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(CNN) – ¿Qué tienen en común un Discman, un Tamagotchi y un Game Boy?

Todos ellos son marcas de invenciones japonesas de las décadas de los 80 y los 90, símbolos de una era en la que la nación japonesa era líder en innovación tecnológica.

Pero con el crecimiento de Silicon Valley y gigantes tecnológicos estadounidenses como Google y Apple, la producción de Japón de tecnología insigne ha disminuido en las últimas dos décadas.

Eso está a punto de cambiar gracias a la nueva generación de jóvenes emprendedores, un repunte de colaboraciones internacionales y nuevas sociedades con científicos universitarios, según explica el profesor Masahiko Tsukamoto, de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Kobe.

El enfoque de Japón en este momento no está en videojuegos o smartphones, sino en sillas tecnológicas, gafas inteligentes y dispositivos de comunicación para perros.

Es decir, tecnología ‘wearable’, o ponible.

Tecnología ponible en Japón

En 2013 Japón vendió 530.000 unidades de ‘wearables’, según el Instituto de Investigaciones Yano.

Se espera que esa cifra aumente a 13,1 millones de unidades en 2017.

Tal vez la mejor indicación del boom de esta industria fue la realización de la primera Expo Wearable 2015 en Tokio, que en ese momento fue la feria de dispositivos usables más grande del mundo que contaba con 103 expositores.

La feria presentó kimonos electrónicos, dispositivos de comunicación para gatos y guantes electrónicos para grabar el trabajo de los dedos de un pianista.

En la siguiente feria, que se realizará entre el 18 y el 20 de enero de 2017, los organizadores esperan más de 200 expositores y 19.000 visitantes.

“Con una mejor funcionalidad, componentes más livianos y diseños más pequeños, los dispositivos usables dejaron de ser una fantasía”, dice el director del show Yuhi Maezono. “Los ‘wearables’ están centrando la atención como el próximo mercado con gran crecimiento”.

El encantador de perros

Inupathy es un arnés para perro que les permitirá a los dueños comunicarse con sus mascotas y se espera que sea presentado a final de este año.

Además de ser un monitor cardiaco, el arnés tiene una tecnología de reducción de ruido que puede aislar los sonidos del corazón del animal y seguir sus reacciones a los estímulos como comida, juegos, juguetes y personas.

Con esta información, el arnés evalúa el estado de ánimo del perro y cambia de color para informar a los dueños.

Joji Yamaguchi con su perro Akane, quien lo inspiró para crear el arnés Inupathy.

Equipado con seis luces LED, el collar emite una luz azul para mostrar calma, rojo para la emoción y muestra los colores del arco iris para expresar felicidad.

Joji Yamaguchi, director ejecutivo de Inupathy, se inspiró en su corgi Akane, una mascota nerviosa. Para entender mejor la ansiedad de su perro, el biólogo desarrolló este arnés para monitorear los latidos de su corazón.

“Siempre sentí como si no pudiera entender muy bien a Akane y quería acércame a él”, dice Yamaguchi.

“El budismo y una vieja religión japonesa dicen que cada animal, planta e incluso las rocas, tienen un espíritu adentro. Es estresante cuando no puedes resolver problemas que los están molestando”.

Yamaguchi espera que la tecnología ponible tenga aplicaciones también para los humanos.

“La personalización de la inteligencia artificial será un punto de inflexión”, dice Yamaguchi.

“Por ejemplo, si muestras cierto comportamiento antes de empezar a sentirte deprimido, predecir tu depresión a partir de ese comportamiento es extremadamente valioso para un individuo. Un dispositivo de inteligencia artificial que funcione de manera personalizada para ti haría esto eventualmente posible”.

Un verdadero salvavidas

Archelis, una silla tecnológica que fue lanzada en Japón este año, también está llamando la atención internacionalmente.

Se trata de una colaboración entre la fábrica de moldes Nitto, la Universidad Chiba, Japan Polymer Technology y Hiroaki Nishimura Design, en Japón, que fue inicialmente pensada para cirujanos que necesitaban descansar sus piernas durante largas operaciones.

La silla le permite a su dueño sentarse mientras permanece erguido .

“El concepto de la Archelis es simple, como la simplicidad del huevo de Colón”, dijo el doctor Hiroshi Kawahira, el cirujano detrás del concepto. “Las largas cirugías pueden generar dolor de espalda, de cuello, de rodillas, especialmente para cirujanos que están envejeciendo”.

La silla tecnológica Archelis puede ser usada por cualquier persona que permanezca de pie por mucho tiempo.

Hecha de paneles impresos en 3D, la Archelis no requiere de componentes eléctricos o de baterías.

La innovación está en su diseño efectivo: paneles de carbón flexibles rodean las nalgas, las piernas y los pies para dar apoyo y minimizar la presión en las articulaciones.

El sistema estabiliza los tobillos y las rodillas, así que la presión de estar en posición vertical se esparce uniformemente a través de los muslos y las pantorrillas.

A pesar de que el usuario pareciera estar de pie, de hecho está descansando su espalda y piernas mientras trabaja parado en sus pies.

Llegar al punto

Otros dispositivos ponibles están en un lugar más pequeño.

Con una medida de cerca de 3 pulgadas de largo, BIRD es esencialmente un dedal que convierte tu huella digital en una varita mágica.

Usando algoritmos para decodificar la intención del usuario, el dispositivo tiene sensores precisos que rastrean dirección, velocidad y gestos.

El dispositivo BIRD convierte cualquier superficie en una pantalla. Tiene un costo de 499 dólares.

La tecnología les permite a los usuarios convertir cualquier superficie en una pequeña pantalla, así como interactuar con otros dispositivos inteligentes.

Al caminar alrededor de su casa, los usuarios pueden proyectar la pantalla de su computador en una pared, encender la máquina de café, leer sobre cualquier superficie y hacer compras en línea tan solo con señalar o deslizar un dedo.

Los desarrolladores —MUV Interactive, una compañía basada en Israel y Silicon Technology, basada en Japón— esperan que BIRD sea adoptado en los sectores corporativos y de educación gracias a su habilidad para crear presentaciones colaborativas.