(CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le aseguró a Bloomberg este lunes que estaría “honrado” de reunirse con el dictador norcoreano Kim Jong-un “bajo las circunstancias adecuadas”, lo último en una serie de movimientos extraños que sugieren que Trump todavía no puede captar el poder y lo que puede hacer el enviar señales sobre esa posible reunión.
“Si fuera apropiado reunirme con él, estaría absolutamente honrado de hacerlo”, le dijo Trump a Bloomberg News en una entrevista en la Oficina Oval. “Sólo, y lo reitero, bajo las circunstancias adecuadas, pero lo haría”.
Esa voluntad de reunirse se suma a los elogios que Trump tuvo para Kim llamándolo “un tipo inteligente” en una entrevista con John Dickerson de la CBS.
Esto se da sólo 48 horas después de que Trump tuviera una “conversación amistosa” con el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, en la que invitó al polémico gobernante a la Casa Blanca. (Trump irá a Filipinas este noviembre para asistir a una reunión de líderes internacionales).
Kim dirige un régimen represivo. Ejecutó a su tío, que supuestamente estaba planeando un golpe en el 2013. Continúa probando misiles balísticos y ha expresado abiertamente su deseo de adquirir una ojiva nuclear. Duterte está en medio de una muy agresiva y polémica campaña antidrogas que ha dejado más de 7.000 muertos.
No te equivoques: Trump es muy consciente de que está rompiendo una tradición de la Casa Blanca ofreciendo al invitar a hombres como Kim y Duterte. ¿Lo duda? Esto es lo que le dijo Trump a Bloomberg acerca de su disposición a reunirse con Kim: “La mayoría de los políticos nunca diría eso, pero te digo que bajo las circunstancias adecuadas me reuniría con él. Esto es de última hora”.
“Esto es de última hora”. Lo que esa frase debería decirnos es que Trump está siendo provocativo a propósito para darle cuerda a la noción de que es un político poco ortodoxo dispuesto a decir y hacer cosas que ningún otro presidente haría.
También lo ve como una fe enorme en su capacidad para sentarse con alguien y llegar a un acuerdo que sea favorable para Estados Unidos. Es la misma creencia que ha impulsado la falta de voluntad de Trump de condenar al presidente ruso, Vladimir Putin. Parece que Trump estuviera diciendo “déjenme entrar a una habitación con ellos y te sorprenderá el tipo de acuerdo con el que salgo”. Hay dos puntos ciegos en ese enfoque.
El primero es la idea según la cual Trump tiene la capacidad de hacer que los líderes extranjeros (en particular aquellos con visiones del mundo que son radicalmente diferentes a Estados Unidos) hagan lo que él quiera. ¡Esta es la misma falla lógica que rige y gobierna su insistencia en que México finalmente pagará por el muro fronterizo!.
El segundo es que el mismo acto de que el mandatario estadounidense se reúna con alguien como Kim Jong-un le envía un símbolo increíblemente poderoso al mundo. No importa qué lectura se haga de lo que termine siendo una reunión con Kim o con Duterte, pero las imágenes le caerían de perlas a estos hombres. Los pone en un plano de igualdad con el líder de la nación más poderosa del mundo. Nada que Trump diga o haga va a cambiar eso.
Es extraño que alguien tan consciente de la imagen como Trump no entienda eso. O que él crea tan profundamente en su capacidad de persuadir incluso a gente como Kim o Duterte que él está dispuesto a estar de su lado.
Pero, así es Trump. Di cosas para provocar y luego encuentra alguna manera de justificarlas.