Londres (CNN) – Un grupo de payasos que usan zapatos demasiado grandes, corbatines y sombreros de bombín entran a una iglesia en una procesión semi solemne.
Las bancas se llenan de rostros sonrientes, trajes extravagantes y, por supuesto, de narices rojas.
El sermón, interrumpido por ocurrencias, chistes y comentarios, tiene una oración especial: “Querido Señor, gracias por llamarme a compartir tu precioso regalo de la risa”.
Esta no es una misa típica ni un lugar para quienes que sufren de fobia a los payasos, conocida como coulrofobia.
Durante los últimos 70 años, los payasos han llenado las bancas de una iglesia al oriente de Londres como tributo a su fallecido maestro, Joseph Grimaldi.
Considerado como el padre de los payasos modernos, Grimaldi transformó la interpretación y la apariencia de los artistas cómics en el siglo XVIII, deleitando audiencias, incluido Charles Dickens.
La celebración sirve como una especie de exorcismo contra la moda de payasos de terror que tuvo su auge en Estados Unidos y el Reino Unido durante la pasada temporada de Halloween. Una situación que no fue para nada divertida.
El Señor Woo, un payaso de 78 años, dice que perdió tres actuaciones debido a esa fiebre de payasos malévolos.
“Por primera vez tuve que trabajar sin mi maquillaje de payaso porque me dijeron ‘por favor no vengas como un payaso porque mi hijo se asustará’”, asegura.
“Ser desagradable y asustar a la gente no hacer parte de lo que hacemos”, dice un payaso llamado Zaz, antes de ajustarle la nariz roja a su hijo Isaac, de 4 años.
Aún así, los payasos se niegan a dejar que la locura espeluznante sea un impedimento su día. En cambio, reflexionan sobre los regalos que los payasos, como Grimaldi, les han dejado.
MC Mattie El Payaso concluye la misa con un guiño a otro famoso fabricante de risas.
“Los payasos son el catalizador de la risa”, afirma. “Y como Charlie Chaplin dijo: “Un día sin risa es un día perdido”.