margaret Held y Paula Merrill, ambas enfermeras especializadas, no se presentaron a trabajar el jueves en una clínica en Lexington, uno de los condados más pobres del estado.
Trabajadores de la clínica llamaron a la policía cuando la pareja no llegó al centro médico, dijo Maureen Smith, una portavoz de la Diócesis Católica de Jackson.
Cuando las autoridades llegaron a su casa en Durant, a poco más de 20 kilómetros de la clínica, vieron evidencia de un robo y encontraron sus cuerpos.
A medida que los investigadores han buscado respuestas, un Toyota Corolla azul utilizado por las víctimas fue encontrado el jueves en un camino abandonado a menos de dos kilómetros de su casa.
Rodney Earl Sanders, de 46 años, ha sido acusado de dos cargos de asesinato en relación con los homicidios, anunció este sábado el Departamento de Seguridad Pública de Mississippi.
“Sanders ha sido una persona de interés desde el principio en la investigación”, dijo el teniente coronel Jimmy Jordan, director del Buró de Investigaciones de Mississippi.
Después de una investigación que incluyó a la oficina del alguacil y la oficina del fiscal general, “este atroz crimen ha sido resuelto”, dijo Jordan.
El funcionario no proporcionó información adicional sobre la detención.
Poco después del hallazgo de los cadáveres de las monjas, las autoridades dijeron que el motivo de los asesinatos era poco claro, y agregaron que decir que había sido un “robo sería prematuro”.
‘Ellas no molestaban a nadie’
Los que conocieron las dos monjas las describieron como extrovertidas y compasivas.
“Eran dulces, muy cariñosas… se llevaban bien con los demás”, aseguró a WLBT-TV - un canal afiliado a CNN - Patricia Wyatt Weatherly, quien vive en la casa de al lado de las víctimas.
“Ellas no molestaban a nadie”, agregó la vecina.
El reverendo Greg Plata, de la iglesia católica de St. Thomas, donde asistían a la misa las monjas, dijo que eran “sólo buenas mujeres, mujeres de oración”.
Los feligreses lloraron su muerte.
Las religiosas eran apreciadas por los médicos y los residentes de la zona.
Joe Sutton y Steve Almasy contribuyeron a este informe