(CNN Español) – Aunque es arquitecta de profesión, el ojo de María Gabriela Chirinos está entrenado para capturar momentos mágicos a través de su lente.
Chirinos confiesa que el ADN de la fotografía la acompaña desde niña.
“Desde muy pequeña yo siempre veía una cámara y quería estar viendo a través de ella”, dice la fotógrafa a CNN en Español.
Recuerda que la primera foto que tomó fue en septiembre de 1972, en ese entonces tenía solo 8 años.
“(Fue) en el estado de Iowa, cuando pasé tres meses allá en casa de una de mis tías”, dice la fotógrafa.
Su curiosidad por esta forma de arte la llevó a especializarse a través de cursos en Caracas.
En 2010, Chirinos comienza sus estudios de fotografía en la que dice ser su alma mater, La Escuela Foto Arte de Caracas.
Chirinos cuenta que en esas clases y caminatas con su grupo y con su compañero de esta escuela, Eleazar Briceño, fue como descubrió que su pasión era esa, la fotografía.
Su profesión como arquitecto no la hace más susceptible a fotografiar edificios, como muchos imaginan.
“(Risas) hay como un mito. Todo el mundo cree que porque soy arquitecto entonces mis fotografías son de edificaciones. Y no, todo lo contrario. Siempre he dicho que quizás como ese ha sido mi trabajo durante tanto tiempo entonces yo veo un edificio y ¡claro, me parecen hermosísimos y majestuosos! Pero no es allí en donde trato de encontrar la esencia de la fotografía”, dice Chirinos.
A pesar de esto, la fotógrafa dice que aplica los conocimientos que obtuvo de la arquitectura, como la perspectiva, para que “su fotografía quizás pueda llegar a verse diferente”.
A Chirinos le gusta contar historias a través del lente y es por ello que se decanta por la fotografía documentalista y los autorretratos. De este último estilo, Chirinos dice que aprendió su técnica junto a Aglaia Berlutti, su profesora en la Escuela de Foto Arte y a la que también describe como una entrañable amiga.
“Yo trabajo mucho conmigo misma como objeto fotográfico para contar una historia, para transmitir un mensaje”, cuenta.
La técnica para su autorretrato no involucra un selfie stick y tampoco es el ‘selfie’ tradicional que vemos en redes sociales.
“Mi fotografía es muy intuitiva”, dice Chirinos, y es por ello que no muchas veces usa la ‘camarota’ –como le llama a las cámara profesionales DSLR–, sino que se vale de la cercanía que puede dar un teléfono inteligente y de la velocidad para capturar ese instante.
“Es el instante es lo que realmente me importa al momento de fotografiar. No me importa tanto el equipo que use, ni como lo use… y si lo que tengo en la mano es el celular, pues la tomo”.
El consejo que le da Chirinos a los que quieran comenzar su carrera fotográfica es que estudien y que “lo hagan con la cámara que tengan a mano”.
“De verdad les aconsejo que estudien y que adquieran la mayor cantidad de conocimientos posibles y que no dejen de hacerlo”, dice Chirinos.
“Fotografiar es sencillamente atreverse a darse ese momento de hacerlo, es decir, es atreverse a hacer un clic y que ese clic haga clic contigo y con la persona o con el momento, o con el paisaje, o con lo que sea que estés fotografiando”, agrega la venezolana.
El premio Arte Laguna
Para el festival en Venecia, Chirinos postuló dos proyectos: un trabajo de autorretrato y un proyecto de documentalismo.
Precisamente el último fue el que la coronó como la primera venezolana en ganar en la categoría de fotografía del festival.
Titulada ‘La Espera’, la serie de ocho obras fotografías en blanco y negro cuentan la historia de un “anciano que ya sobrepasa los 100 años de edad y es la espera por el día que nadie quiere que llegue pero que siempre nos va a llegar”.
Según Chirinos, esta obra es una aproximación a la muerte, “es entablar visualmente esa espera de la muerte de una manera sensible”.
La fotógrafa confiesa que el trabajo le tocó lo más profundo de su ser. “Es una trabajo que he venido investigando y haciendo desde hace más de 5 años. Trabajé con esta persona durante mucho tiempo, muchas sesiones. La aproximación hacia él fue a veces con la cámara, a veces con el celular, a veces simplemente con un grabador”, cuenta.
“Su vida transcurre alrededor de 40 metros cuadrados, porque sus limitaciones físicas no le permiten estar caminando libremente por donde quiera”, dice Chirinos de su protagonista. “A través de las fotografías que yo le tomé, quise que al espectador le llegara también esa sensibilidad, esa emocionalidad que él me ponía cada vez que hablaba”.
Chirinos eligió participar en el premio Arte Laguna de Venecia porque “la información hizo clic conmigo”.
Durante dos meses –septiembre y octubre de 2016– estuvo analizando el premio y al jurado.
“Me asustaba muchísimo, yo decía: ¿será que puedo?”.
Al final, la fotógrafa cuenta que tenía un feeling especial y postuló inicialmente la serie con la que finalmente ganó, ‘La Espera’.
Chirinos recuerda con emoción el momento en que recibe la noticia de su selección al premio.
“Me llega un correo en donde me decían: ‘usted ha sido seleccionada en la primera ronda para el premio Arte Laguna’. A mí me dio un ataque (risas). Yo lloraba, gritaba, me reía, saltaba. No lo podía creer”.
Este fue el primer filtro para llegar a la ronda final del concurso. Para esta categoría específica, según Chirinos, participaron más de 1.100 fotógrafos y preseleccionaron a 58.
“De estos 58 quedamos 30”, dice la fotógrafa. Y de esos 30, Chirinos logró alzarse con el primer lugar.
Los cinco consejos de María Gabriela
- Tener confianza en uno mismo, independientemente de la cámara que tengas.
- Atreverse a hacer el clic. Si no sale, seguir intentándolo. “Esas fotos que creemos que son malas, no las borren por favor, porque en cualquier momento pueden funcionar para otra cosa, otro proyecto”, dice Chirinos.
- Hacerlo con amor.
- Seguir estudiando.
- Siempre tener buenos referentes. “Observar y aprender de los demás. Leer muchísimo de fotografía. Ver mucha fotografía e investigar sobre fotografía”, dice Chirinos.
Tras sus años de trayectoria, los paisajes y personas que María Gabriela Chirinos ha podido conocer y capturar, a la fotógrafa venezolana todavía le queda un sujeto muy importante que inmortalizar en un retrato: a su madre.
“Creo que a mi madre sería esa persona a la que le quiero hacer un gran retrato”.