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Lo que Odín Sánchez pide en la negociación con el ELN
04:04 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Este martes 7 de febrero comienza por fin, formal y públicamente, el proceso de paz entre la guerrilla del ELN y el gobierno colombiano en Quito (Ecuador), tras casi dos años de acercamientos exploratorios y tres meses de dilaciones y aplazamientos (el inicio estaba planeado para el 27 de octubre pasado).

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha dicho en múltiples ocasiones que será imposible hablar de una paz completa si no se logra un acuerdo con la segunda guerrilla más grande en la historia del país y, si todo sale como está previsto en el proceso con las FARC, la única que quede activa dentro de unos meses.

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Ambas negociaciones comenzaron sin que cesaran los combates y meses antes de sentarse en la mesa las dos guerrillas trataron de demostrar que todavía tenían poder militar con una serie de ataques en distintos puntos de Colombia. Los del ELN, concentrados en la infraestructura energética y en secuestros extorsivos.

Los diálogos con las FARC —que tomaron más de cuatro años en su fase pública— han servido de modelo para no repetir errores en los diálogos con el ELN y han inspirado algunos de los puntos a negociar con esa guerrilla (en lo que tiene que ver con el fin del conflicto, las víctimas y la implementación de los acuerdos, por ejemplo).

Sin embargo, se trata de dos procesos distintos que pueden tener resultados distintos por el momento específico en el que se emprenden.

La guerrilla del ELN tiene hoy, según información del Ejército entregada a CNN en Español, cerca de 1.550 miembros armados. Cuando las FARC se sentaron en la mesa de conversaciones de La Habana, en el 2012, se calculaba que tenían casi 8.000 miembros. Hoy, según el Alto Comisionado para la Paz, unos 6.300 hombres de las FARC están comenzando su proceso de desarme en las distintas zonas de concentración previstas para tal fin en el acuerdo firmado en noviembre pasado.

Los jefes negociadores del proceso de paz con el ELN son, por parte del gobierno colombiano, el exministro Juan Camilo Restrepo (izquierda) y, por parte de la guerrilla, 'Pablo Beltrán' (derecha).

Las hojas de ruta de ambos procesos también son diferentes. Aunque después de octubre del 2016, cuando se supone que debían haber comenzado los diálogos, ni el ELN ni el gobierno han vuelto a hacer públicos los seis puntos acordados para negociar, en el proceso con esta guerrilla la prioridad será la participación de la sociedad civil, algo que no sucedió en la negociación con las FARC.

Los seis puntos de la agenda de diálogos con el ELN conocida el año pasado son: Participación de la sociedad en la construcción de la paz, Democracia para la paz, Transformaciones para la paz, Víctimas, Fin del conflicto armado e Implementación.

La agenda de paz con las FARC era mucho más concreta (Política de desarrollo agrario integral, Participación política, Fin del conflicto, Solución al problema de las drogas ilícitas, Víctimas e Implementación, verificación y refrendación) y hablaba de entrada de la dejación de armas, algo que no ha quedado claro aún con el ELN.

“(Los miembros del ELN) le hacen un culto y una veneración excesiva a la lucha armada como si las armas no fueran un instrumento sino un imposible”, le dijo hace unos días a la Revista Semana el concejal de Bogotá Antonio Sanguino, desmovilizado de una disidencia de esa guerrilla.

El soldado colombiano Fredy Moreno (centro) fue secuestrado por el ELN el pasado 24 de enero y fue liberado el 6 de febrero.

De hecho, solo dos semanas antes del inicio formal de las conversaciones de paz, el ELN secuestró al soldado Fredy Moreno Mahecha en el departamento de Arauca (fue liberado este lunes 6 de febrero), lo que para algunos muestra que la voluntad de paz de esta guerrilla no es tan fuerte como la que tenían las FARC cuando se sentaron en La Habana. Seis meses antes de encontrarse en Cuba, las FARC anunciaron que abandonaban la práctica del secuestro extorsivo.

El momento en el que se sientan a la mesa tampoco es el mismo. Al segundo mandato de Santos solo le queda algo más de un año y medio y eso le imprime una presión distinta al proceso que se llevó a cabo con las FARC, en el que se sabía que el presidente podía ser reelegido.

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Ahora persiste la incertidumbre de si en agosto del 2018 estarán cerradas las negociaciones y, en caso contrario, si el nuevo presidente aprobará lo acordado con el ELN hasta ese momento. Además, pese al apoyo que recibió tras ganar el Premio Nobel de Paz en diciembre pasado, el presidente Santos tiene hoy un capital político más débil que el del 2012.

Cuando las FARC y el gobierno comenzaron a hablar en Cuba, la sociedad colombiana ya conocía la metodología acordada y la logística. Horas antes de que se instale formalmente la mesa en Quito, en Colombia todavía no se conoce cómo serán las jornadas ni si se abordarán varios temas de la agenda de manera simultánea, entre otros detalles.

El ELN fue fundado en 1964 por estudiantes y sindicalistas —distinto al origen campesino de las FARC—, tiene una estructura más horizontal que la de la guerrilla que ya ha comenzado a desarmarse y está comandado desde 1998 por Nicolás Rodríguez Bautista, alias ‘Gabino’.