(CNN Español) – Cuando le pregunté a Juan Gabriel su percepción sobre la muerte, nunca imaginé que años más tarde yo estaría dando a conocer la noticia de su partida, y recordé sus palabras:
Ese lánguido domingo 28 de agosto, día en que falleció, vino a mi mente aquella larga charla con Alberto Aguilera en 1996, como si la memoria intentara ser un paño de lágrimas para el alma en una de las jornadas más tristes que recuerde de mi quehacer periodístico.
“Siempre en mi mente”
Y comencé a evocar algunas de las respuestas de nuestra conversación durante aquella soleada tarde, hace más de una década.
¿Si escribieras tu propia historia, que te gustaría que se resaltara más?
Y yo sentí en carne propia esa gratitud. Por su amabilidad, por su sencillez y por su caballerosidad, cualidades que se acuñaron en mi afecto hacia Alberto.
Del artista disfruté sus canciones, sus inolvidables espectáculos pletóricos de energía, con ese derroche de talento que invadía los sentidos.
“¿Por qué me haces llorar?”
Me parece increíble ver el último adiós a Alberto, justamente en el palacio de Bellas Artes, que él hizo tan suyo. Nada más merecido.
Juan Gabriel rompió paradigmas al abrir por primera vez y para siempre las puertas del afamado recinto cultural a la música popular. Demostró con sus memorables e históricos conciertos en ese majestuoso escenario de la capital mexicana, que sus temas trascendían y por lo tanto no eran menos clásicos.
Alberto era estricto y muy profesional.
Parecía siempre estar muy atento y concentrado en cada palabra que escuchaba y decía; así como al entorno que lo rodeaba, al ir y venir, era muy suspicaz.
Además predicaba con el ejemplo.
Invitaba a que siempre fuéramos, además de agradecidos, curiosos y observadores.
“Amor eterno”
Muy deferente con las mamás, su afecto hacia ellas me abrió las puertas para asomarme a su vida.
Fue Margarita, mi madre —su eterna admiradora— la que lo invocó para que accediera a regalarme un momento de su agitada agenda, para que me permitiera conocer más de su interesante biografía.
Una noche, después de un concierto, ella se atrevió con dulzura y respeto a la inesperada petición. Sabiendo que el cantautor era muy arisco con la prensa, la expectativa y el silencio inundaron su camerino aquella noche.
Mirándola a los ojos con una pícara y tierna sonrisa le contestó: Sí.
Al día siguiente estaba sentado frente a mí, compartiendo añoranzas de su accidentado destino.
Conversamos por más de una hora, de todo, también era domingo.
Y acerca de las drogas, una frase sentenció su filosofía:
“Te sigo amando”
También charlamos sobre política, y se me ocurrió preguntarle qué haría si fuera presidente.
De su enorme amor y orgullo por México dejó constancia en cada uno de sus conciertos y en varios de sus temas.“Los artistas son los que han hecho a este país”.
“Ya lo sé que tú te vas”
Caía la tarde de aquel soleado día en la Ciudad de México; yo quería que el tiempo no transcurriera.
Poder conversar sin límite con aquel cronista de los sentimientos, con el poeta. Con el hombre que contestaba de forma directa, simple y profunda complejos conceptos de la vida.
Escuchar sin tiempo ni medida a aquel hombre que se tuteaba con las notas musicales para convertirlas en canciones que nos acariciaban la existencia y nos acompañaban en nuestras penas y alegrías del amor.
Y surgió el tema de sus cuatro hijos.
“Abrázame muy fuerte”
Al despedirnos, me regaló una rosa, la misma que lo acompañó durante nuestra conversación, la cual dijo haber disfrutado mucho.
Me dedicó unas hermosas palabras en una página de su biografía autorizada, la misma que me había bebido antes de nuestro encuentro.
Pero ningún libro puede reflejar el carisma, la calidad humana y la claridad de conceptos y de filosofía de vida de Alberto Aguilera, del inolvidable Juan Gabriel.
Nuestra conversación fue una experiencia de amor y gratitud.
Sobre Dios me dijo:
* Lázaro Cárdenas: presidente de México (1934-1940). Nacionalizó la industria petrolera
** Granada: canción escrita por el famoso cantautor mexicano Agustín Lara