(CNN) – Estados Unidos y Corea del Norte comenzaron el nuevo mes mirando fijamente a la Península de Corea y dando pocas pistas sobre cuál podría ser su próximo movimiento.
Cuando se le preguntó cómo iba a responder a nuevas provocaciones de Corea del Norte, como una prueba nuclear, el presidente estadounidense Donald Trump dijo a CBS el sábado: “No lo sé. Quiero decir, ya veremos”.
Mientras tanto, incluso la llegada del portaaviones estadounidense USS Carl Vinson frente a la costa de la Península no pudo impedir que el líder norcoreano, Kim Jong Un, lanzara lo que Corea del Sur cree es un nuevo tipo de misil.
Los mensajes contradictorios del gobierno de Trump en cuanto a su política sobre Corea del Norte han agregado aún más confusión sobre lo que podría ser la siguiente fase del enfrentamiento en la Península Coreana.
“La administración Trump está en este extraño momento de calma, donde una especie de falsa crisis ha disminuido, pero sin ningún progreso”, dijo a CNN John Delury, profesor asociado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Yonsei, en Seúl.
“Es una especie de dilema y creo que Kim Jong Un está jugando con ellos como un gato en este momento”.
Las próximas elecciones en Corea del Sur, que tendrán lugar la próxima semana, podrían aumentar la incertidumbre, con el principal candidato prometiendo una nueva era en las relaciones con Pyongyang.
Mensajes contradictorios
En un momento de fuertes tensiones, las señales contradictorias desde la Casa Blanca Trump sobre su próximo paso -acción militar, sanciones estrictas o diplomacia- han dejado a los aliados de Estados Unidos en vilo.
“Necesitan un mensaje de disciplina, no pueden tener al secretario de Defensa diciendo una cosa y al secretario de Estado diciendo otra”, dijo Robert Kelly, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Pusan.
El domingo, en declaraciones a Fox News, el asesor de Seguridad Nacional HR McMaster dijo que el asunto se resolvería “de un modo u otro”.
“Lo que preferimos hacer es trabajar con otros, China incluida, para resolver esta situación corta sin una acción militar”, dijo.
En declaraciones a NPR el viernes, el secretario de Estado Rex Tillerson dijo que quería conversaciones directas con Pyongyang, que fueron rechazadas como posibilidad por el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, hasta Corea del Norte se desnuclearice.
Muestras de fuerza
En medio de la confusión en Washington, el portaaviones USS Vinson llegó finalmente a la Península de Corea y el sábado comenzó los ejercicios con sus homólogos de la marina de guerra de Corea del Sur.
Fue la segunda avanzada de un buque militar en la costa surcoreana en una semana, después de la llegada del submarino nuclear USS Michigan atracó en Busan a principios de la semana pasada.
Ambos movimientos de EE.UU. en la región fueron descritos como una demostración de fuerza antes de una anticipada sexta prueba nuclear por parte de Corea del Norte.
En un mensaje desafiante, Pyongyang, por su parte, lanzó un nuevo tipo de misil balístico en la mañana del sábado, su segundo intento de lanzamiento en abril.
“Parece ser un nuevo tipo de misil que aún no se conocía. Se necesitará algo más de tiempo para obtener los resultados”, dijo en una conferencia de prensa este lunes el portavoz del Ministerio de Unificación, Lee Duk-haeng, señalando que el gobierno estaba analizando qué tipo de misil que era.
El misil explotó sin causar daño sobre territorio de Corea del Norte, dijo el comandante de la Armada estadounidense Dave Benham, portavoz del Comando del Pacífico de Estados Unidos.
Inminentes elecciones en Corea del Sur
El enfrentamiento en la Península Coreana tendrá otra sacudida en una semana, cuando Corea del Sur elija a su nuevo presidente.
El líder en todas las encuestas actualmente es el candidato del Partido Demócrata, Moon Jae-in, un candidato de izquierda que ha pedido conversaciones con Corea del Norte y cuestionó el despliegue del sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos (THAAD).
Si gana, las políticas de Moon estarán en marcado contraste con las de su predecesora, Park Geun-hye, cuya administración promulgó un enfoque de línea dura hacia Corea del Norte.
Las posibles diferencias ideológicas de Trump y Moon podrían dañar la hasta ahora estrecha alianza entre ambos países.