(CNN) – En medio de espesas nubes de humo creciente, un pequeño niño yacía en el suelo, gritando de agonía. “¡Baba, cárgame, baba!”, grita, incapaz de ponerse de pie, con sus piernas voladas desde la rodilla.
Esta es la consecuencia de un aparente ataque aéreo llevado a cabo este jueves en la provincia noroccidental siria de Idlib, como lo demuestra un video distribuido por activistas de la oposición siria en las redes sociales.
La ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) dice que el ataque provino de aviones de combate del ejército sirio. CNN no ha podido verificar independientemente los alegatos sobre el origen del ataque. Ni el régimen sirio ni sus medios estatales han hecho comentario alguno.
Activistas opositores publicaron una foto del niño, identificado como Abdul Bassit Al Satouf, en la que se le ve vivo y tratado en un hospital.
El ataque aéreo en el pequeño pueblo de Al Habit fue uno de los diez que azotaron la región sur de Idlib. El OSDH reporta que cinco personas murieron en estos, entre ellos una mujer y un niño.
Desde el 2015, Idlib ha estado bajo control de los rebeldes y actualmente la región está amparada por un acuerdo de cese del fuego a nivel nacional negociado por Rusia y Turquía en diciembre. El cese del fuego requiere que el gobierno sirio detenga las operaciones militares contra cualquiera no relacionado con los yihadistas del ISIS u otros grupos terroristas, informó la agencia estatal SANA.
Varias fotos de niños afectados por la violencia en Siria han capturado la atención internacional.
Una de las primeras imágenes en convertirse en viral fue la de Alan Kurdi, un niño que había huido de Siria con su familia sólo para morir en las aguas del Mediterráneo. La imagen de su pequeño cuerpo en una playa turca se convirtió en un símbolo de la brutalidad y la desesperanza frente a los atrapados en medio de la lucha.
El video de Omran Daqneesh, un niño sentado en la parte trasera de una ambulancia, aturdido y cubierto de polvo, conmovió al mundo en agosto.
Un informe del 2016 de Save the Children asegura que las bombas de barril, los ataques aéreos y los bombardeos son los mayores problemas que amenazan a los 250.000 niños que se estima que viven en zonas asediadas en Siria.