CNNE 326007 - colombia-farc-peace-referendum

Nota del editor: Víctor Solano es un reconocido consultor en temas de comunicación estratégica y ecosistema digital de reputación en Colombia. Ha sido profesor en la Universidad Javeriana y periodista en varios de medios de América Latina. Las opiniones expresadas en este comentario corresponden exclusivamente a su autor.

(CNN Español) – Las redes sociales sentenciaron un reflejo de Colombia: somos un país fracturado. La tan mencionada polarización del país alcanzó su clímax en esta jornada electoral con un resultado en el que apenas por un poco más de 60.000 votos los colombianos decidieron no refrendar los acuerdos de paz celebrados entre el Gobierno de Colombia y la comandancia de la guerrilla de las FARC luego de seis años de negociaciones.

Pero la puja por la decisión entre el sí y el no también tuvo su campo de batalla en las redes sociales. Allí, la polarización tuvo su correlato, un relato que se fue a los extremos y que en pocas pero honrosas ocasiones tuvo puntos de moderación y equilibrio. Las expresiones extremas de ambos bandos fueron el pan de cada día entre muchos de los colombianos con presencia en sus redes sociales y con la beligerancia de líderes de opinión en cada extremo.

Según un estudio de la empresa Medios Millenium Group, luego de analizar más de un millón de conversaciones en redes sociales relacionadas con el tema de la paz realizadas 90 días antes al anuncio del acuerdo (del 26 de mayo al 23 de agosto de este año), se encontró equilibrio entre los del sí y los del no (durante el periodo la relación fue de casi 1 a 1 que generaron 136.000 comentarios con el ‘Sí’ incluido versus 103.000 con el ‘No’ explícito).

En cambio, cuando se dio el hito del anuncio del acuerdo el 24 de agosto, los resultados variaron significativamente en proporción de 2 a 1 con 26.000 menciones del sí frente a 13.000 del no.

En lo comentarios del sí abundaban expresiones cercanas a la esperanza y el futuro para los niños. En los comentarios del no se alojaban palabras como “víctimas”, “mentiras” y “Venezuela”, toda vez que uno de los argumentos más insistentes en las redes fue que un sí en el plebiscito nos acercaría como país a un modelo político como el que impera con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Entre tanto, un estudio de la Misión de Observación Electoral (MOE) identificó que de 7.467.055 conversaciones sobre la paz en Colombia, el 30 por ciento se centraron en el plebiscito del pasado 2 de octubre.

Así mismo, aunque se encontró que fueron 417.060 autores los que generaron contenidos, fueron 60 los más activos e influyentes que movieron la discusión en redes como Twitter, Facebook e Instagram. En esas mediciones fue evidente el papel clave que tuvo el ciudadano como gestor de contenidos. Los roles de las 60 cuentas que más influyeron en el debate del plebiscito a través de las redes sociales fueron: 40% ciudadanos, 39% cuentas de políticos, 7% cuentas de periodistas y 7% cuentas personales de funcionarios públicos.

Otro factor fundamental a la hora de entender el papel decisivo de las redes sociales en este proceso fueron los contenidos tendenciosos. Aunque ambas posiciones podrían tener argumentos válidos para promover el sí o el no, muchos perfiles de dedicaron a desinformar, promover rumores falsos y a viralizar piezas de fuentes desconocidas con exageraciones u omisiones enormes.

Lastimosamente, a sabiendas de que el usuario promedio no sigue las reglas del periodismo (que deberían ser no solo de esa disciplina, sino del sentido común) como la verificación y contraste de fuentes, los usuarios se dedicaron a propagar mensajes que alimentaron las dudas en unos y otros.

Así mismo, hay que destacar que de igual manera hubo iniciativas ciudadanas que se preocuparon por informar y por educar sobre los acuerdos de paz, como la que realizó un colectivo ciudadanos para hacer la lectura colaborativa de las 297 páginas documento del acuerdo y así procurar que otros, que no tienen competencias tan ágiles de lectura, pero sí más atención auditiva, pudiesen quedar informados y de esa manera pudiesen llegar a las urnas con conocimiento para tomar una decisión con criterio.

Las redes sociales en este proceso mostraron lo que somos: con lo peor y lo mejor de los colombianos, con sus polaridades extremas y con sus virtudes a la hora de proponer creativamente.