Por Gautam Lewis
Nota del editor: Gautam Lewis es un piloto, fotógrafo y sobreviviente de la polio en Calcuta. Pasó sus primeros años en Shishu Bhavan, bajo el cuidado de la Madre Teresa, antes de ser adoptado.
(CNN) – Es imposible que me olvide de la Madre Teresa -pronto Santa Teresa de Calcuta-. Ella me dio la oportunidad de escapar de la pobreza y vivir un destino diferente en Inglaterra.
Nací en Calcuta en 1977, aunque no hay un registro oficial de mi nacimiento. No tengo recuerdos de mis padres biológicos y hay informes contradictorios en cuanto a dónde y cuándo nací, y de quién.
Unos papeles trazan mis orígenes en el distrito 24 Parganas, una parte pobre de la expansión urbana de Calcuta.
Otra carta detalla mis inicios en la ciudad más rica de Howrah, y que mis padres eran un médico y una enfermera de castas altas. Mi madre adoptiva, Patricia, es de la opinión de que esto puede haber sido una historia inventada, en la malentendida consideración de que podría tratarme mejor si mis orígenes eran más privilegiados.
Es difícil hacer un seguimiento de los diferentes y conflictivos rastros de papeles.
De cualquier manera, tal vez porque tenía la polio y estaba paralizado, mi familia biológica no pudo cuidar de mí correctamente.
La polio puede causar la muerte o incapacidad permanente. Yo sobreviví al virus, que ataca el sistema nervioso, en un momento y lugar en que uno de cada cinco niños estaban muriendo por lo mismo.
Los desechables de la sociedad
Aunque mi comienzo en la vida podría ser visto como mala suerte, me considero afortunado porque la Madre Teresa me llevó a su cuidado.
No está claro qué edad tenía cuando me llevaron a Shishu Bhavan, la casa de la Madre Teresa en Calcuta para niños; cualquiera entre 18 meses y 4 años de edad.
Mi familia debió tomar mucho valor para hacer eso por mí.
Era un lugar caótico, pero la Madre Teresa no estaba tratando de ser una trabajadora social, no era su trabajo.
Ella solo estaba siguiendo su profundo amor de su fe y su religión, y eso es lo que conducía su humanidad.
Ella no estaba allí para curar a las personas y proporcionar rehabilitación. Estaba allí para recoger al moribundo, los desechables de la sociedad, de la calle cuando a nadie más le importaban.
Ella nunca había dirigido una organización como esa, y probablemente no tenía idea de lo grande que iba a ser. Cuando vivía allí, había un sinfín de salas de cunas y niños, y todas las hermanas trataba de hacerlo lo mejor posible.
Pero siempre y cuando tienes alimentos, agua y amor, es la base para todo lo demás.
“La sombra que me protegía”
Yo no veía a la Madre Teresa todos los días porque ella tenía mucho que hacer. Pero siempre se aseguraba de velar por sus “niños”.
Todos los domingos, venía y nos vestían con nuestras mejores galas, nos llevaban a la capilla de la Casa Madre y daban una misa para todo el mundo.
Yo no podía caminar en ese momento, y aunque la mayoría de las veces las hermanas me llevaban y no ensuciaba mi ropa, en otras ocasiones he tenido que arrastrarme por el suelo.
Como me tenía que arrastrar por todas partes, la Madre Teresa parecía muy alta para mí cuando la miraba, a pesar de que en realidad era muy pequeña.
Ella era la sombra que mantenía un ojo protector sobre mí.
Hablaba en voz muy baja, y con ligero acento inglés. Nunca la vi gritar a nadie, pero era alguien que sabías que no querías tener un problema.
Mis tres madres
Muchos de los recuerdos que tengo de Calcuta y de vivir como un huérfano son una pesadilla. Fue un período oscuro, triste y solitario.
Incluso dejé de hablar durante seis meses cuando supe que nadie iba a venir a buscarme, y puede que no hubiera vuelto a hablar si la Madre Teresa no hubiera traído a un psicólogo para que me ayudara.
Los pocos recuerdos que tengo de ella son felices, y yo prefiero no abrazar a los demonios de mis pesadillas, sino centrarme en mis recuerdos de ella, especialmente su sonrisa.
En mi vida, he tenido tres madres. Mi madre biológica, la mujer que me adoptó, Patricia, y la Madre Teresa.
Probablemente yo no estaría vivo si mi camino no se hubiera cruzado con el suyo.
Ella me dio protección cuando más la necesitaba.
Me defendió y luchó por mí y pude sobrevivir al “Agujero Negro” de Calcuta. Yo no estaría aquí sentado escribiendo esto si no hubiera sido por la Madre Teresa.
Un destino diferente
Fui adoptado por mi madre Patricia en 1985 y llevado a Auckland.
Mi audiencia de adopción fue el 12 de febrero, así que el juez asignó mi cumpleaños al mismo día de la audiencia, 12 de febrero. Luego eligió 1977 como mi año de nacimiento.
El 12 de febrero de 1986 fue cuando la pesadilla terminó y el sueño comenzó. Nos mudamos a Inglaterra dieciocho meses más tarde, en donde tuve la suerte de llevar una vida privilegiada. Tuve una gran educación, buenos amigos y el mejor tratamiento médico.
Cuando tenía 18 años, volví a Calcuta por primera vez desde que había salido. Fue un viaje difícil para mí. No tenía ninguna relación con el lugar, la cultura, ni el medio ambiente.
Honestamente, me obligó a enfrentar algunos problemas difíciles relacionados conmigo mismo y mi identidad. No fue hasta mucho más tarde que llegué a un mejor encuentro con mis raíces, y fue en otra década, hasta que volví a Calcuta.
Fui y la vi en ese primer viaje, y fue el año en que murió.
No sé si dije “gracias por darme la vida”, pero debería haberlo hecho.
Esto es lo que me dijo:
“Nada es difícil, solo diferente. Si no puedes encontrar a alguien para ayudarte a lograr lo que quieres hacer, hazlo solo y no tengas miedo a lo desconocido”.