(CNN) – Horas antes de que Corea del Norte lanzara un misil este viernes, en una clara muestra de desafío a Estados Unidos, el secretario de Estado de Estados Unidos Rex Tillerson le pidió a la comunidad internacional aumentar la presión contra Corea del Norte, advirtiendo que el fracaso en lograrlo podría ser “catastrófico”. También aseguró que su país está preparado para tomar acciones militares contra el régimen solitario si es necesario.
Poco después de que Tillerson terminara su última actividad en las Naciones Unidas, que era una reunión con el secretario General Antonio Guterres, Pyongyang lanzó un misil hacia el Mar de Japón, también conocido como Mar del Este, pero estalló en tierra, según un oficial de Estados Unidos.
El lanzamiento del arma parecía ser una respuesta al llamado de Tillerson para la acción internacional así cómo, tal vez, una manera de contestar a las amenazas del gobierno de Trump después de una semana cargada de una retórica cada vez más fuerte sobre cómo reaccionaría a Washington a lo que considera es un mal comportamiento de Pyongyang.
“Todas las alternativas para responder a provocaciones futuras están sobre la mesa”, aseveró Tillerson. “La influencia o el poder diplomático y financiero serán respaldados por la voluntad de contrarrestar la agresión de Corea del Norte con acciones militares, si es necesario”, insistió.
Además, durante su intervención en la reunión especial de las Naciones Unidas para abordar este desafío, el funcionario les pidió a los países miembros tomar medidas inmediatas contra Corea del Norte, señalando a China y advirtiendo que las naciones que no se adhieran al plan podrían sufrir consecuencias. Sin embargo, las afirmaciones de Tillerson fueron enfrentadas por China, que acusó a Estados Unidos de aumentar las tensiones con Pyongyang.
Específicamente, el secretario de Estado urgió a los países a actuar en tres ángulos: ejecutar plenamente las sanciones existentes contra la República Popular Democrática de Corea (RPDC), suspender o degradar las relaciones diplomáticas con el régimen y aumentar su aislamiento financiero declarando como objetivo a los países y las personas que apoyan su programa de misiles nucleares y balísticos.
Estados Unidos “preferiría de sobremanera que los países y personas en cuestión reconocieran sus fallas y corrigieran sus comportamientos por sí mismos”, sostuvo Tillerson haciendo referencia a las naciones que no han hecho cumplir totalmente las sanciones contra Corea del Norte en el pasado. El funcionario agregó que su país “no vacilará en sancionar a las entidades de terceros países ni a los individuos que apoyen las actividades ilegales de la República Popular Democrática de Corea”.
“Durante demasiado tiempo la comunidad internacional ha sido reactiva”, sostuvo Tillerson, asegurándole al Consejo de Seguridad que la era de “paciencia estratégica” terminó. “Cuanto más esperamos nuestro tiempo, más pronto nos quedaremos sin él”.”Entre más esperemos nuestro momento, más pronto nos quedaremos sin tiempo”, insistió.
La reunión de la ONU pretendía intensificar la presión sobre Corea del Norte y transmitir en términos inequívocos que Washington espera la ayuda de otros países. Cuando hizo su llamado a que las naciones aíslen diplomáticamente al régimen, Tillerson indicó que “a la luz de las acciones recientes, las relaciones normales con la RPDC simplemente no son aceptables”.
También pidió a los países cortar “relaciones comerciales que financian directamente el programa nuclear y de misiles de la RPDC”. El secretario luego apuntó directamente a China diciendo que al manejar el 90% del comercio de Corea del Norte, “China tiene un poder económico único sobre Pyongyang”.
Por su parte, el ministro chino de Relaciones Exteriores Wang Yi respondió pidiéndole a todas las partes cumplir dos tareas urgentes. “Primero, enfriando (la) temperatura en la península tan rápido como sea posible… China urge enfáticamente a todas las partes a permanecer en calma, a practicar el control y a evitar una retórica o acción provocativa que pueda llevar a un error de cálculo”, manifestó Wang.
El ministro argumentó adicionalmente que Corea del Norte no era la única parte responsable de la situación y acusó a Estados Unidos y a Corea del Sur de estar contribuyendo a las tensiones al preparar los entrenamientos militares. Por eso, emitió una “solicitud” para que los dos países dejaran de conducirlos.
Varios de los que intervinieron en la reunión, incluyendo al ministro de Relaciones Exteriores británico Boris Johnson, rechazaron categóricamente que existiera alguna igualdad entre las pruebas nucleares y de misiles de Corea del Norte y los ejercicios militares de Estados Unidos y Corea del Sur.
Tillerson sostuvo que Estados Unidos “preferiría mucho más una solución diplomática a este problema” y subrayó que Washington no está interesado en un cambio de régimen ni en desestabilizar la región. Eso sí: dejó claro que su país actuaría de ser necesario.
