Alejandra Oraa, periodista venezolana, es presentadora del programa matutino de CNN en Español, Café CNN, y del programa Destinos.

Nota del editor: Alejandra Oraa es presentadora de Café CNN y Destinos. Las opiniones expresadas en este artículo son de su propia responsabilidad.

(CNN Español) –  Audrey Tatou en Amélie diría que son tiempos difíciles para los soñadores, pero quizás si la trama de la película viviera en la actualidad venezolana, le agregaría que son “tiempos difíciles para los periodistas”.

Este 27 de junio celebraron en Venezuela entre la dificultad y el optimismo el Día Nacional del Periodista.

La batalla por la información viene acompañada de nuevos retos que, entre la censura y la creación de nuevos medios, forman en la calle nuevos comunicadores que con determinación se comprometen a presentar la verdad.

La lucha por la información es admirable.

Nunca había sido tan arriesgado salir a la calle a buscar la noticia, pero en contraste y con una esperanza desafiante, al ejercicio nunca se le habían sumado tantos ciudadanos reporteros que han tomado consciencia de la importancia del oficio e informan a su manera de lo que ocurre en el país.

El periodismo ya no es una profesión de medios de comunicación, es un oficio ciudadano.

El periodismo (bien hecho) es el garante de la libertad. Promueve la justicia y entiende a la sociedad. Más que nunca, los venezolanos están ansiosos de un periodismo imparcial, contrastado y de alto nivel de calidad.

En CNN en Español creemos en el papel esencial que la libertad de prensa juega en una democracia sana, y aunque hoy no estemos en su pantalla por censura, seguimos cumpliendo con nuestro compromiso, ofreciendo nuestra señal de televisión gratuitamente en YouTube y enlaces a nuestras noticias en CNNEspanol.com.

Gabriel García Márquez decía que el periodismo es la profesión que más se parece al boxeo, con la ventaja de que siempre gana la máquina y la desventaja de que no se permite tirar la toalla. Nosotros nunca tiraremos la toalla.

Aunque sea con libreta, máscara antiguas en mano y un micrófono (y anhelando el día que nos volvamos a ver en la TV), decimos con orgullo: ¡este es el oficio más lindo del mundo!