(CNNEspañol) – Según decenas de encuestas publicadas por los medios de comunicación, la candidata demócrata Hillary Clinton pasaría a la historia al convertirse la primera presidenta de Estados Unidos. Pero se equivocaron.
La última encuesta de CNN/ORC ponía a Hillary Clinton cinco puntos por delante de Donald Trump, pero al final el resultado de la única encuesta 100% precisa, la de las urnas, fue la victoria del magnate neoyorkino por una muy corta ventaja de un poco más de 254.000 votos. El republicano triunfó, desafió lo que decían las encuestas y dejó sorprendidos a muchos.
Las encuestas no solo fallaron en Estados Unidos, donde incluso la Asociación Estadounidense de Investigación de Opinión Pública (AAPOR por sus siglas en inglés) reconoció este miércoles que “las encuestas se equivocaron esta vez” y convocó a un panel de expertos para hacer un análisis post electoral de los sondeos.
“El objetivo de este comité es preparar un reporte que resuma la exactitud de las encuestas prelectorales de 2016 (tanto de las primarias como de la elección general), revisar la variación por diferentes metodologías e identificar las diferencias de los años electorales anteriores”, dijo en un comunicado la AAPOR.
También se equivocaron en Colombia donde los sondeos arrojaban que el sí en el plebiscito para refrendar los acuerdos de La Habana arrasaría; y también en Reino Unido con el ‘brexit’, pues el día de la elección una gran encuesta ponía el “leave” 10 puntos detrás de la opción de estar en la Unión Europea.
En Colombia ganó el no. En Reino Unido ganó la opción de abandonar la Unión Europea. Y en Estados Unidos ganó Trump.
¿Por qué?
“Las encuestas no estaban diseñadas para captar las emociones”, le explicó a CNN en Español Javier Restrepo, director de la Unidad de Estudios de Opinión de la encuestadora IPSOS en Colombia, que identificó esta razón como uno de los fenómenos que afectaron la encuestas en ese país, pues hay temas que son muy sensibles (como la paz y la participación política) y más que racionales son “absolutamente emocionales” como para identificarlos en las encuestas.
“De alguna forma no nos habíamos dado cuenta de la dimensión emocional que estaba influenciando el comportamiento que la gente iba a tener en las elecciones”, explicó Restrepo en una entrevista telefónica desde Bogotá.
“Es muy difícil medir emociones y a través de las encuestas es aún más complicado porque estábamos utilizando el modelo clásico de medición de intención de voto que busca identificar la decisión racional que la gente toma y evidentemente esta no es una decisión racional”, añade.
Una encuesta de IPSOS de septiembre de 2016 mostraba que el apoyo por el sí era del 66%.
Sin embargo, Jorge Galindo, sociólogo perteneciente al grupo de análisis Politikón, subraya que las encuestas jamás han sido perfectas y siempre han estado sujetas al margen de error y a un nivel de incertidumbre mayor o menor dependiendo el momento.
“Ha habido un problema por parte de los analistas que comunican esta incertidumbre. Las encuestas son todavía un método imperfecto”, dice Galindo.
Pero la metodología de las encuestas también es un factor que afecta estas mediciones. Según Eduardo Gamarra, director del programa Latino Public Opinion Forum, la telefonía se ha convertido en un problema para los encuestadores pues actualmente solo el 41% de la población de Estados Unidos tiene una línea telefónica fija y acceder a través de teléfonos celulares no es muy fácil, pues existen restricciones legales para conseguir esas bases de datos, lo que hace más difícil acceder al público.
“Las encuestas en línea están reemplazando a las encuestas telefónicas y el problema es que no son encuestas probabilísticas, no tienen margen de error por su naturaleza, por lo que se busca tener grandes muestras pero lo que se utiliza en Estados Unidos son paneles de 10.000 personas con los que se genera una muestra”, explica Gamarra.
“Hay problemas metodológicos que son muy importantes que pueden hacer variar los resultados”, añade.
Y según Galindo las personas ya no quieren contestar encuestas de la misma manera que lo hacían en el pasado.
¿Miedo o vergüenza para contestar?
La responsabilidad de las encuestas no sólo debe recaer en las encuestadoras. En estos procesos electorales se ha visto la llamada teoría de la “espiral del silencio” o del voto oculto, en la que los electores no expresan sus preferencias en público ya sea por miedo o por vergüenza.
Arcadio Castillo, gerente de finanzas del Partido Republicano y para la campaña de Donald Trump en Nueva York estuvo de acuerdo con que una de las razones por las que las encuestas no reflejaron la verdad fue porque mucha gente no quería aceptar en público por quién iba a votar.
