Hace ya 400 años el talento visionario del escritor Miguel de Cervantes dejó de cabalgar, pero su caballero Don Quijote de La Mancha sigue a lomos de Rocinante, luchando contra los molinos, la injusticia, la maledicencia y deshaciendo entuertos aquí y allá, aunque no hubiera tales.
Jóvenes raperos mexicanos, españoles y de otros países hispanohablantes han encontrado en la letra y el espíritu de El Quijote motivos para improvisar sus propios versos durante la celebración de este aniversario.
Dicen que Cervantes inventó la novela moderna con El Quijote, adelantándose a su tiempo, un tiempo convulso en una España pobre pero honrada, ignorante pero piadosa, imperial pero pueblerina.
El Quijote, la mayor creación literaria de España
Miguel de Cervantes escribe en 1605 la primera parte de la novela, casi 700 páginas y la entrega a una imprenta de Madrid. El dueño de los derechos era un tal Francisco Robles, un librero que la vende al precio de doscientos maravedís y medio. Para hacernos una idea, en 1610 una gallina podría costar 127 maravedís, o 9 dólares.
La novela es un éxito y se suceden varias reediciones, algunas de ellas clandestinas. La segunda parte llega en 1614 después de que un tal Alonso Fernández de Avellaneda se aventurara en contar su propia continuación.
DeseARTE
El bachiller Sansón Carrasco dice en la propia novela que “es tan clara, que no hay cosa que dificultar en ella: los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran, y, finalmente, es tan trillada y tan leída y tan sabida de todo género de gentes, que apenas han visto algún rocín flaco cuando dicen: ‘Allí va Rocinante’”.
El director del Instituto Cervantes, Victor García de la Concha, asegura que Cervantes logró una teoría literaria nueva llamada novela, una novela culta pero también conversacional.
En la novela también cabalga el humor, a veces ácido, cruel, sin remordimientos, otras dulce, simpático, pícaro con el que el texto está salpicado a lo largo de las innumerables aventuras del caballero español.
Pero si Alonso Quijano enfrentó peligros y aventuras, a menudo batallaras en su quizás no tan seco cerebro, su creador las enfrentó cuerdo y arrojado a lo largo de su vida.
Miguel de Cervantes, más grande que El Quijote
Miguel de Cervantes nació en 1547 bajo el reinado de Carlos I en Alcalá de Henares, en la actual provincia de Madrid.
Participó en duelos, fue camarero de futuros cardenales en Roma, ingresó en los temidos Tercios, una unidad de infantería del Ejército español durante la época de la Casa de los Austria.
Combatió en la batalla de Lepanto, donde fue herido por tres balas de arcabuz.
Fue hecho prisionero por corsarios berberiscos que creen que es un personaje principal y piden un caro rescate.
Hasta cinco años pasó el ya manco de Lepanto en una prisión en Argel, gran mercado de esclavos, donde también intentó fugarse hasta que se pagó su rescate. Posiblemente fue espía en Orán, intentó sin lograr el sueño de viajar a las Américas, fue preso cuando trabajó de comisario de abastos por el sur de España y finalmente se dedicó a escribir la primera novela moderna de la literatura mundial.
Cervantes muere en abril de 1516 en la calle del León de Madrid, se cree que de diabetes o afecciones hepáticas. Fue enterrado en el convento de las Trinitarias Descalzas. Una carta enviada al Conde de Lemos recoge las últimas palabras escritas de Cervantes: “Ayer me dieron la Estremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir…”
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El Quijote en imágenes
La obra de Cervantes no sólo ha sido traducida a 140 idiomas, sino también al lenguaje de la luz y sombras, el cine.
Son decenas las adaptaciones de El Quijote para la pantalla grande y la televisión. Hay curiosas, como la titulada Don Quijote cabalga de nuevo, una producción hispanoamericana dirigida en 1973 por Roberto Gavaldón con Cantinflas en el personaje de Sancho Panza y el actor, director y dramaturgo Fernando Fernán Gómez como Don Quijote.
Una muy conocida adaptación es la que hizo en 1992 la televisión pública de España, RTVE, dirigida por Manuel Gutierrez Aragón, con Fernando Rey como Don Quijote y Alfredo Landa como Sancho Panza.
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