(CNN) – En China no es raro que la arquitectura contemporánea abrume la mente o parezca que esquiva el sentido común, pues encuentras desde una herradura con luces LED, en Huzhou, hasta una tetera brillante en Wuxi.
Pero en el 2016, el Consejo de Estado de China lanzó unas directrices que prohiben la construcción de edificios “bizarros” y “de formas extrañas” que no tengan una herencia o un carácter cultural, cambiando su enfoque a lo “económico, verde y hermoso”.
Y los nuevos planes revelados sobre el Bosque Urbano de Liuzhou, diseñado por la firma italiana Stefano Boeri Architetti para ser construido en el sur de China, ciertamente satisfacen esos requerimientos.
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El barrio autosuficiente, de 342 hectáreas, tendrá más de 70 edificios, incluyendo casas, hospitales, hoteles, escuelas y oficinas, cuya totalidad estarán cubiertos con 40.000 árboles y casi 1 millón de plantas. Eventualmente, unas 30.000 personas podrían llamar hogar a ese Bosque Urbano.
“(Este es) el primer experimento de entorno urbano que realmente trata de encontrar un balance con la naturaleza”, dice Stefano Boeri vía telefónica, desde Milán.
Las plantas pueden absorber unas 10.000 toneladas de dióxido de carbono y 57 toneladas de contaminantes por año, y producir 900 toneladas de oxígeno anualmente, y también disminuyen la temperatura ambiente y proveen un nuevo hábitat para la fauna que ha sido desplazada.
Paneles solares en los techos recogerán energía renovable para darles electricidad a los edificios, mientras que el aire acondicionado será provisto por energía geotermal, lo que hace más atractivo este proyecto verde.
Debajo de los árboles, la forma curvilínea de los edificios canalizará lo que Boeri llama “la poética de la arquitectura” para convertirse en “un lugar donde la naturaleza fluye”.
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El proyecto le pisa los talones al Bosque Vertical, también de Stefano Boeri Architetti. Se trata de dos torres residenciales en Milán que están cubiertas con el equivalente a cinco hectáreas de bosque. Terminado en el 2014, eliminará del aire entre 30.000 y 35.000 libras (15 a 17,5 toneladas) de hollín cada año, según Boeri.
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“Hemos visto lo que está sucediendo (en términos de contaminación) en Beijing y Shanghai, pero al mismo tiempo, China tiene que crear ciudades” para alojar a la población, dice el italiano.
De hecho, el Gobierno chino anunció el año pasado que planea trasladar a dos millones de personas del campo a las ciudades para el 2020, en un intento por mitigar la pobreza rural y como muestra de modernización.
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Pero mientras la Oficina de Planificación Urbana de la Municipalidad de Liuzhou aprobó el plan para construir el Bosque Urbano, la finalización del proyecto todavía está muy lejos. La construcción debe comenzar en el 2020, pues según Boeri todavía hay mucho por planificar e investigar. Sin embargo, el arquitecto es optimista.
“De verdad pienso que llevar bosques a la ciudad es una manera de reducir el cambio climático”, afirma.