(CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, trató de dejar en claro que su país no está en guerra con el Islam, en un gran discurso este domingo en Arabia Saudita, y definió la batalla contra los grupos terroristas como una “batalla entre el bien y el mal”, mientras urgía a las naciones de mayoría musulmana a redoblar sus esfuerzos contra el terrorismo.
“Esta no es una batalla entre distintas creencias, distintas sectas o distintas civilizaciones”, dijo Trump, de acuerdo con los comentarios preparados. “Esta es una batalla entre criminales bárbaros que buscan eliminar la vida humana y a la gente decente de todas las religiones que buscan protegerla. Esta es una batalla entre el bien y el mal”.
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Alejándose de la retórica islamofóbica que en ocasiones desplegó durante la campaña presidencial, Trump reconoció que la mayoría de las víctimas del terrorismo son musulmanes y dijo que el Islam es “una de las grandes religiones”.
Además calificó a los “islamistas” de “soldados del mal”, sin legitimidad religiosa, poniendo distancia entre el Islam y la ideología que alimenta a los grupos terroristas como ISIS.
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Aunque Trump aseguró que no estaba ahí “para dar lecciones” al mundo musulmán, su discurso fue más allá. En su más enérgico argumento de este domingo, Trump exhortó a los países mayoritariamente musulmanes a hacer más para erradicar a los grupos terroristas que reclaman el manto del Islam y urgió a los musulmanes a “expulsar” a los terroristas.
“Expúlsenlos”, dijo Trump. “Expulsen a los terroristas. Expulsen a los extremistas. Expúlsenlos de sus lugares de oración. Expúlsenlos de sus comunidades. Expúlsenlos de su tierra santa y expúlsenlos de la Tierra”.
Los países de Medio Oriente “no pueden esperar al poderío estadounidense”, dijo Trump, sino que deben “decidir qué tipo de futuro quieren para ellos mismos, para sus países y para sus niños”.
Este gran discurso, que Trump ofreció el domingo durante una cumbre con países árabes e islámicos en Riad, Arabia Saudita, frente a los líderes de 55 países de mayoría musulmana, es el primer esfuerzo del mandatario por llegar a los 1.600 millones de musulmanes en todo el mundo.
Se esperaba que el discurso ayudara al mandatario a relanzar su relación con el mundo musulmán después de que hiciera algunos comentarios islamofóbicos durante la campaña presidencial, pidiera una prohibición para evitar que musulmanes entraran a Estados Unidos y declarara que “el islam nos odia”.