“Debemos preferir una salida negociada a este problema, pero estamos comprometidos con defendernos a nosotros y a nuestros aliados frente a la agresión de Corea del Norte”, indicó el funcionario.
Esta semana, el gobierno de Trump ha lanzado insistentemente una serie de advertencias sobre los peligros de Corea del Norte, a través de declaraciones presidenciales, una inusual sesión informativa en Casa Blanca para el Senado y un almuerzo con los embajadores de la ONU para subrayar que Pyongyang es una prioridad.
Estados Unidos también trasladó un grupo de portaaviones a la región, junto con un poderoso submarino nuclear en Corea del Sur, y realizó grandes ejercicios militares con este país y Japón.
La retórica y la exhibición del poderío militar ha sido considerado por algunos círculos como una política suicida, especialmente cuando es contra un líder impredecible y políticamente inestable como Kim, poniendo a algunos observadores al límite.
Varias de las personas que se pronunciaron en la reunión de la ONU presionaron para el desescalamiento de la tensión. Annika Soder, viceministra de Relaciones Exteriores de Suecia, que representa los intereses diplomáticos de Estados Unidos en Corea del Norte, sostuvo: “es importante que este consejo reflexione sobre cómo reducir las tensiones”.
El ministro de Asuntos Exteriores de Etiopía, Workneh Gebeyehu, instó que el debate velara “para que las cosas no se salgan de control por accidente” y advirtió en contra de “una caída en la guerra de la que nadie se beneficiaría”.
La reunión de la ONU ocurre un día después de que Tillerson le dijera a la Radio Nacional Pública (NPR, por sus siglas en inglés) que Estados Unidos está dispuesto a tener conversaciones con Corea del Norte. Incluso cuando el presidente Donald Trump ya advirtió que existe la posibilidad de un conflicto armado con el régimen nuclearmente armado.
Este jueves, Tillerson le dijo a NPR que Estados Unidos tendría la intención negociar con Pyongyang. Pero el viernes le sostuvo al Consejo de Seguridad que antes de que eso ocurra Corea del Norte debe primero acatar las resoluciones de la ONU.
“No vamos a premiar su mal comportamiento con conversaciones”, indicó Tillerson al final de la reunión. “Sólo vamos a entablar conversaciones con Corea del Norte cuando exhiban un compromiso de buena fe de cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad y con sus anteriores promesas de poner fin a los programas nucleares”, insistió.
El vicepresidente Mike Pence indicó en una entrevista reciente con CNN que el gobierno no cree que las conversaciones con el líder de Corea del Norte Kim Jong Un puedan ocurrir en un tiempo cercano.
“Lo único que necesitamos escuchar de Corea del Norte es que están terminando y desmantelando finalmente su programa de armas nucleares y misiles balísticos”, afirmó Pence, a bordo del portaaviones USS Ronald Reagan en la Base Naval de Yokosuka en Japón. Cuando se le preguntó si las conversaciones eran inminentes, señaló: “no en este momento”.
Como candidato, Trump sostuvo que estaría dispuesto a hablar con Kim. Pero el jueves durante una entrevista, el presidente dijo que “nos encantaría resolver las cosas diplomáticamente, pero es muy difícil”.
De hecho, hablando con la agencia Reuters en la Oficina Oval, el mandatario agregó que “existe la posibilidad de que terminemos en un gran, gran, conflicto con con Corea del Norte: absolutamente”.
La estrategia para abordar el problema de Pyongyang es una política del palo y la zanahoria, con el gobierno de Trump señalando que está dispuesto a reconocer a Corea del Norte en conversaciones diplomáticas, pero aclarando que tomará acciones si el régimen no cumple con las exigencias de Estados Unidos.
El enfoque también llegó con un cambio en la retórica sobre Kim. Tillerson le aseguró a Fox News que “todas las señales indican de que no está loco”. Citando informes de inteligencia y análisis psicológicos, el secretario de Estado reconoció que “puede ser despiadado” y “puede ser un asesino, puede ser alguien que en muchos aspectos diríamos, según nuestros estándares, que es irracional. Pero él no está loco”.
En la misma línea, Trump expresó algo que sonaba como simpatía por el autócrata de 33 años. “Él tiene 27 años, cuando su padre muere se hace cargo de un régimen. Así que decir lo que uno quiere no es fácil, especialmente a esa edad”, le indicó el presidente a Reuters. “No estoy dándole crédito ni quitándoselo, sólo estoy diciendo que es algo muy difícil de hacer. Sobre si él es o no irracional, no tengo ninguna opinión al respecto. Sólo espero que lo sea.
Richard Roth y Michelle Kosinski contribuyeron a este reporte.