(CNNMoney) – Un doctor fue arrastrado por el pasillo de un avión. Hubo una pelea en la cabina. Una pelea en un pasillo. Una madre sollozante. Una auxiliar de vuelo furiosa. Un conejo muerto.
Los espectadores están convencidos de que han presenciado una injusticia.
Últimamente hemos visto un incidente en un vuelo tras otro, que han amplificados por las redes sociales y los medios tradicionales.
¿Pero realmente están sucediendo con mayor frecuencia?
En realidad, los pocos datos que hay sugieren que el comportamiento en los aviones está mejorando.
El número de pasajeros indisciplinados ha estado en una disminución constante desde que alcanzó su máximo en 2004. Según la Administración Federal de Aviación había sólo 92 pasajeros citados el año pasado por interferir con las funciones de un miembro de la tripulación, frente a 310 reportados hace 13 años.
El Departamento de Transporte rastrea las quejas del cliente que recibe. Y estas también han bajado - en más del 11% de 2015 a 2016.
Los datos están lejos de ser completos. A un pasajero que se le pide abandonar un avión, por cualquier motivo, no puede ser reportado en absoluto si la policía no está involucrada.
Sin embargo, los líderes de las aerolíneas y el personal dicen que esta última oleada de incidentes los ha obligado a revisar sus políticas.
Las aerolíneas reflejan la vida estadounidense
Entonces, ¿por qué nos preocupa esto más que antes?
Los pasajeros traen el estrés de sus vidas al avión. Tienen mucho o poco trabajo, están preocupados por el dinero, la política, la atención médica o su familia. El mundo exterior es un factor, dicen los expertos. Es un equipaje que no pueden llevar en bodega.
Y casi 16 años después de los ataques del 11 de septiembre, la mayoría de las aerolíneas todavía siguen las férreas líneas de la TSA: afuera zapatos y cinturón, portátil fuera de la bolsa, y no se admiten botellas de agua.
Una vez a bordo, el espacio personal se está encogiendo. La gente no puede dejar de sentirse territorial.
Los pasajeros se dividen en categorías para el embarque. Compiten por un lugar para guardar su bolsa de mano, para ahorrar tiempo o evitar una tarifa.
Las aerolíneas han cambiado su modelo de negocio de las tarifas que incluían equipaje facturado o una comida. Volar es más asequible y accesible que nunca. Pero la comodidad y la velocidad son las mercancías que las compañías aéreas, e incluso la TSA, venden.
“Hay pocos lugares en la vida moderna donde la aparición reciente de clases económicas y diferenciales de estatus sean más claras”, dijo Steven Livingston, profesor de la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la Universidad George Washington. “Alguna gente vuela enojada desde un principio en las compañías aéreas americanas”.
Livingston señaló que el “status” es literalmente un beneficio muy buscado en las aerolíneas.
De la línea de seguridad, a una terminal superpoblada a un asiento estrecho, “la reducción en el espacio personal resulta en más enojo, frustración y aversión al volar”, dijo Robert Sommer, autor de Personal Space, The Behavioral Basis of Design. “Es una cosa tras otra y todo suma”.
Todo el mundo tiene una cámara
Cualquier incidente grabado en una cámara de teléfono inteligente y compartido un millón de veces en YouTube, Facebook o Twitter, tiene un efecto multiplicador.
“Lo que ha cambiado es la capacidad de registrar y compartir pruebas de todos estos eventos y que la gente esté enterada de ese problema”, dijo Livingston.
Casi el 80% de los estadounidenses ahora poseen un teléfono inteligente y la mitad tienen una tableta, según el Pew Research Center. Livingston estima que hay alrededor de 7 millones de dispositivos conectados en el mundo, cada uno con la capacidad de filmar y cargar lo que capture.
“Si las redes sociales te dan una salida para luchar, entonces la gente toma la salida”, dijo un alto ejecutivo de la aerolínea. “Es una señal de un mayor sentimiento de impotencia”.
Pero hay angustia entre el personal de la aerolínea, que se preocupan de que en los videos virales de las confrontaciones a veces no se registren todos los hechos y pueda ser engañoso para el público.
“Los asistentes de vuelo deben lidiar con esta situación todos los días”, dijo Livingston. “Están en el borde, también, sin duda”, mientras los clientes tienen sus cámaras listas.