(CNN) – Está acostumbrado a recibir elogios, pero Kengo Kuma también sabe cómo enfrentar la controversia internacional.
Cuando el gobierno japonés encargó a la arquitecta británica de origen iraquí Zaha Hadid para diseñar el estadio de los Juegos Olímpicos de Verano 2020 en Tokio, el galardonado arquitecto Kuma usó su voz influyente para criticar la decisión de no emplear a un talento de casa.
El gobierno estaba escuchando.
Cuando el primer ministro japonés Shinzo Abe desechó el año pasado el diseño de Hadid, la visión alternativa de Kuma fue elegida como el reemplazo.
Mirando hacia el futuro
Kuma es muy consciente de la responsabilidad que conlleva el diseño del estadio nacional de una sede olímpica.
“Estoy diseñando el edificio para (un tiempo) dentro diez años, no lo estoy diseñando para hoy”, dice a CNN, del edificio de madera de celosía que se llevará a la escena mundial en 2020.
“Lo más importante para el diseñador es pensar en el futuro”.
Es una filosofía que sustenta el trabajo reflexivo de Kuma.
Pequeñas innovaciones
Entonces, ¿quién es el hombre que Japón ha puesto al frente de su pieza central olímpica?
Nacido en Yokohama, Japón, en 1954, el arquitecto dejó el mundo empresarial para enseñar en la Universidad de Columbia, en Nueva York, antes de regresar a Japón para fundar su propia agencia, Kengo Kuma & Associates, que hoy emplea a más de 150 personas a nivel mundial.
Su trabajo se define por el minimalismo, un innovador uso de materiales naturales y una calidad humilde, que exuda serenidad y atrapa al ojo.
Y mientras su estadio Olímpico tendrá capacidad para miles de espectadores, algunos de sus proyectos más respetados, como sus contribuciones a la Comuna cerca de la Gran Muralla -un galardonado retiro de lujo fuera de Beijing- están en una escala mucho más pequeña.
Kuma dice que está feliz de trabajar en ambos extremos del espectro.
“Las estructuras más pequeños pueden mostrar el futuro de la ciudad”, indica, añadiendo que, los proyectos enfocados en los negocios más grandes tienen limitaciones que pueden impedir la creatividad.
Esta creatividad enfocada en los detalles fue mostrada en la Bienal de Arquitectura de Venecia de este año, donde presentó una cocina construida a partir de ollas y sartenes. Los objetos apilados recordaron los bloques simples de construcción para niños lanzados el año pasado, conocidos como la versión japonesa del Lego.
Esos juguetes, en particular, capturaron la fascinación de Kuma con formas simples de madera, una fascinación que se hace evidente en el Jardín de las Tullerías en París, donde se encuentra el Pabellón de Kengo Kuma: un marco para escalar construido a partir de un entramado de madera compleja.
Hacia lo grande
Si Kuma puede hacer cosas pequeñas -es decir, cocinas y juguetes para niños- es igualmente hábil para hacer proyectos grande.
Hay torres diseñadas por el maestro japonés en ciudades de todo el mundo, incluyendo Tokio, Japón; Shanghai, China; Dallas, Estados Unidos; Vancouver, Canadá; y Sydney, Australia.
Su extensa galería de arte popular en la Academia de Artes de China en Hangzhou, China y un Museo Hans Christian Andersen previsto para la ciudad de Odense, Dinamarca, marcan una ambición seria para contribuir a la conversación sobre la relación de la arquitectura con la cultura en el esfera pública.
Sin embargo, son esos proyectos más pequeños, pensando en el nivel micro más humilde que Kuma dice le interesan más.
“En el siglo XX, los edificios más grandes, los proyectos más grandes estaban llevando la pauta en el diseño … pero ahora, estamos viviendo en condiciones totalmente opuestas. Los edificios más grandes no pueden mostrar el futuro”, indica.
De regreso al futuro
Ahora que la tecnología moderna ha resuelto los problemas tales como el mantenimiento, la flexibilidad y la inflamabilidad de muchos materiales naturales, Kuma dice que cree que los arquitectos tienen que volver a usar piedra, madera y papel de arroz. Esta filosofía se refleja en su diseño del estadio olímpico, que en gran medida incorpora el uso de la madera.
“Podemos ‘regresar al pasado’, pero no es un movimiento nostálgico. Es un pasado muy futurista” comenta Kuma. “La nueva tecnología puede cambiar la dirección de la arquitectura”.
Quizás dando una idea de lo que podemos esperar para la construcción del estadio de Tokio, Kuma aboga por trabajar con artesanos locales, que tienen una mejor comprensión de los materiales naturales locales, y pensar más allá de la “cultura del concreto” del siglo pasado.
“El cuerpo humano es suave y cálido y necesitamos materiales más blandos, más cálido”, agrega.
La belleza de la fuerza
Para Kuma, pensar en materiales naturales y a pequeña escala, conduce a un tipo clásico de arquitectura.
“En el siglo XX, la mayoría de los arquitectos pensaban de la arquitectura como la producción de las piezas de arte de la época. Creo que la arquitectura es un proyecto sin fin. La arquitectura debe ser permanente”, dice.
“Siempre estoy pensando en el futuro de mis hijos. Debemos pensar en los usuarios del edificio, y esa es la próxima generación”.