“Hay muchas personas que son demócratas o independientes y que no querían decir [que iban a votar por Donald Trump] porque muchos se enojaban”, relató Castillo a Gustavo Valdez de CNN en Español el día de las elecciones.
El propio Nigel Farage dijo que algunos partidarios de Trump pudieron sentir vergüenza de decir que lo estaban apoyando, con lo que las encuestas podían verse afectadas.
“Tal vez las personas no están diciendo la verdad a los encuestadores. Piensan, no quiero decirle a un encuestador ‘voy a votar por Trump, pero en privado, eso es lo que siento y eso es lo que voy a hacer’”, dijo.
En esto está de acuerdo Steve Hilton, estratega político del exprimer ministro británico David Cameron y ahora director ejecutivo del sitio de crowdfunding político y de datos Crowdpac.
“Es muy probable que haya un fenómeno secreto de seguidores de Trump. No creo que sea posible estimar cuántos, y las encuestas, por definición, no los recogen”, le dijo Hilton a Richard Allen Greene de CNN antes de las elecciones.
Una situación similar a la que ocurrió en Colombia y que Restrepo identifica como “el poder del voto oculto”, pues como en ese país hubo un rechazo generalizado por la opción del no —porque fue comunicado como un rechazo a la paz, más que a los acuerdos de La Habana— muchos no se atrevían a responder con la verdad.
“Como era políticamente incorrecto responder que no, la gente no se atrevía a decirlo. Era mal visto en el país decir que no y ese tema del voto oculto que por supuesto no se percibió durante la campaña y durante las encuestas terminó afectando los resultados”.
Sin embargo, para Gamarra no hay tal “espiral del silencio”, sino que se trata de los indecisos que a medida que va acercándose el día de la elección van definiendo su voto.
“La teoría de la espiral del silencio ha sido difícil de comprobar: al final es simplemente indecisión. Gente que llegó al lugar de votación y ahí mismo decidieron [por quién votar]”, dice Gamarra y pone el ejemplo de los indecisos de Florida, que según su encuesta empezaron a decidirse a votar por Trump desde mediados de octubre.
Hay indicios tempranos de que algunos votantes de Trump no fueron encuestados correctamente durante la campaña o durante la votación a la salida del día de la elección.
Nate Silver, editor jefe del sitio FiveThirtyEight, le dijo a CNNMoney que la falla en las encuestas parece ser “un error de no respuesta o de cobertura”, es decir que “las personas que respondieron a las encuestas no reflejaban plenamente el electorado real”.
Pero no todas las encuestas se equivocaron. Unas de ellas es la de Los Angeles Times que consistentemente mostró una ventaja de Donald Trump sobre Hillary Clinton. Su más reciente sondeo le dio la victoria a Trump con un 46,8% versus 43,6% para Clinton.
Así mismo, la encuesta final de CNN sobre las encuestas antes del día de la elección mostraba a Clinton con una ventaja de 3 puntos sobre Trump. La candidata demócrata actualmente tiene una estrecha ventaja en el voto popular, que los expertos creen que terminará con un 1 ó 2% de ventaja, muy dentro del margen de error de la mayoría de las encuestas.
La falta de conexión entre las élites y la gente es otra de las razones para las sorpresas electorales, según le dijo a Xavier Serbia de CNN en Español Jaime Duran Barba, profesor de la Universidad de Georgetown.
“En Estados Unidos y en América Latina tenemos un grave problema y es el divorcio de lo que llamamos el Círculo rojo y la gente: hay élites —llámense republicanos o demócratas— que comparten conceptos y puntos de vista que no son los de la mayoría y ese es el gran problema”, dice Durán Barba.
“Es el eje de la crisis de la democracia occidental”, añadió el analista de Georgetown.
En Reino Unido la votación resultó ser el 51,9% para la opción del ‘leave’, y 48,1% para el ‘remain’. En Colombia, una nación muy dividida, rechazó el acuerdo de paz con las FARC con un 50,21% a favor del no y 49,78% por el sí. Y en Estados Unidos el candidato republicano obtuvo el 47,5% frente al 47,7% de Hillary Clinton.
De todos estos resultados se esperaba un resultado diferente, pero al final también tuvieron un muy pequeño margen de diferencia, algo que según los expertos puede ser el resultado de una suma de eventos que junto con la incertidumbre van ajustando la opinión del ciudadano y puede hacer que su pensamiento cambie hasta el último momento, antes de depositar su voto en la urna.