Nota del editor: Javier Palomarez es el presidente y CEO de la Cámara de Comercio Hispana de Estados Unidos (United States Hispanic Chamber of Commerce), la mayor asociación empresarial hispana en ese país, que además ha respaldado la campaña de Hillary Clinton. Palomarez participa en dicha campaña. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) – Ningún tema ha recibido más atención de los medios este año que la inmigración, sobre todo la inmigración hispana. Sin embargo, mientras el llamado de Donald Trump a construir un (costoso) muro ha recibido amplia cobertura de la prensa, se ha levantado otra barrera que impide que los hispanos opinen en un tema que afecta su cultura y su futuro.
Todos los días los grandes medios de comunicación discuten los puntos de vista y las políticas de los candidatos respecto a la inmigración hispana. Empero, la Comisión de Debates Presidenciales aún no ha seleccionado a un solo académico, periodista o figura política de origen hispano para moderar un debate presidencial.
Es una flagrante omisión que debe corregirse.
La realidad es que los profesionales hispanos conocen mejor que nadie la inmigración porque vivimos con esa cuestión todos los días. Tenemos amigos y familias que han inmigrado y entendemos los problemas y los estigmas que enfrentan como inmigrantes. Más importante aún, entendemos lo que se siente ser etiquetados y juzgados por la postura de los medios sobre la inmigración.
Los hispano-estadounidenses son un grupo demográfico importante y creciente. En este momento, casi uno de cada cinco ciudadanos de Estados Unidos es hispano. Uno de cada cuatro niños en Estados Unidos es hispano. Para 2020, uno de cada cinco trabajadores en la fuerza laboral de Estados Unidos será hispano. Más aún, los hispanos constituyen más de 27 millones de votantes, una cifra que se incrementa en 66.000 cada mes u 800.000 cada año, de acuerdo con el Pew Research Center.
La inmigración es un tema complejo. Por lo tanto, el pueblo estadounidense merece el contexto necesario para comprender un tema que requiere una mejor solución que un muro gigantesco y extremadamente caro. La mejor manera de presentar dicho contexto sería a través de preguntas directas sobre la inmigración formuladas por un destacado profesional hispano de los medios que viva y entienda la difícil situación diaria de los inmigrantes.
Hay mucho de donde escoger. Una buena opción sería María Hinojosa, la presentadora de “Latino USA” en NPR. Ella ha ganado cuatro premios Emmy, el galardón John Chancellor a la excelencia en el periodismo, el premio de Radio de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, el premio Edward R. Murrow del Overseas Press Club y el premio Walter Cronkite.
Otra opción podría ser José Díaz-Balart. Él es uno de los periodistas más respetados en Estados Unidos como presentador del noticiario diario nacional de Telemundo “Noticiero Telemundo” y la edición sabatina de “NBC Nightly News”. Ha recibido numerosos reconocimientos, incluyendo el premio George Foster Peabody, el Alfred I. DuPont-Columbia University Award y el premio Broadcasting & Cable/Multichannel News por sus destacados logros en la televisión hispana.
Una tercera opción podría ser María Elena Salinas, una de las presentadoras más respetadas de Univision y a quien un periodista del New York Times ha llamado “la voz de la América hispana.” Ella ha ganado un premio Peabody, un premio Cronkite, un Edward R. Murrow y un premio Emmy a la trayectoria, entre otros en su carrera.
Todos ellos son periodistas profesionales y exitosos que se han ganado el derecho a ser incluidos con los talentosos periodistas elegidos para moderar los debates presidenciales anteriores.
Tanto demócratas como republicanos reconocen la necesidad del apoyo hispano para ganar esta elección. De hecho, no hay duda de que la comunidad hispana se ha convertido en un rasgo definitorio del cambiante rostro de Estados Unidos. A estas alturas, la cuestión ya no es si captar o no a la comunidad hispana - es una cuestión de cómo, cuándo y dónde.
La carrera presidencial de 2016 ha sido poco ortodoxa e impredecible por decir lo menos. Parte de eso obedece a la manera en que la retórica anti-inmigrante se ha convertido en un tema central de campaña por primera vez desde la campaña del presidente Millard Fillmore en 1856, cuando se presentó con una plataforma anti-católica y anti-inmigrante. Fillmore perdió en parte porque su retórica anti-diversidad fue cuestionada. Lo mismo debe hacerse este año en aras de la responsabilidad y la equidad.
En última instancia, hay cuestiones complejas y matices que la comunidad hispana entiende bien. Con esto en mente, la única manera de garantizar una verdadera perspectiva sobre una cuestión tan compleja es tener moderadores que la entiendan como nadie. Por eso debe haber un moderador hispano-estadounidense en por lo menos uno de los debates presidenciales de 2016.
Nuestra organización representa a más de cuatro millones de empresas propiedad de hispanos, que en conjunto contribuyen cada año con más de 661.000 millones de dólares a nuestra economía estadounidense. Desde vendedores de tacos a propietarios de compañías Fortune 500, es esta rica diversidad la que hace de nuestra historia una historia estadounidense. Nuestros miembros se enorgullecen de ser hombres y mujeres empresarios estadounidenses. Estamos muy orgullosos de los productos que llevamos al mercado y de los empleos que creamos.
La Comisión de Debates Presidenciales debe corregir esa lamentable omisión e incluir una voz hispano-estadounidense en los debates presidenciales de estas elecciones.